Exhibición
del equipo blanco en uno de los templos del fútbol que acaba en goleada en la
Copa de Europa
Antonio Blanca
El Real
Madrid mandó un mensaje al Barcelona de cara al clásico liguero del próximo
sábado tras golear, sin piedad ni condescendencia, al Liverpool por 0-3 en lo
que fue un golpe de autoridad del vigente campeón de Europa, resolutivo,
práctico y embaucador gracias a la presencia de 2Isco” en el once titular, uno
de los más destacados con su apertura del tarro de las esencias.
Los blancos,
que nunca habían marcado en Anfield, dieron un puñetazo encima de la mesa en
uno de los templos del fútbol continental. Un triunfo, además, que deja a los
de Ancelotti virtualmente clasificados para los octavos de final, así como atado
el primer puesto del grupo B de la Liga de Campeones.
No hubo dudas
en los blancos, que salieron con una excelente versión de James Rodríguez (cada
vez más metido en la dinámica de juego del equipo) y de Benzema, otra vez
ejerciendo de pieza fundamental para enhebrar las arrancadas de Cristiano y el
talento del centro del campo. Ahí nació el primero, obra del portugués, que ya
se queda a un tanto de Raúl González para ser el máximo goleador en la historia
de la Champions League.
El de
Madeira aprovechó un pase delicioso de James, al que no llegó Skrtel por un
pelo, y no dejó escapar la oportunidad de marcar en un estadio que no estaba en
su lista de víctimas pese a su larga estancia en la Premier League. Cristiano
sonrió y adelantó a los suyos en tan insigne escenario, el mismo en el que “Isco”
ya estaba haciendo de las suyas.
El malagueño
no ha costado 80 millones de euros y su proyección (a niveles de marketing)
está lejos de los 'cracks' que identifican a su equipo. Afortunadamente para
los blancos y, para los amantes del fútbol, el andaluz dio una clase en Anfield
aportando el sacrificio que tanto se le reclamaba semanas atrás, en las que no
tenía la continuidad que sí le ha dado la lesión de Bale y las rotaciones.
En ese
momento, Benzema ya se había sumado a la fiesta con un doblete, el primero que
le hacía nadie al Liverpool en su feudo (en menos de media hora) en la máxima
competición continental. El francés, primero de cabeza (remate colosal), y luego
tras un rechace, demostró su calidad, su buen posicionamiento en el campo y sus
ganas por seguir demostrando su titularidad pese a los goles del siempre
preparado 'Chicharito'.
Con el
colchón que daban los tres goles, el Real Madrid arrancó la hoja del calendario
y comenzó a pensar en el Barcelona. Casillas sacó una mano milagrosa a dos
minutos para el descanso (el día que igualó a Xavi como jugador con más partidos
en la competición, 143) y Ancelotti empezó a idear sus cambios en vistas a lo
que ocurrirá al sábado en Liga.
Retiró a
Cristiano Ronaldo a quince minutos para el final y siguió el guión que ya marcó
la noche de antes Luis Enrique. La estrella, con todos los cuidados, tras un
partido que tenía todo decidido. Ni Lallana, ni Balotelli, que fue sustituido
al descanso, pudieron batir a un Casillas que sólo sufrió con un lanzamiento
lejano de Coutinho que fue al palo.
No hubo
tiempo para más, al margen del baile de Isco (también en la segunda parte) y de
los minutos para los jóvenes Nacho e Illarramendi. Se enterró aquella
eliminatoria de los octavos de final de 2008-2009 (4-0), la del 'chorreo' del
presidente Boluda, y demostró su condición de vigente campeón de Europa en lo
que fue la mejor carta de presentación para el 'clásico' del próximo sábado.