jueves, 26 de julio de 2018

EL BARCELONA GOLEA EN GASTO

Hasta tres veces más han gastado los blaugranas en comparación con la inversión realizada por el Real Madrid

Antonio Blanca

La diferencia de filosofía entre el Real Madrid y el Barcelona es patente. El otrora líder del mercado mundial con los fichajes de Cristiano Ronaldo y Bale, Florentino Pérez ha descartado esa política porque no piensa entrar en el juego del gasto constante que ejecutan los “equipos de Estado”, como lo son el PSG y el Manchester City, junto a otros clubes de la Premier. El presidente del triple campeón de Europa sabe que no puede competir en dinero con esas dos entidades, presididas por los dólares del petróleo árabe. Además las cuatro Champions ganadas en cinco años le han demostrado que es más importante formar plantillas potentes y no tirar los millones.

El dirigente blanco ha optado por contratar a las jóvenes promesas, como Vinicius y Rodrygo, y no pagarlas luego a precio de platino. El Barcelona, sin embargo, sí ha entrado en esa lucha de pagar cantidades inmerecidas por los futbolistas. Acuciado por los éxitos del Real Madrid en la Copa de Europa, el club catalán no ha escatimado en gastos para reforzar un equipo que sigue mostrando una clara hegemonía en las competiciones nacionales pero que naufraga cuando traspasa la frontera española.

El dispendio en las últimas dos temporadas ha ido encaminado a dotar a Ernesto Valverde de efectivos capaces de desbancar al equipo blanco de lo más alto del podio del torneo continental, que luce desde hace tres años consecutivos en las vitrinas del Santiago Bernabéu. La salida de Neymar dejó 222 millones de euros en las arcas de la entidad azulgrana que los gestores no dudaron en invertir para menguar los efectos del abandono del brasileño. Ese verano se contrataron cuatro futbolistas en los que Bartomeu tuvo que capear la inflación del mercado. Semedo, Dembélé, Deulofeu y Paulinho costaron 232 millones.

La política del Barcelona dio un giro de 180 grados y se defendió la contratación de jugadores foráneos dejando de lado la apuesta por la cantera. Varapalo a La Masía, que veía como su filosofía se desbarataba con la llegada en invierno de Yerry Mina y de Coutinho. 171,8 millones más para frenar el paso a los jóvenes de las categorías inferiores. Este verano se mantiene la apuesta por la inversión extranjera con la llegada de Arthur (40 millones), Lenglet (35,9) y Malcom (42). En total, un desembolso de 521,7 millones invertidos en el proyecto de Valverde.

Más allá de la conformidad con la nueva forma de trabajar del Barcelona y su apuesta por la chequera, se abren dudas sobre la efectividad de la dirección deportiva. Viendo el resultado que han dado los seis jugadores contratados este año pasado, la masa social se cuestiona la coherencia de la hoja de ruta escogida para liderar Europa de forma inmediata. El análisis del rendimiento de los fichajes y los bandazos dados a la hora de escoger tanto nombres como posiciones a reforzar transmiten una cierta sensación de improvisación. No hay ningún jugador de los contratados la pasada temporada (403,8 millones) que quede libre de soportar alguna pega. Nelson Semedo se vio relegado al banquillo por un Sergi Roberto que siendo centrocampista ofrecía mejor rendimiento que el portugués en el lateral derecho. Paulinho fue caro pero se convirtió en el tercer máximo goleador del equipo. La crítica llega cuando este verano le ceden al equipo chino que le vendió estando Valverde satisfecho con su rendimiento. Deulofeu pasó sin pena ni gloria por el equipo en su regreso al Barça. Dembélé no estuvo a la altura de la millonada que se pagó por él. Las lesiones, su juventud y la falta de adaptación le pasó factura.

En invierno se invirtieron 172 millones más en dos futbolistas. Coutinho está llamado a marcar historia en el Barça pero se le fichó cuando no podía participar en la Champions porque lo había hecho con el Liverpool, Fue el mayor desembolso de la historia del club. El colombiano Mina aterrizó tras la marcha de Mascherano sin el visto bueno de Valverde, que no creyó en él. Ahora, siendo una de las revelaciones del Mundial, se le busca salida porque se ha fichado a Lenglet pagando su cláusula al Sevilla. 35,9 millones.

El dispendio lo completan Arthur, que debería paliar en la medular la debilidad causada por la marcha de Iniesta y Paulinho, y Malcom. El fichaje del brasileño pone en un brete a Dembélé, ya que es un clon del francés.

Florentino Pérez representa el polo opuesto del Barcelona. El último gran gasto del presidente madridista fueron los 80 millones abonados por James hace cuatro años. Desde entonces, la planificación del Real Madrid ha sido reforzarse con jugadores jóvenes y cazar a las figuras en ciernes con vistas a incorporarlas al cabo de una o dos temporadas.

Las inversiones más caras de la casa blanca en los dos últimos años han sido Vinicius y Rodrygo, 45 millones cada uno. A los dos chavales se les fichó con acuerdos a largo plazo para dejarlos cedidos en Brasil hasta que fueron mayores de edad. Cumplidos los 18, Vinicius se entrena con Lopetegui a la espera de ganarse un puesto. Rodrygo celebrará los 18 años en enero y vendrá el próximo verano.

Tras ellos, Odriozola, 30 millones, representa fielmente el espíritu del Real Madrid de conseguir a los mejores futbolistas por un precio razonable. Solo tiene 22 años y es un internacional de gran porvenir. La adquisición del guardameta Andriy Lunin, 8,5 millones, incide en esa persecución de los talentos imberbes, para formarlos, moldearlos y hacerles progresar en Valdebebas. Ceballos, 16,5 millones, y Theo, 26, también son exponentes de esa forma de trabajo. El Real Madrid asume que adquirir profesionales tan jóvenes supone que algunos no puedan digerir la presión que impone este club y tarden tiempo en rendir, perjudicados por la presencia de grandes jugadores que son la columna vertebral del conjunto. Es el caso de Ceballos y Theo.

Las otras novedades de estas dos últimas campañas fueron canteranos: Marcos LLorente, Vallejo, Achraf y Mayoral. A la espera de Thibaut Courtois, cuyo precio es 35 millones, el Real Madrid decidirá en agosto, con serenidad, si contrata un delantero. “Estamos pensando muy bien lo que necesitamos y lo hacemos”, manifiesta un profesional de la entidad. En todo caso, nunca tirará la casa por la ventana.