Esta
campaña de 2016/2017 está siendo muy irregular en el comienzo por parte de los
tres equipos grandes y en siete jornadas ningún equipo ha marcado diferencias
Antonio Blanca
El
Atlético es un cohete. Líder sin margen sobre el Real Madrid (los dos 15 puntos)
y con dos puntos sobre el Barcelona, su optimismo no se asienta en la
puntuación, sino en que alcanza octubre como el único favorito con un plan
definido.
Concluye
al frente de La Liga Santander un domingo redondo, que comenzó al mediodía con
su victoria sobre el Valencia (0-2), prosiguió por la tarde con el empate del
Eibar en el Bernabéu (1-1) y cerró, de noche, asombrado por el triunfo del
Celta sobre el Barcelona (4-3).
Aupado
por los resultados, el Atlético transmite, sobre todo, convencimiento. No es
sólo que siga siendo el equipo más fiable defensivamente (2 goles en 7
partidos), sino que esta temporada tiene, además, la ambición ofensiva que se
le reclamaba en cursos precedentes.
Mientras
el Madrid busca sentido a sus sucesivos empates y en Barcelona se reabre el
debate sobre la fiabilidad de Ter Stegen, al conjunto de Simeone le da igual
que el rival sea el Bayern o afronte un complicado desplazamiento a Mestalla.
Este año se siente capaz de mandar en cada partido, y a ello se entrega.
En
Valencia, frente a un conjunto que quería despedir con honores a su técnico de
emergencia, Salvador González "Voro" y agradar al nuevo entrenador,
el italiano Cesare Prandelli -presente en las gradas-, el Atlético dominó el
juego y, con los goles de Griezmann y Kevin Gameiro, dejó en anécdota los dos
penaltis fallados ante el brasileño Diego Alves.
La
falta de acierto de Griezmann desde el punto de penalti -ha fallado tres de los
cuatro lanzados en Liga- es el único punto de debate en un equipo el que entran
y salen jugadores sin que se resienta el rendimiento.
A
las buenas sensaciones también se aferraba el Real Madrid hasta esta jornada,
cuando ya no hubo justificación a su empate frente al Eibar (1-1), la cuarta
igualada consecutiva.
Pero,
si ante el Villarreal lo consideró un accidente -después de una racha
victoriosa de récord- y contra Las Palmas y Borussia Dortmund opuso que había
jugado mejor que el rival, no hay excusa posible al pinchazo contra el equipo
armero, por más que no pudiese contar por lesión con Modric y Casemiro y, a
última hora, perdiese al colombiano James, lesionado en el sóleo durante el
calentamiento.
El
Eibar, que no sólo no había puntuado sino que tampoco había marcado nunca en el
Bernabéu, se adelantó con un tanto de cabeza de Fran Rico (m.6) y pese a
encajar el empate por medio de Gareth Bale, diez minutos después, supo defender
el fortín para arrancar un punto que ya le ha obligado a Zidane a declarar:
"No estamos en crisis".
Más
complicado aún tiene Luis Enrique explicar su nuevo revés en Vigo. Pese a que
se pueda recurrir a lo dura que resulta la vida sin Messi o a los excesos de
confianza de Ter Stegen con el balón e los pies, el Barcelona también sucumbió
hace un año en Balaídos (4-1). Y entonces el astro argentino estaba en el
campo.
La
razón está en el banquillo contrario, donde el argentino Eduardo
"Toto" Berizzo parece haber dado con la tecla. Como la campaña
anterior, su presión sobre la salida de balón barcelonista le dio una clara
ventaja en el primer tiempo, cuando marcaron el danés Pione Sisto, Iago Aspas y
otro el propia meta del francés Jeremy Matthieu, en pleno descalabro azulgrana.
La
reacción barcelonista llegó tras el descanso. Gracias a la entrada de Andrés
Iniesta y al coraje de Gerard Piqué para vender cara la derrota. El Barcelona
se puso 3-2 con los goles de Piqué y Neymar -de penalti- y pese a que un error
de Ter Stegen le dio el tanto al "Tucu" Hernández, otro tanto de
Piqué llevó la zozobra a las gradas de Balaídos hasta que el pitido final
convirtió el temor en euforia.
Para
completar el domingo negro de los perseguidores del Atlético. Ni Villarreal ni
Athletic, que comenzaron la jornada con los mismos puntos que el equipo de
Simeone, supieron vencer. El equipo castellonense empató sin goles frente al
Espanyol y el vasco perdió en dos minutos (Sandro -81- y Duda -82) la ventaja
que había obtenido Aduriz en el minuto 2, en un partido que jugó con 10 desde
el minuto 36, por la expulsión de Balenziaga.
De
esos tropiezos sale también favorecido el Sevilla de Jorge Sampaoli, criticado
al comienzo de temporada pero que sigue amarrado a la parte alta con tan sólo
un punto menos que Atlético y Real Madrid.