Carlos de Blas
El 'Sydney Morning Herald', el mejor periódico de Australia, lo denunció ayer. El rotativo califica al actual propietario del Racing como el "cerebro" de la operación.
La empresa Western Gulf Advisory (WGA), de la que es propietario el actual máximo accionista del Racing de Santander, el indio Ali Syed, ha sido acusada en Australia de un fraude que podría alcanzar en total 100 millones de dólares australianos, unos 72.340.000 euros.
La denuncia fue publicada ayer por el Sydney Morning Herald, el periódico más importante de Australia, que recoge numerosos testimonios de presuntos estafados por la compañía de Ali Sayed, con oficinas en Bahrein y Suiza, calificado en la información como el "cerebro" de la operación.
Básicamente la presunta estafa, de carácter internacional, consistía en engañar a cientos de víctimas a las que pedía fuertes cantidades de dinero para obtener unos préstamos de mayores cantidades que nunca se tramitaron. Alí, según la información firmada por la periodista Kate McClymont con la que este periódico pudo hablar anoche, habría invertido las ganancias de estas operaciones para, entre otras cosas, hacerse con la mayoría de acciones del Racing de Santander.
McClymont añade que Ali, de 39 años, está reclamado en la India por infracción de las leyes de inmigración. Al parecer, Ali Sayed tuvo que dejar Londres en 2005 por una deuda de 7.800 libras (unos 9.000 euros) por impago de alquileres y diversas facturas.
El principal denunciante es un empresario inmobiliario australiano llamado Keith Johnson, que presta su testimonio al periódico, además de docenas de propietarios rurales, ejecutivos de banca, hoteleros, etcétera.
Johnson pagó el pasado mes de agosto a la WGA la cantidad de 81.000 dólares australianos (59.000 euros) no reembosables y, posteriormente, 8,3 millones más (6 millones) para asegurarse un prestamo que necesitaba imperiosamente de 150 millones (108 millones), a un interés del 4%. La compañía de Johnson no lograba créditos de ningún banco australiano y buscó fuera del país financiación para el desarrollo de una urbanización de 10.000 pisos.
El 'Sydney Morning Herald', el mejor periódico de Australia, lo denunció ayer. El rotativo califica al actual propietario del Racing como el "cerebro" de la operación.
La empresa Western Gulf Advisory (WGA), de la que es propietario el actual máximo accionista del Racing de Santander, el indio Ali Syed, ha sido acusada en Australia de un fraude que podría alcanzar en total 100 millones de dólares australianos, unos 72.340.000 euros.
La denuncia fue publicada ayer por el Sydney Morning Herald, el periódico más importante de Australia, que recoge numerosos testimonios de presuntos estafados por la compañía de Ali Sayed, con oficinas en Bahrein y Suiza, calificado en la información como el "cerebro" de la operación.
Básicamente la presunta estafa, de carácter internacional, consistía en engañar a cientos de víctimas a las que pedía fuertes cantidades de dinero para obtener unos préstamos de mayores cantidades que nunca se tramitaron. Alí, según la información firmada por la periodista Kate McClymont con la que este periódico pudo hablar anoche, habría invertido las ganancias de estas operaciones para, entre otras cosas, hacerse con la mayoría de acciones del Racing de Santander.
McClymont añade que Ali, de 39 años, está reclamado en la India por infracción de las leyes de inmigración. Al parecer, Ali Sayed tuvo que dejar Londres en 2005 por una deuda de 7.800 libras (unos 9.000 euros) por impago de alquileres y diversas facturas.
El principal denunciante es un empresario inmobiliario australiano llamado Keith Johnson, que presta su testimonio al periódico, además de docenas de propietarios rurales, ejecutivos de banca, hoteleros, etcétera.
Johnson pagó el pasado mes de agosto a la WGA la cantidad de 81.000 dólares australianos (59.000 euros) no reembosables y, posteriormente, 8,3 millones más (6 millones) para asegurarse un prestamo que necesitaba imperiosamente de 150 millones (108 millones), a un interés del 4%. La compañía de Johnson no lograba créditos de ningún banco australiano y buscó fuera del país financiación para el desarrollo de una urbanización de 10.000 pisos.