Acusado
y envidiado por muchos, el ‘7’ del Real Madrid a base de trabajo y goles está
demostrando ser un futbolista completísimo que puede batir todos los récords en
su club y en el fútbol
Antonio Blanca
"Cristiano
Ronaldo es un atleta, pero Messi es Dios". Son las palabras recientemente
pronunciadas por el centrocampista del Atlético de Madrid “Koke”. No es la primera vez que gente
del mundo del fútbol (en activo o retiradas), o personajes que forman parte del
entorno mediático que rodea al deporte rey los que hacen referencia al privilegiado
físico del portugués. Se supone que lo hacen con la intención de ensalzar sus
actuaciones sobre los terrenos de juego. Arma de doble filo ésta, una fina línea que separa el elogio de la insinuación
de que el jugador del Real Madrid dependería casi exclusivamente de su
entrenada constitución corporal para arrancar ovaciones al respetable. Nada más
lejos de la realidad.
Estas
líneas ni mucho menos pretenden minusvalorar las superlativas capacidades
futbolísticas de Lionel Messi.
Sería de necios. Perderían todo su valor. El argentino queda al margen; su
nombre únicamente se cita en virtud de contextualizar el tema (sin entrar en temas fiscales). El propósito no
va más allá de responder al menosprecio
deportivo velado del que es objeto a menudo Cristiano Ronaldo.
Este
“cuento” con tintes
maquiavélicos a priori, aunque con factos de penny dreadful de cualquier barra del Whitechapel del XIX, el de clasificar a los jugadores en dos
grupos, uno integrado por aquellos que efectivamente lo serían y otro por
"atletas", nació de un barato intento de justificación de la derrota.
Josep Guardiola, en un forzado
empeño por disfrazar los hechos y camuflar la indirecta en alabanza, lo inventó
durante el transcurso de la eliminatoria correspondiente a las semifinales de
la edición 2013-14 de la Champions League
que enfrentó a su equipo, el Bayern Munich, con el Real Madrid y que concluyó
en un sonrojante 5-0 global a favor de los blancos. Excusas de mal perdedor que más de uno asumió como doctrina, ya saben, no
me llames iluso...
En
el caso de Cristiano Ronaldo, ¿es posible que un futbolista que domina las dos piernas prácticamente a
idéntico y altísimo nivel, posee espectaculares
y amplios repertorios de regate y remate, resuelve los mano a mano
de todas las formas y maneras, lleva a cabo un estilo de golpeo de esférico único en el mundo y, por si fuera
poco, cuenta con la visión de juego
necesaria como para repartir de cuando en cuando asistencias entre sus
compañeros consiga todo esto merced a su físico? Sin duda, se trata de una
hipótesis ridícula, absurda, rayana en el dadaísmo.
El
"atleta" del Real Madrid, a día de hoy Balón de Oro (sainete de
premio), distinción que podría revalidar después de consumarse la próxima
votación del premio visto su rendimiento actual, protagonizó acciones el pasado
curso, sin ir más lejos, que demuestran que resultaría imposible ser el mejor
sin estar dotado de una técnica
exquisita. Gol magistral de tacón
al Getafe; caño, definición ajustada al palo largo y tanto
ante el Rayo; tres bicicletas,
recorte y chut cruzado con la zurda a las mallas de la portería
del Schalke 04; control, regate en una
baldosa al portero y culminación, todo en apenas tres segundos, contra
el Borussia Dortmund. Pero lo mejor,
quizá, por dificultad y habilidad llevada al extremo, frente al Galatasaray en
Estambul: deja sentados dentro del área, en espacio reducido, a tres
oponentes y golpea poderoso a media altura para batir a Fernando Muslera. Impecable.
El
Siete merengue encierra en sí
mismo unas cualidades innatas para la práctica del fútbol que poco
tienen que ver con su musculatura y potencia. Así es, por mucho que moleste a
aquellas personas que valoran a según qué jugadores de acuerdo con criterios
carentes de objetividad, salpicados por el forofismo. Cristiano Ronaldo es un
fuera de serie, y a esto añade una
dedicación y profesionalidad que pocos ofrecen. Una definición que sí se
ajusta a la realidad.
Un
olfato goleador en pleno apogeo. Cristiano Ronaldo, que siempre ha destacado
por su facilidad para hacer diana en los marcos rivales, se ha superado en los
últimos tiempos. El extremo luso del Real Madrid acumula más goles en la Liga BBVA en lo que va de curso (13) que hasta
106 equipos militantes en la competición doméstica de la regularidad
española, la Premier League, la Serie A, la Bundesliga, la Ligue 1, la Liga Zon
Sagres y la Eredivisie. De otro planeta.
Estos
estratosféricos números responden también, en parte, a que el natural de
Madeira conserva intacta la ambición,
el hambre, del día en que debutó como profesional, con tan solo 17 años, en el
Sporting de Lisboa. No ha cambiado en este sentido, y ahí reside uno de los
grandes secretos de su sobresaliente rendimiento.
Cristiano
Ronaldo es mucho más que un "atleta"; su nombre ya figura entre los
de los mejores jugadores de la historia del fútbol, y su insaciable voracidad
por ser el más grande entre los grandes, le llevará a ser precisamente eso en
el Real Madrid, a día de hoy y para la posteridad el club de sus amores.