Carlos de Blas
La selección española no tuvo problemas para
vencer (4-0) a Irlanda y devolver las aguas a su cauce en el segundo
partido de la fase de grupos de la Eurocopa, en el que los goles de
Fernando Torres, que marcó un doblete, Silva y Cesc culminaron la
primera victoria, guiada por un excepcional Andrés Iniesta, el mejor con
diferencia.
El manchego lideró con firmeza, con la indiscutible obligación de
llevar las riendas para no fallar ante Irlanda. Y no se falló. Iniesta
marcó la pauta en un choque en el que la ansiedad desapareció como por
arte de magia. En apenas cuatro minutos, España ya vencía con gol de
Torres.
El 'Niño', protagonista por sus dos goles, acabó con el debate del
'9' desde bien pronto. Precisamente una jugada de Iniesta, que se
enredó entre tanto tobillo al borde del área, la peleó el de Fuenlabrada
--hambriento por responder a las críticas-- y contestó con un
lanzamiento inapelable.
El escenario era el mejor posible para sacar la estrella, para
dejar fluir el juego de toque y movilidad, de asociación continua. Eso
fue el equipo de Del Bosque durante toda la primera mitad. Xavi recuperó
su sitio --tras el discreto domingo ante Italia-- y Busquets evidenció
que Alonso no es imprescindible a su vera o viceversa.
Los de Trapatoni, físicamente rotos, fueron a menos según avanzaba
el encuentro. No había esperanzas para la selección verde, que no tenía
argumentos en su zurrón. Ni el veterano Robbie Keane pudo sacar el
orgullo de Eire a pasear. Casillas, salvo en un par de lanzamientos, no
tuvo que hacer gala de la condición de santo.
El segundo gol no llegó antes del descanso, pero era cuestión de
otra fantasiosa telaraña en botas de los locos bajitos. No había dudas.
España ejercía con tiranía su dominio. ¿Irlanda? Sí, pasaba por allí,
era un mero 'sparring' para un equipo que carburaba a las mil
maravillas.
Y en estas apareció Silva, que cedió su egoísmo inicial para
acoplarse al buen paladar que le define. El de Arguineguín selló el
segundo de forma magistral. El canario, tras dos recortes, batió a Given
con un toque de golfista a escasos metros del green. Se trataba de
ajustarla, no de romperla.
Esa es quizá la definición del fútbol español. El talento no está
reñido ni con la velocidad, ni con la fuerza. Con el 2-0, España siguió
buscándola y Xavi, desde el área, pudo haber logrado el tercero con un
disparo letal. El meta del Aston Villa metió la mano, pero no pudo
hacerlo en las siguientes.
Dos minutos antes de que Del Bosque cambiase a Torres, el '9'
acertó con el segundo tras definir con el interior. Cabeza alta, dudas
disipadas y goleada al canto. Ya estaba más que resuelto el primer
'match ball' de la selección en esta Euro, y para eso estuvo Torres,
nutrido del balón al pie pertrechado en botas de Iniesta y un excelso
Xavi.
Y ahí --cuando nadie se acordaba de Arbeloa-- y Cazorla se
estrenaba en Polonia, el debate del nueve tomó forma. Cesc reclamó su
cuota de minutos para dar la razón a Del Bosque por el planteamiento
ante Italia. El culé, con un gesto de rabia, fusiló a Irlanda, que quedó
tocada de muerte. Hubo redención, buen fútbol y liderato.