lunes, 13 de agosto de 2018

MESSI ALZA LA SUPERCOPA

Jordi Grimau

El equipo andaluz golpeó primero con un tanto de Sarabia. Sin embargo, la paciencia de los azulgrana obtuvo su recompensa con la igualada de Piqué justo antes del descanso y el golazo de Dembelé que decantó la victoria poco más de diez minutos del final. El Sevilla pudo forzar la prórroga con un penalti en el minuto 90. Pero Ben Yedder lanzó la pelota con suavidad a los dominios de Ter Stegen.

Entre calores y abanicos, tormentas y granizo, la temporada futbolística de España se abrió este domingo con la Supercopa de España. Quizás con más tensión y pelea en los despachos que con lo visto finalmente sobre el césped.

El duelo entre bambalinas mantenido entre José Castro, Luis Rubiales y Josep María Bartomeu –especialmente entre los dos primeros- a costa de la Supercopa ha ido aderezando la polémica las últimas semanas. De dos partidos a uno, de jugarse en suelo español a trasladarse a Tánger, de aplicar las reglas habidas hasta ahora a permitir un número indefinido de extracomunitarios...

Por fortuna, el cruce de acusaciones cedió el protagonismo a los jugadores en el césped y a los árbitros alejados de él, pues el encuentro de Tánger ha servido para estrenar el VAR en competición oficial por primera vez en España.

Barcelona y Sevilla se han visto las caras este domingo en un estado de forma bien diferente. Los culés, llegados tras una gira americana y con los mundialistas llegando a cuentagotas; los sevillanos, con una preparación iniciada bien temprano para poder preparar los partidos de la clasificación previa para la Liga Europa.

Valverde, para resguardarse de posibles problemas por la norma de los extracomunitarios, dejó en la grada a Marlon y Malcom. Así, el primer once de la temporada blaugrana tuvo como protagonistas a Ter Stegen en la portería , el exsevillista Lenglet en la zaga, Rafinha y Arthur como acompañantes de Busquets en la medular y a Dembelé como cierre del tridente con Suárez y Messi.

Pablo Machín, por su parte, contó con Vaclík bajo palos tras el ida y vuelta de cancerberos en el mercado, Sergi Gómez en el lateral derecho y Roque Mesa asumiendo los galones obtenidos en el segundo tramo de la temporada pasada. El resto, once clásico del Sevilla.

La puesta de largo sobre el campo dejó claras las intenciones de cada equipo. El Barcelona iba a tener el balón y el Sevilla esperaría su oportunidad ya fuera con un contraataque o bien con la presión alta cuando la zaga azulgrana recibía de espaldas.

Fue el primer caso el que deparó el primer tanto del partido. Balón robado en campo propio y el híbrido entre despeje a la nada y pase largo lo convirtió Muriel en un ariete en dirección al área. Buscando marear a los dos centrales, encontró el hueco bajo el arco formado por las piernas de Lenglet. Sarabia, escorado a la derecha, logró el gol con un tiro cruzado colocado.

La intriga permaneció en el aire unos segundos. El juez de línea consideró el fuera de juego; sin embargo Gil Manzano esperó la decisión del VAR, que sentenció la legalidad del gol. El Sevilla golpeaba primero.

Pese al tanto, nada cambió en los planteamientos. El Sevilla por el éxito del suyo y el Barcelona por una cuestión de paciencia. Tenía la pelota y el dominio.

Messi exhibía maestría en el pase y Alba y Dembelé convirtieron en puñal su banda izquierda. Sin embargo, las ocasiones no se materializaban.

No fue hasta el minuto 42 cuando el Barcelona logró derribar el muro blanco y gracias al balón parado. Messi engañó a todos lanzando por bajo y puso de manifiesto los reflejos de Vaclík, que con la ayuda del poste en dos ocasiones evitó el tanto en primera instancia. El rechazo posterior cayó a los pies de Piqué para que anotara a placer. Con el empate se llegaba al descanso.

El tiempo de refresco le valió a Valverde para dar entras a los pesos pesados. Rakitic apareció en la reanudación por Rafinha y diez minutos después, Coutinho hizo lo propio por Arthur. Machín buscó la reacción de los suyos dando entrada de manera escalonada a André Silva, Aleix Vidal y Ben Yedder.

Pero lo que tenía reservado el destino fue la reivindicación del gran dsipendio del pasado verano. Ousmane Dembelé, a poco más de diez minutos para el final, cogió la pelota en el lado derecho, se acercó a la frontal y se sacó un cañonazo que hizo temblar el larguero antes de rebasar con contundencia la línea de gol. El Barcelona consumaba la remontada.

Sin embargo, la emoción no había acabado todavía. Ya en el 90, Ter Stegen derribó con claridad a Aleix Vidal y el árbitro pitó penalti. La prórroga estaba a la vuelta de la esquina, pero para ello Ben Yedder debía corroborar el empate desde los once metros. El francés chutó con inusitada suavidad y casi entregó la pelota al cancerbero alemán. El Barcelona aseguraba así la victoria y el título.