Julio Candela
El Bayern de Múnich se proclamó campeón
de la Liga de Campeones tras imponerse 1-2 al Borussia Dortmund en la
final disputada este sábado en el mítico estadio de Wembley, donde un
gol en el minuto 89 de Arjen Robben rompió la gran igualdad vivida entre
dos colosos alemanes para dar al conjunto muniqués su quinta
'Champions'.
La primera final alemana en la historia de la máxima competición
continental no defraudó. Ambos equipos luchaban jústamente por el título
después pasear por toda Europa su juego ofensivo y ordenado. El
proyecto de Dortmund se quedó a un paso de consagrarse, pero el premio
fue para una generación del Bayern que se desquitó de las finales
perdidas en 2010 y 2012. Con el duelo encaminado a la prórroga apareció
el internacional holandés para sentenciar la final.
El conjunto de Jupp Heynckes se convierte así en sucesor del
Chelsea como dominador del Viejo Continente. Los de Jürgen Klopp
disputaron una gran primera mitad, pero poco a poco fueron perdiendo
terreno ante el buen hacer del campeón de la Bundesliga, que tiene a
tiro ahora un histórico triplete si gana la Copa el próximo fin de
semana. La final alemana se va para Múnich en forma de quinta
'Champions', con las que empatan con el Liverpool como tercer equipo más
laureado, por detrás de Real Madrid (9) y Milán (7).
Con dos equipos con tanta artillería solo faltaron los goles en la
primera mitad, donde fueron los porteros los que reclamaron el
protagonismo. El duelo de titanes comenzó con el aspirante presentando
su candidatura a echar por tierra el favoritismo bávaro. Y es que en los
primeros 25 minutos no existió el Bayern. La presión arriba de los de
Klopp, la salida en tromba y la movilidad de Lewandowski mantuvieron el
juego en campo rival, eclipsando el centro del campo de los de Heynckes.
El Bayern quedaba condenado a jugar en largo, más bien a enviar
pelotazos y esperar segundas jugadas.
Robben y Ribery tardaron 10 minutos en combinar y acercar a los
suyos al área rival, pero el dominio era claro en favor del Borussia.
Con Gündogan y Bender robando en el centro del campo, Blaszczykowski y
Lewandowski comenzaban a entenderse con peligro. Las ocasiones del
Dortmund no eran del todo claras, pero la sensación y la continúa
presencia en terreno rival eran suficientes para mandar en la final. El
'9' de los amarillos también probó fortuna desde lejos, en el 13',
forzando la estirada de Neuer. Tras el córner posterior, el balón llegó a
Blaszczykowski para que a bocajarro pusiera de nuevo a prueba al meta
rival.
El asedio traía ya peligro serio y, por si fuera poco, la segunda
línea también se animaba. Reus y Bender ensayaban lanzamientos sin mucho
peligro pero que venían a confirmar el desconcierto del campeón de la
Bundesliga. Sin duda y más con tanto perdón por parte de los de Dortmund
el momento de los de Heynckes tenía que llegar. Tarde, pero llegó con
fuerza. A raíz de una falta de Lewandowski a Ribery, que bien pudo ser
al revés, llegó el momento del Bayern. Primero, con el balón abierto a
la banda tras esa falta, el extremo francés puso el balón en la cabeza
de Mandzukic dentro del área pequeña. Weidenfeller salvó el gol.
Después, vio cómo en el córner seguido Javi Martínez remataba alto.
Se animó el Bayern y las líneas del Dortmund retrocedieron un par
de metros. El internacional español comenzó a ser el de la eliminatoria
ante el FC Barcelona y junto a Schweinsteiger reclamaron el protagonismo
para los suyos. Fue entonces cuando llegó el momento de Robben, el
momento en el que el holandés se reencontró con sus fantasmas de las
finales. Un gafe que, después del Mundial de Sudáfrica 2010 y las
'Champions' 2010 y 2012, abrió un nuevo capítulo antes del descanso
fallando tres uno contra uno ante Weidenfeller. Lewandowski tuvo entre
medias, algo escorada, la suya, pero también en la portería rival se
empeñaba el portero en convertirse en protagonista.
A pesar de los últimos buenos minutos, sin duda Heynckes pidió más
a los suyos para la segunda mitad. La disciplina del Dortmund en la
presión y en el movimiento armónico de todas sus piezas no era la misma.
Sin el freno sufrido en el primer acto, el Bayern convirtió el duelo
definitivamente en un ida y vuelta. Los de Klopp aceptaron el reto, pero
ahí los bávaros recuperaban el favoritismo con mayor artillería y
físico.
Tocaba más el Bayern y sobre todo, en campo contrario. Ribery vio
un buen desmarque de Robben, quien ganó la línea de fondo y, buscando el
pase atrás, encontró solo a Mandzukic para estrenar el marcador de la
final (0-1). Unos tratando de reaccionar y otros, de sentenciar el
partido elevó más aún el ritmo y las idas y venidas. Javi Martínez
seguía vital en su tarea recuperadora y el Bayern llegaba más. Sin
embargo, Dante, con un penalti incomprensible a Reus que le pudo costar
la segunda amrilla, permitió el empate de Gündogan (1-1).
Algo se vino arriba el Dortmund impulsado por el gol, pero el
Bayern fue poco a poco inclinando la final hacia la portería de
Weidenfeller. Era el meta del Borussia el único que ya aparecía con un
Lewandowski y compañía sin la chispa de la primera mitad. El tú a tú
favorecía a los de Heynckes, más enteros, pero el gol llegó de manera
cruel. En el minuto 89, un centro a la frontal del área, controlado por
Ribery, lo recogía Robben para plantarse delante del portero y esta vez
no fallar. Un gol que valía para poner fin a esta 'Champions' y para
cerrar la historia de su gafe en finales.