Julio Candela
Un trotamundos que ha pasado a lo largo de su carrera
profesional por un total de ocho clubes distintos. La realidad dice que no
logró asentarse en ninguno de ellos hasta su llegada al Real Betis, en verano
de 2010, donde pasó a convertise en la estrella indiscutible del equipo. A sus
34 años, a Rubén Castro continúa siendo una auténtica máquina de hacer goles y,
sin duda, merecería que Vicente del Bosque se planteara su inclusión en las
convocatorias de la selección española.
El futbolista natural de las Palmas de Gran Canaria
pertenece a esa especie de delanteros irreductibles que se resisten fieramente
a que el paso del tiempo haga mella en sus capacidades. Un ejemplo parecido, el
suyo, a los de Aritz Aduriz, del Athletic de Bilbao; Alexander Meier, del
Eintracht de Franckfurt, oRicardo Oliveira, del Santos.
Hablando de este último, el brasileño, cabe destacar que con
35 años ha encontrado sitio de nuevo en las convocatorias de la Canarinha de la
mano de Dunga. Si él ha consumado tal logro, ¿por qué no Rubén Castro iba a
poder protagonizar un caso similar en filas de la Roja? Haría falta que Del
Bosque valorara únicamente sus magníficas actuaciones sobre los terrenos de
juego, sin tener en cuenta la edad que marca su DNI, que al fin y al cabo no
deja de ser un simple dato.
Y es que el dato de la edad no debería tener relevancia
alguna en el momento en que las estadísticas goleadoras, lo que realmente
importa en el fútbol cuando de arietes se trata el asunto, revelan números de
la contundencia de los del punta canario.
Rubén Castro acumula la friolera de 122 dianas en cinco
temporadas y lo transcurrido de la actual en filas del Betis. Cifras que le
sitúan cerca de las que presenta un delantero de la talla de Karim Benzema, que
suma 141 tantos en el Real Madrid en una campaña más. Que el español superara
la barrera de los 30 goles en los cursos el 2010-11 y el 2014-15 refleja su
tremenda facilidad para ver puerta. Quién sabe si podrá conseguir lo mismo en
el 2015-16. Desde luego, en el Benito Villamarín lo celebrarían a lo grande.