Jordi Grimau
El Chelsea consiguió el martes en el
Camp Nou el pase a la final de la Liga de Campeones de Múnich gracias a
su empate contra el FC Barcelona (2-2) que hizo más que buena la
victoria de la ida por la mínima en Stamford Bridge, y se va a luchar
por el título al Allianz Arena el 19 de mayo habiendo sido peor que el
actual campeón, habiendo sacado el cien por cien de rendimiento a sus
acciones y gracias a la mala fortuna de un rival que no pudo hacer más
para intentar la remontada.
Sin reproche alguno esta vez para un Barça cuya actitud fue la
adecuada, también la manera de transformarla en ocasiones, y esta vez
consiguió marcar dos goles que por dos minutos les dieron el pase a la
final. Pero el Chelsea, pese a jugar con diez toda la segunda parte por
una tontería de Terry, aguantó estoico las cometidas blaugranas, con la
suerte de ver a Messi, negado una vez más ante los 'blues', enviando al
larguero un penalti y al palo un fuerte disparo.
Y es que el Barça jugó mejor que ante el Madrid, y mostró su
voluntad de estar en la final de Múnich desde el primer instante. Fue a
buscar y a atacar el doble muro del Chelsea, instalado felizmente en un
4-5-1 con Drogba en punta y el resto de jugadores bien cerrados atrás.
La táctica, como en Stamford Bridge, volvió a funcionarles bastante bien
pues se fueron al descanso estando en la final.
Seguramente el 2-2 no hizo tampoco justicia con lo visto sobre
el césped, pero el Barça de estos últimos días, si tiene algo a
corregir, es el encajar goles en las únicas ocasiones que permite que le
creen. Como en la ida, como en el 'clásico' del Camp Nou en Liga, el
Chelsea volvió a sacar partido de una contra en el descuento de la
primera parte, y esta vez con un golazo de vaselina del brasileño
Ramires, que aprovechó que Valdés estaba en terreno de nadie. Ya al
final, un Torres descansado, y 'obligado' a jugar de lateral, sentenció
igualando la contienda en una contra.
No obstante, un Barça liderado por el eléctrico Alexis
Sánchez y bajo la batuta de Xavi Hernández había conseguido el objetivo
de abrir al Chelsea todo lo que se podía hacer, de desquiciarles con un
juego de fútbol sala y someterles a una gran presión. Todo este trabajo
dio sus frutos en los goles de Busquets, aprovechando un centro de
Cuenca y a portería vacía, y después de Iniesta, que miró a Cech y le
batió con una elegancia digna del mago de Fuentealbilla.
Hubo de todo sobre el césped, incluido un susto protagonizado
por Gerard Piqué al quedar semiinconsciente por un choque muy fuerte
con Víctor Valdés, que salió con todo para evitar un control de Drogba,
toda una amenaza constante. El central fue cambiado por Alves y
trasladado al hospital para someterse a pruebas.
No obstante, sus compañeros se rehicieron, se pusieron las
pilas e incluso subieron un pistón. Continuó el mismo fútbol y por fin,
en el minuto 35 de partido y 125 de eliminatoria llegó el tan buscado y
merecido gol. Fue Busquets, en su primer gol de la temporada, quien
abrió el camino hacia el triunfo.
A renglón seguido, Terry, en una acción que podía haberse
ahorrado e impropia de un jugador de su calibre y experiencia, se
autoexpulsó al agredir por detrás y sin balón a Alexis con un rodillazo.
Con uno menos, el Chelsea se cerró más atrás pero el Barça aprovechó el
momento para marcar el segunda, obra de Iniesta y a pase de Messi.
Cuando todo parecía encarrilado, pues en estos instantes el
Barça estaba en la final, llegó otra vez el fatídico descuento y el
golazo de Ramires. No hubo tiempo para más, y tras el descanso el Barça
salió otra vez inspirado y dispuesto a cerrar por la vía rápida la
eliminatoria, y estuvo a punto pero Messi envió al larguero una pena
máxima cometida por Drogba sobre Cesc.
Y es que con uno menos, y con la lesión de Cahill en los
primeros minutos, el delantero marfileño completó su excelente
eliminatoria haciendo casi de lateral izquierdo, o donde fuera que
pudiera meterse entre la poblada zaga 'blue'. Con Tello para abrir el
campo y Keita para reforzar el juego aéreo intentó Guardiola buscar un
plus, pero la verdad es que el Chelsea se iba creciendo.
Cuenca tuvo su oportunidad, también Iniesta, e incluso
Busquets dentro del área, pero enviando esta vez el balón a las nubes.
Los nervios amenazaban con apoderarse de los blaugranas, y más cuando el
gol llegó en jugada anulada por fuera de juego de Alves, o cuando Messi
envió un disparo raso al palo cuando Cech estaba vendido.
Con Drogba asfixiado, entró Fernando Torres al césped pero
para hacer de lateral zurdo, si bien buscándole en posibles contras. No
hubo muchas opciones de buscar al español, y es que el Barça jugaba a
frontón, pues tenía el control y algunas ocasiones pero siempre se
estrellaba en el muro londinense y en un Cech excelso, hasta que el de
Fuenlabrada, sólo en ataque y de nuevo en el añadido, volvió a vestirse
de 'colchonero' para sentenciar, en una larga carrera en solitario y
superando a Valdés. El Barça dice adiós a esta 'Champions' de la mejor
manera, también la más amarga, y bajo una ovación de un Camp Nou de
mucho mérito, cantando el himno 'a capella'.