Aránzazu Gálvez
Se retira una leyenda del Real Madrid, del fútbol español y
del fútbol mundial. Con 38 años, Raúl González Blanco cuelga las botas
coronándose campeón de la North American Soccer League (NASL) en filas del
conjunto del New York Cosmos. Atrás queda una trayectoria que contempla 22
títulos conquistados en 21 campañas como profesional sobre los terrenos de
juego.
Hablar de Raúl probablemente sea hacerlo del jugador más
importante de la historia del fútbol español junto con el exbarcelonista Xavi
Hernández. A lo largo de su carrera, el Siete del Real Madrid y de España
siempre se caracterizó por su trabajo, lucha y carácter sobre el campo, pero
también por una calidad que había quienes se atrevían a negarle. Un auténtico
líder que lo fue durante muchos años en el club más laureado de todos los
tiempos. Doble mérito.
Como “una obra de arte del madridismo” lo definió Jorge
Valdano, el hombre que apostó por él para asumir un rol importante en el primer
equipo del Real Madrid cuando solo contaba 17 primaveras de existencia. El
entrenador argentino acertó de pleno. Aquel 29 de octubre de 1994 descubrió un
diamante en bruto, un chico que terminaría por convertirse en un mito del
deporte rey.
El primer gol en Primera División de Raúl llegaría una
semana después de su debut en La Romareda, frente al Atlético de Madrid,
precisamente un conjunto en cuyas categorías inferiores había cursado parte de
su formación. Le asistió el danés Michael Laudrup para que golpeara de primeras
y enviara el esférico directamente a la escuadra derecha de la portería
rojiblanca. El Santiago Bernabéu asistía entonces el nacimiento de uno de sus
grandes héroes.
Tenía el gol entre ceja y ceja y, sobre todo, imaginación
para inventarlo, para llegar a él. La carrera de Raúl González Blanco contempla
numerosas dianas, amén de decisivas, de bellísima factura. Quién no recuerda el
famoso tanto del aguanís transformado por el Siete merengue ante el Vasco de Gama
brasileño el 1de diciembre de 1998 y que significaría la conquista de una Copa
Intercontinental que se le resistía al Real Madrid desde hacía 38 años. O cómo
silenció al Camp Nou. O de la manera en que emuló el gol de Emilio Butragueño
en Cádiz pero en el mismísimo estadio Vicente Calderón. O sus fantásticas
cucharas, aquellas vaselinas de tan particular ejecución. Impresionante.
Por todo esto y mucho más le llamarían Señor Raúl en sus dos
temporadas en el Schalke 04. La despedida que le brindó el Veltins-Arena
resultó tremendamente emocionante. Después emprendería sendas aventuras primero
en Qatar y seguido en Estados Unidos, donde se ha despedido del fútbol en
activo definitivamente. ¿Qué nuevos retos le aguardarán a partir de ahora?