jueves, 19 de abril de 2012

MOURINHO TIENE QUE APRENDER DE SUS ERRORES

El Madrid tendrá que encomendarse al espíritu de Juanito y de las remontadas para darle la vuelta a la eliminatoria frente al Bayern de Múnich

Antonio Blanca

José Mourinho no tuvo claro cómo jugar al Bayern de Múnich en el encuentro que enfrentó a ambos equipos anoche. Al menos, ésa fue la sensación que dio el técnico portugués, que utilizó un amplio número de combinaciones en el ataque blanco en diferentes momentos del partido. El Real Madrid no encontró el camino para llegar al área rival y acabó pagándolo con la derrota.

El partido para los merengues comenzó con el equipo de gala y una vanguardia que prometía llevar mucho peligro a la portería defendida por Neuer: Di María y Cristiano en las bandas derecha e izquierda, Özil de enganche y Benzema en punta de ataque.

Pero pronto, según pasaba el tiempo y las vicisitudes del encuentro -entre ellas, el gol de Ribéry en el minuto 16-, las inseguridades de Mourinho comenzaron a relucir y los jugadores más adelantados empezaron su particular baile de posiciones: Özil pasó a la banda derecha e intercambió su rol con Di María, quien se situó en la mediapunta del equipo, toda vez que no terminaba de aprovechar su velocidad en la banda.

Sin embargo, con la vuelta al terreno de juego tras el descanso, el técnico luso volvió a dibujar el mismo esquema del principio. Y aunque no le dio mal resultado al Madrid, sino todo lo contrario, ya nada volvería a ser igual para los 'mosqueteros' blancos: Özil metió el gol del empate y Mourinho ya sólo pudo pensar en aguantar el resultado para llegar al Bernabéu con las tablas.

A partir de ahí, la primera decisión fue tapar las subidas de Lahm por la banda derecha tirando a Özil y Benzema a la izquierda y dejando muy solo a Cristiano como único ariete. Ante la evidencia de que ninguno de los dos aportaba el rigor defensivo que buscaba, Mourinho ejecutó el cambio de Marcelo por Özil, que trastocaría ya durante todo el encuentro el juego del equipo.

Después, hacia el final del partido, entraría Granero para reforzar el medio del campo. Pero con la salida de Di María, una nueva preocupación surgió en la mente del entrenador portugués: las subidas del lateral Alaba por la izquierda. Fue entonces cuando decidió que Marcelo pasara del interior izquierdo a la derecha, dejando un hueco en la banda zurda que, a la postre, terminaría siendo decisivo en el resultado final: Lahm entró muy solo por su banda derecha con la única y débil oposición de Coentrao; el lateral alemán centró y Mario Gómez remató a la red.

De esta forma, los miedos de Mourinho se reflejaron como en un espejo en el esquema del equipo y, por tanto, en el juego de los jugadores. Para contrarrestar la mala táctica, 'The Special One' ya ha advertido de que en el Bernabéu, con el estadio a favor, el Real Madrid jugará al ataque para tratar de levantar el resultado adverso.