Vicente del Bosque ha demostrado ante el mundo que no sólo es una persona de bondad extraordinaria, sino que es también un magnífico entrenador
Antonio Blanca
Es el entrenador de la actual campeona del mundo, el mayor hito que puede lograr un hombre en su trabajo dentro del fútbol. Pero su currículo no se queda en este histórico logro. Tanto como futbolista como entrenador ha obtenido ligas, copas del Rey, supercopas de España y de Europa, así como dos Champions League en el banquillo del equipo de toda su vida, el Real Madrid, al que ha servido como jugador, como entrenador de las categorías inferiores (los que le conocen dicen que la cantera es su verdadera pasión) y como entrenador del primer equipo, al que llegó para parchear la destitución del galés Toshack y terminó siendo el segundo entrenador más brillante en la historia del equipo blanco tras Miguel Muñoz, otro hombre de la casa.
Desde la salida de Del Bosque, el Madrid ha entrado en una espiral de autodestrucción, pérdida de identidad y valores. Vaga a la deriva desde la noche en la que Florentino Pérez decidió no continuar con don Vicente en el banquillo merengue. El antes y ahora máximo mandatario del Real no fue capaz de decirle a la cara que no lo quería, que buscaba otro perfil de entrenador, algo más “chic”, y mandó a Valdano a que lo echara, y lo hizo, vía sms. Un comportamiento de la directiva deplorable para quien ha dado toda una vida por el Real Madrid. Pero como un gran señor que es, vistiéndose por los pies, Del Bosque no alzó la voz, se calló, se guardó su inmenso dolor y no tuvo ni ha tenido un mal gesto con sus despiadados ejecutores.
Ahora, años después de aquello, concretamente los autos ocurrieron en junio de 2003, Del Bosque ha sacado los colores a Queiroz, ese fantástico sustituto para Florentino, en su enfrentamiento con Portugal, España le dio un baño táctico, y Vicente se sirvió la venganza en plato frío y por medio de una sonrisa. Como no podía ser en una persona de la calidad humana del salmantino. Un hombre sereno, calmado, sensato, humilde y pausado. Ordenado y minucioso en su trabajo, también en lo personal, tuvo un detalle imborrable en estos días de jarana. Su hijo Álvaro que padece síndrome de down vivió dentro de la selección la fiesta, al lado de Xavi, al que más admira, y que cuidó del chaval como si fuera algún familiar propio. Don Vicente le está eternamente agradecido al centrocampista culé. Él por su parte, se mantuvo en un segundo plano siempre, dejando a los jugadores el merecido protagonismo y salvo cuando el Rey y Zapatero le nombraron como un baluarte importantísimo en la consecución del mayor hito en la historia del deporte español, Del Bosque se posó en la primera plana, antes y después no quiso aparecer nunca.
Con la selección no todo ha sido un camino de rosas. El comienzo ante Suiza, la derrota, hizo aparecer a todos aquellos enemigos que andaban deseando como agua de mayo una derrota de España. Aragonés, parte de la prensa nacional e internacional, Maradona, Toshack, Cruyff, se lanzaron a la yugular de Del Bosque y de algunos jugadores. Encajó a la perfección las críticas, pero defendió a sus jugadores, sobre todo a Busquets (su principal apuesta) y a Alonso. El tiempo le ha dado la razón, el doble pivote que ha construido ha funcionado, y merced a su carácter no ha sido revanchista, sino que ni se ha acordado de los que le tiraron a dar y con mala fe en aquel momento.
No ha padecido el “mal del seleccionador”, ha atendido con buena cara a todo el mundo, siempre ha dado respuestas y explicaciones a todos (demasiadas en algún caso, como cuando confió en Torres y el del Liverpool no le respondió), ha demostrado saber manejar situaciones difíciles (partido ante Chile) y el vestuario. Casi todos han tenido protagonismo durante el inolvidable Mundial de Sudáfrica.
Un gran entrenador que a la par es una persona de excepcional humanidad. Tiene dotes de “padre”, de psicólogo, pero sabe plantear a la perfección un partido. Su éxito no llega fruto de la casualidad sino del trabajo constante, minucioso y bien hecho. Cuando se ha tenido que jugar con extremos y bonito se ha jugado, para la historia queda la exhibición ante Alemania, y cuando los jugadores han tenido que ponerse el mono de trabajo y sufrir también. Siempre acertó con los cambios, Llorente, Pedro, y a Torres no lo quiso crucificar, sino todo lo contrario, lo quiso elevar a los altares, pero Fernando no respondió, y ha firmado una actuación pésima.
Gran triunfo de la selección española, Casillas (excepcional la relación con el capitán la que mantiene Del Bosque), Iniesta, Villa, Xavi, Piqué… todos contribuyendo al sueño de un país entero, éxito de España. Días que nos serán inolvidables, como la sabia batuta de don Vicente, el genial entrenador que se escondía detrás de una bonancible sonrisa con bigote. Sin Vicente esto no hubiera sido posible.