Carlos de Blas
Un cabezazo de Giroud en el minuto 92 dejó a
España sin los tres puntos en su partido ante Francia (1-1), el tercero
de la fase de clasificación para el Mundial de Brasil, donde la 'Roja'
se relajó en la segunda mitad y se distanció de su versión más habitual
para acabar dejando con vida a los 'bleus', que pusieron fin a la racha
victoriosa de los de Del Bosque.
Cesc desperdició un penalti al borde del descanso que hubiera
matado a los franceses, y la segunda parte fue cosa de los vecinos, que
buscaron continuamente la espalda de una improvisada defensa española.
La Ley del Oeste acabó haciendo acto de presencia en la Ribera del
Manzanares. Quien perdona, la paga.
Y eso que España no tuvo problemas para hacerse dueña del partido a
los pocos minutos. Con la posesión como hoja de ruta, el equipo de Del
Bosque pronto generó las primeras ocasiones, protagonizadas por Pedro e
Iniesta, la novedad en el once respecto a la goleada en Bielorrusia. El
manchego, que la buscó a los 10 minutos, dio el primer aviso a Francia.
Poco después, la campeona del mundo y de Europa sufría su primer
revés tras la lesión de Silva. El talentoso centrocampista del City
rápido se tocó la pierna y solicitó el cambio. Entró Cazorla, pieza por
pieza, e idéntico dominio. Todo marchaba según lo previsto para España,
que ha cogido la bendita costumbre de minimizar a su rival, sea quien
sea.
No asustó ni tan siquiera la Marsellesa, pitada por una buena
parte del público que se dio cita en el Calderón. Los 'bleus' ofrecieron
su versión más pobre al comienzo, únicamente animada por la velocidad
de Ribéry y la potencia de Benzema en los metros finales, quien probó a
Casillas en la única ocasión clara de Francia en el primer acto.
Los pupilos de Deschamps, para colmo, encajaron el primero de la
noche a balón parado. Un córner desde la izquierda acabó en la cabeza de
Sergio Ramos. El de Camas remató al palo, pero su rechace fue a las
botas de Pedro, que se la volvió a ceder para que marcara con un
trallazo.
El 1-0 hacía justicia al habitual entramado de pases milimétricos,
el mejor recurso de la 'Roja' juegue contra quien juegue. Sin los
complejos de épocas pasadas, España forzó un penalti a tres minutos del
descanso. Koscielny derribó a Pedro y el árbitro no lo dudo. Xabi Alonso
cogió el balón, pero Cesc se acercó para pedirle el balón.
El tolosarra, que no busca portadas ni focos, se lo cedió al '10' y
Lloris acabó atajándolo. El 1-0 con el que se llegó al descanso terminó
siendo un arma de doble filo, la misma que daba oportunidades a los
galos en el segundo asalto.
La entrada al campo de Sissoko, que ejerció de enlace para el
desatendido Benzema, mejoró la cara de Francia, más vertical en acto
final. Menez probó a Casillas en dos ocasiones y Ribéry buscó las
cosquillas a Juanfran, que sustituyó al lesionado Arbeloa. Un nuevo
problema para el Real Madrid, que se queda sin efectivos para el
lateral.
Sissoko también desperdició un pase de Benzema en lo que fueron
los diez mejores minutos de Francia en todo el encuentro. España, más
conformista, también las tuvo, pero ninguna con la claridad que dispuso
en la primera parte. Xavi no acertó a culminar una contra y Torres -que
volvía a su querido Calderón- no encontró rendija alguna para sonrojar a
la defensa francesa.
El equipo de Deschamps disfrutaba de sus mejores momentos y acabó
dando con la tecla. Sorprendió que el último cambio no fuese Javi
Martínez y eso hizo respirar a Francia, mucho más metida en el envite.
Sin embargo, el gol del empate no llegó hasta el último suspiro.
Ribéry, el más peligroso, dejó sin aliento al Calderón. Un error
de Juanfran terminó en las botas del jugador del Bayern, que la entregó a
Giroud para un plácido remate de cabeza. El empate, que recompensó el
esfuerzo galo, supuso el fin al cómodo y reciente historial entre ambas
selecciones. España se ha dado cuenta de que contra las grandes no
puedes relajarte, por mucho que éstos sean gigantes dormidos.