jueves, 28 de junio de 2012

LA HISTORIA NOS DA LA OPORTUNIDAD


Tras eliminar en una cardíaca tanda de penaltis a Portugal, España tiene ante sí un reto que jamás logró alguna selección, vencer tres grandes torneos consecutivamente

Antonio Blanca

Salimos con nueve, Negredo, que no rayó a muy buen nivel, y acabamos con Fábregas, de falso delantero, con los bajitos tocando y tocando, teniendo el cuero, penetrando por unas diabólicas bandas, la siniestra de Pedro, la diestra de Navas. Al final Del Bosque como en el Mundial nos va a dar una lección, él va a morir con sus ideas pese a las críticas, las mías las primeras porque considero que un ‘9’ es fundamental para tener gol y fijar a los defensas contrarios, pero es que tengo la intuición que el salmantino, el Marqués no tiene mucha fe en ninguno de los hombres a los que ha llevado. ¿Torres? ¿La oportunidad de Llorente? ¿Otra vez sin ‘9’? Apuesto y sugiero a Pedro, dos partidos, dos vueltas de tuerca, Francia y Portugal ya lo han sabido.

Nos esperaba Portugal, que tiró de físico y potencia. Demasiada dureza la empleada por los Pepe, Alves y compañía. El colegiado turco se dejó influir por la campaña lanzada por el país vecino contra él y estuvo permisivo. Los nuestros como es habitual a recibir patadas de todos los colores, no sabemos dar y se nota, porque cuando lo hacemos es a destiempo y casi siempre sin ir a dañar pero bordeando la tarjeta roja. Ramos y Alonso se la jugaron inútilmente.

Ramos, Sergio Ramos, don Sergio Ramos. Buen lateral, desde ayer central hasta que se retire. ¡Qué soberano partido! Como su Cristo de San Gonzalo sevillano, Sergio ayer estuvo soberbio, cortando, sacando la pelota, despejando y secando a Cristiano Ronaldo. No fue un gran Ronaldo, tampoco estuvo apagado, simplemente lo intentó pero no afinó puntería. Como los demás. 0-0 tras noventa minutos, con ocasiones para españoles y lusos en la semifinal ibérica, pero sin ver a Casillas ni a Rui Patricio.

La prórroga fue nuestra. Aparecieron Pedro y Navas, otra vez el bueno de Vicente del Bosque acertando con las sustituciones. Tuvimos tres claras ocasiones, pero la mala puntería y el acierto del cancerbero portugués nos condenaron a la lotería de la tanda de penaltis. Con el corazón latiendo en la boca de ambos países, por delante diez lanzamientos, diez instantes de sufrimiento, de adrenalina liberada, de pura emoción.

Casillas volvió a aparecer para equilibrar una tanda que empezó mal por el fallo de Alonso. Luego acertaron Iniesta, Pepe, Piqué y Nani. Llegó el cuarto lanzamiento. Ramos hacia la pelota. En la mente de todos el fallo de la tanda de semis de Copa de Europa donde el penalti se fue a las nubes. Algunos timoratos, los nervios a flor de piel, y el sevillano, “con un par”, en torero como es él, paró el tiempo, metió la bota debajo del cuero, y como si de Michael Jordan se tratara, lanzó su triple, nos lo metió a todos, y a lo Panenka, con suma clase, se ganó un lugar para la historia. Vaya penalti, vaya gol. Hasta Alves se contagió de ese momento y preso de los nervios marró, su chut al larguero. Luego Fábregas, como hace cuatro años se fue a por el decisivo. Le habló a la pelota, “no me falles”, y el cuero, que tanto y también lo tratamos los españoles no nos falló. Besó el palo y se coló. Por tantas veces que la fortuna nos fue esquiva, ayer tuvo una gracia.

4-2 en la tanda. Ronaldo sin tirar y sin creérselo. Nosotros de fiesta. Otra final más. Van tres de tres. Qué generación de futbolistas. Cuando pasen los años, con perspectiva veremos que esto es único, complicadísimo y casi que irrepetible. Eurocopa, Mundial, ¿Eurocopa? Nadie lo ha logrado nunca, nadie. Ahora nosotros tenemos delante la oportunidad. El domingo en Kiev. Esta noche sabremos si los alemanes tendrán vendetta o si por el contrario nos veremos las caras con Italia, perro viejo en estas lides. De momento, el país tiene su válvula de escape. Por unos días pasaremos calor y agobios con mayor agrado. La historia nos vuelve a esperar, dijo Ramos que del finalista nadie se acuerda, suma razón, por ello, ganad el domingo, y sobre todo, gracias por darnos estos años chavales.