Carlos de Blas
El Real Madrid se llevó el clásico del fútbol español por 3-1,
agigantado en su pegada y en un trabajo infatigable que le permitió
primero remontar el tempranero gol de Neymar y luego liquidar a un
Barcelona al que pudo endosar incluso un marcador más abultado.
No
fue el clásico de Messi ni de Cristiano Ronaldo. El argentino no pudo
alcanzar el récord de Telmo Zarra y el portugués sí que terminó con el
de Claudio Bravo, pero tampoco brilló en exceso. Los protagonistas
fueron, inicialmente, Luis Suárez y Neymar y después el bloque del
italiano Carlo Ancelotti, cuya fe en el conjunto, amparada en una parada
milagrosa de Iker Casillas a Messi y en su acierto en ataque, le
ofreció créditos de gran valor.
Luis Enrique entregó el puesto de
lateral zurdo al francés Jeremy Mathieu en lugar de Jordi Alba y situó a
Xavi Hernández, un clásico de los clásicos, en la medular junto a
Andrés Iniesta y Sergio Busquets.
La decisión de Luis Enrique no
pudo reportarle mejores beneficios de entrada. Prácticamente en el
primer balón que tocó, el charrúa envió a Neymar al
otro lado del área, el brasileño recortó a Carvajal y a Pepe y marcó con
un disparo raso y colocado junto al palo izquierdo de Iker Casillas.
Habían
pasado cuatro minutos y el Barcelona, de nuevo, estaba en ventaja en
el Santiago Bernabéu. El Real Madrid se enrabietó y tuvo cinco minutos
para la ilusión, en los que Karim Benzema estuvo cerca del empate,
sobre todo con un remate de cabeza que estrelló en el larguero tras un
centro de Cristiano Ronaldo (m.11).
El Real Madrid empezó a sufrir sin balón.
Sin capacidad para arrebatar el esférico a los barcelonistas, Messi
tuvo la sentencia un par de veces, principalmente en el minuto 23,
cuando recibió solo de Luis Suárez a un par de metros de la portería y
su remate lo rechazó a córner casi inexplicablemente Iker Casillas en
una de esas intervenciones que han engrandecido su nombre.
Con
Marcelo por su banda como gran argumento ofensivo, el Real Madrid pecaba
de ansiedad, de querer llegar demasiado rápido cuando tenía la
posesión. Tuvo la virtud de aprovechar otra racha de acometidas para
lograr la igualada.
Una internada del brasileño acabó en penalti por mano de Piqué. Cristiano Ronaldo,
que apenas había tenido opciones hasta entonces, no desaprovechó la
pena máxima y batió por primera vez al Barcelona en esta Liga. El récord
del chileno Claudio Bravo quedó 754 minutos imbatido.
El empate
renovó la fe del Real Madrid, que en el inicio del segundo tiempo había
sufrido un par de llegadas azulgranas hasta que un córner permitió a Pepe reclamar protagonismo en el clásico, al rematar de cabeza, solo, y firmar el 2-1 (m.50).
El
portugués había tenido un inicio de partido bastante discreto, con
algún error de bulto, pero a partir de ahí se engrandeció y fue un
baluarte para tratar de frenar a un Barcelona que metió una marcha más
en busca del empate.
El partido se convirtió en un ida y vuelta
enloquecedor a la par que bello. Eso le permitió hacer al Real Madrid lo
que mejor sabe, contragolpear. Justo en la acción del cambio de Xavi,
Rakitic botó un córner, James Rodríguez despejó, Isco emprendió una
carrera casi desesperada junto a Iniesta y acabó por quedarse con el
balón. El tremendo esfuerzo encontró la recompensa, a pleno esprint, del
3-1 (m.61), con un remate cruzado de Benzema tras recibir del colombiano.
El Real Madrid pudo destrozar a su eterno rival en varios contragolpes. Con Messi casi desaparecido, el Barcelona era incapaz de superar la barrera planteada por los de Ancelotti y a la contra tuvieron los blancos la puntilla.
Para
colmo de males, poco antes de la media hora de este segundo periodo se
tuvo que retirar lesionado Iniesta, uno de esos jugadores especiales,
esenciales para encontrar huecos donde no los hay en los momentos más
difíciles.
Incluso el Real Madrid se permitió el lujo de hacer
algo que hace mucho tiempo no podía en los clásicos. Crecido en el
trabajo defensivo, pudo tocar y combinar seguido por los 'olés' desde la
grada de un Bernabéu que comenzaba a festejar una victoria de muchos
quilates y que otorga aún más credibilidad a un equipo que supo sufrir
para crecer.
Individualmente hubo hombres que triunfaron en este
clásico, como Isco o Benzema, pero triunfó más el bloque de Ancelotti,
en tanto que el conjunto de Luis Enrique perdonó en esta ocasión y acabó
perdido e impotente en plena fiesta madridista.