Tanto
la selección absoluta como la sub 21 marchan de fracaso en fracaso, desnortadas
y sin digerir un cambio de ciclo que arroja más oscuros que claros
Antonio Blanca
España
ya no tiene ese equipo campeonísimo que hace unos años fue la envidia del mundo
entero, ese equipo que hizo historia, que nos regaló un sueño, que durante seis
años anduvo ganando despiadadamente como nadie en la historia del fútbol lo ha
hecho. Pero en esto que España con algunos integrantes de aquel maravilloso
plantel y con el seleccionador Del Bosque a la cabeza se quemaron en su propia
hoguera de vanidades. Tanto les dijimos
guapos que no se percataron de las marcas del tiempo que pasa para todos por
igual, fuere cual fuere la condición.
Ahora
corren malos tiempos para el combinado nacional, más próximo a lo que toda su
historia fue, un equipo de tono medio con algún que otro jugador muy brillante.
El último Mundial, el de Brasil, dónde nos íbamos a comer el mundo otra vez,
nos lo ha dejado claro. La antepenúltima selección de las treinta y dos
participantes, realizando la peor fase final en la historia de España. Vergonzoso,
cómo ridículo es que siga el principal protagonista de aquello, el señor
marqués.
A día de hoy siguen algunos lanzando loas y odas en
manera de alabanza a don Vicente y a algunos jugadores que ya no están para
viajar con la Roja, doy nombres, no tiro la piedra y escondo la mano: Iker
Casillas, Piqué, Cazorla, Juanfran… Otros por el contrario, fruto de una tardía
entrevista, la de Gabilondo, han abandonado el carro de los elogios, y se dedican
a dar cera al que fuese mejor portero del mundo. Lo normal en estos casos. La
coherencia nunca ha sido un referente.
Visto
lo visto, si cuando pintaban oros se hacía responsable de los éxitos a la Federación hasta límites empalagosos,
ahora que pintan bastos habrá que pedir
el cese de toda la cúpula de Las Rozas.
¿Por qué no dimite Villar? Ni dimite ni
va a dimitir jamás. ¿Se iba a apuntar al paro con lo bien que vive ahora?
Porque Villar vive de la Federación, no lo olvidemos, tanto
ahora que va camino de los 65 como cuando tenía 45. Tampoco se espera la
dimisión de Del Bosque, a quién se le podría decir eso de ¡cómo hemos cambiado!
Para mal en este caso.
La banda de Las Rozas cree que todo el monte es
orégano. La Rojita era una de
las selecciones con más futuro del mundo. Me remito a lo que decían y escribían
los que saben de esto. Cuando Albert
Celades dio la lista con los jugadores convocados para la eliminatoria
contra Serbia dijeron cientos de
colegas que era una de las mejores selecciones de la historia y que no solo
íbamos a ganar a Serbia sino
también la Eurocopa sub-21 y la
medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Horas después, 1-2, y sin Juegos y sin Eurocopa. Así nos va.
Conclusión:
si la selección era de toma pan y moja, entonces habrá que echar a los
responsables, empezando por el seleccionador y acabando por el presidente.
Porque
está claro que tanto lo de la Roja
como lo de la Rojita no es una
cuestión de jugadores, sino de olores. El desodorante ha abandonado a nuestras
selecciones. De un olor sublime se ha pasado a un hedor insoportable. Y en
estos casos lo que procede es eliminar a los que abren el frasco.