Esta noche saldrá fuego del Giuseppe Meazza. Tanto ego, tanto morbo, tantas ganas de venganza y tantas ansias de cantar victoria son el aliciente por excelencia para disfrutar de un Inter-Barcelona que huele a pólvora. Guardiola y Mourinho recordarán viejos tiempos, aquellos en los que el primero vestía la camiseta azulgrana y el segundo asistía a Bobby Robson desde el banquillo ‘culé’.
Eto’o recibirá al equipo de sus amores con ánimo de 'vendetta', Ibrahimovic regresará al campo que lo vio triunfar, los tifosi le darán la ‘bienvenida’ al sueco, si a insultar se le puede llamar bienvenida. El camerunés saludará a sus antiguos compañeros, excepto a uno, a Guardiola -a pesar de que Pep asegurara ayer que saludaría al camerunés-, al que no termina de entender y al que continúa recriminando su salida. Mourinho se reencontrará con el míster blaugrana, pero esta vez como técnicos. Las similitudes entre ambos no se pueden esconder, más ahora que el portugués pretende que su Inter juegue como el Barça de Pep.
Ambos alcanzaron el éxito por caminos diferentes, con modelos tácticos distintos, con técnicas opuestas. Sin embargo, quizás tengan más cualidades que diferencias en común. Mourinho colgó las botas a muy temprana edad, Guardiola exploró sus mejores virtudes cuando ya era un jugador veterano. Pep prefiere el 4-3-3, Mourinho el 4-4-2, no obstante, ambos apuestan por tener el balón para defender y para atacar. Son minuciosamente perfeccionistas, les atrae el buen manejo de la pelota, dominan la escena pública, aunque cada uno con su estilo. Mou prefiere ser el soberbio y malo para proteger a su grupo, Guardiola prefiere ser sincero y humilde.
Han pasado nueve años desde que ‘Mou’ abandonó el Nou Camp. Llegó en el ‘96 de la mano de Bobby Robson y se quedó hasta el 2000. Durante ese periodo conoció a Guardiola, en ese entonces un jugador exquisito, con una visión periférica y una precisión milimétrica que poco después, una vez preparado para dirigir en Primera, lo eliminaría de la terna como posible candidato a entrenar al conjunto catalán. Eso sí, a ambos los une Bobby Robson, entrenador al que le estarán eternamente agradecidos, por una u otra razón.
El duelo entre “The Special One” -como conocen al portugués en Inglaterra por su desmesurada soberbia- y Guardiola se presenta como el más atractivo, sin menospreciar lo que pueda suceder en la práctica, en donde Eto’o e Ibrahimovic podrán resolver las incuestionables preguntas sobre cuál de los dos fichajes ha sido más rentable económica y deportivamente para uno u otro equipo.
Eto’o no ha parado de ‘rajar’ en los últimos días. Ha exigido definiciones de feeling, ha dicho que el Inter tiene posibilidades de ganar al Barça, que desea ver a su nuevo equipo y al conjunto azulgrana en la final de Champions. Todo esto respaldado por Mourinho, quien afirmó que “Eto’o es el mejor delantero del mundo”. Ibrahimovic, por su parte, no ha entrado al trapo, se está guardando una bala para el partido, desea batir a los neroazzurros, cueste lo que cueste.