Tras
eliminar en una cardíaca tanda de penaltis a Portugal, España tiene ante sí un reto
que jamás logró alguna selección, vencer tres grandes torneos consecutivamente
Antonio Blanca
Salimos
con nueve, Negredo, que no rayó a muy buen nivel, y acabamos con Fábregas, de
falso delantero, con los bajitos tocando y tocando, teniendo el cuero,
penetrando por unas diabólicas bandas, la siniestra de Pedro, la diestra de
Navas. Al final Del Bosque como en el Mundial nos va a dar una lección, él va a
morir con sus ideas pese a las críticas, las mías las primeras porque considero
que un ‘9’ es fundamental para tener gol y fijar a los defensas contrarios,
pero es que tengo la intuición que el salmantino, el Marqués no tiene mucha fe
en ninguno de los hombres a los que ha llevado. ¿Torres? ¿La oportunidad de
Llorente? ¿Otra vez sin ‘9’? Apuesto y sugiero a Pedro, dos partidos, dos
vueltas de tuerca, Francia y Portugal ya lo han sabido.
Nos
esperaba Portugal, que tiró de físico y potencia. Demasiada dureza la empleada
por los Pepe, Alves y compañía. El colegiado turco se dejó influir por la
campaña lanzada por el país vecino contra él y estuvo permisivo. Los nuestros
como es habitual a recibir patadas de todos los colores, no sabemos dar y se
nota, porque cuando lo hacemos es a destiempo y casi siempre sin ir a dañar
pero bordeando la tarjeta roja. Ramos y Alonso se la jugaron inútilmente.
Ramos,
Sergio Ramos, don Sergio Ramos. Buen lateral, desde ayer central hasta que se
retire. ¡Qué soberano partido! Como su Cristo de San Gonzalo sevillano, Sergio
ayer estuvo soberbio, cortando, sacando la pelota, despejando y secando a
Cristiano Ronaldo. No fue un gran Ronaldo, tampoco estuvo apagado, simplemente
lo intentó pero no afinó puntería. Como los demás. 0-0 tras noventa minutos,
con ocasiones para españoles y lusos en la semifinal ibérica, pero sin ver a
Casillas ni a Rui Patricio.
La
prórroga fue nuestra. Aparecieron Pedro y Navas, otra vez el bueno de Vicente
del Bosque acertando con las sustituciones. Tuvimos tres claras ocasiones, pero
la mala puntería y el acierto del cancerbero portugués nos condenaron a la
lotería de la tanda de penaltis. Con el corazón latiendo en la boca de ambos
países, por delante diez lanzamientos, diez instantes de sufrimiento, de
adrenalina liberada, de pura emoción.
Casillas
volvió a aparecer para equilibrar una tanda que empezó mal por el fallo de
Alonso. Luego acertaron Iniesta, Pepe, Piqué y Nani. Llegó el cuarto
lanzamiento. Ramos hacia la pelota. En la mente de todos el fallo de la tanda
de semis de Copa de Europa donde el penalti se fue a las nubes. Algunos timoratos,
los nervios a flor de piel, y el sevillano, “con un par”, en torero como es él,
paró el tiempo, metió la bota debajo del cuero, y como si de Michael Jordan se
tratara, lanzó su triple, nos lo metió a todos, y a lo Panenka, con suma clase,
se ganó un lugar para la historia. Vaya penalti, vaya gol. Hasta Alves se
contagió de ese momento y preso de los nervios marró, su chut al larguero. Luego
Fábregas, como hace cuatro años se fue a por el decisivo. Le habló a la pelota,
“no me falles”, y el cuero, que tanto y también lo tratamos los españoles no
nos falló. Besó el palo y se coló. Por tantas veces que la fortuna nos fue
esquiva, ayer tuvo una gracia.
4-2
en la tanda. Ronaldo sin tirar y sin creérselo. Nosotros de fiesta. Otra final
más. Van tres de tres. Qué generación de futbolistas. Cuando pasen los años,
con perspectiva veremos que esto es único, complicadísimo y casi que
irrepetible. Eurocopa, Mundial, ¿Eurocopa? Nadie lo ha logrado nunca, nadie. Ahora
nosotros tenemos delante la oportunidad. El domingo en Kiev. Esta noche
sabremos si los alemanes tendrán vendetta
o si por el contrario nos veremos las caras con Italia, perro viejo en estas
lides. De momento, el país tiene su válvula de escape. Por unos días pasaremos
calor y agobios con mayor agrado. La historia nos vuelve a esperar, dijo Ramos
que del finalista nadie se acuerda, suma razón, por ello, ganad el domingo, y
sobre todo, gracias por darnos estos años chavales.