Julio Candela
Los 'latics'
se hicieron con el primer trofeo de primer nivel en su historia ante los cinco
veces campeones del torneo, que terminaron con diez hombres sobre el campo por
la expulsión del argentino Pablo Zabaleta.
Mancini
tenía depositadas en la Copa sus esperanzas de maquillar a final de curso el
balance de una temporada en la que el City quedó último de la liguilla de
primera ronda de la Champions y cedió la Premier a sus vecinos del United.
Si bien la
diferencia de nivel teórica entre ambos conjuntos era amplia a priori, el
técnico italiano no quiso subestimar al rival y sentó al portero rumano Costel
Pantilimon, que había defendido hasta ahora la meta del City en la Copa, con un
solo gol en contra, para confiar el puesto al internacional inglés Joe Hart.
Los hinchas
del Manchester, mayoría en Wembley, mantuvieron la calma durante gran parte del
duelo, mientras que los de Wigan, pletóricos desde antes del silbido inicial,
celebraban cada robo de balón.
Los
"citizens" del jeque Mansour bin Zayed llegaban en forma a la final tras
haber rotado en los últimos encuentros de una liga ya intrascendentes para
ellos, mientras que el bando de Martínez se presentaba en el legendario Wembley
desgastado, con numerosos afectados por la batalla que libran para tratar de
salvar la categoría.
Las
aficiones también afrontaban el duelo desde perspectivas distintas: los hinchas
del Manchester, mayoría en Wembley, mantuvieron la calma durante gran parte del
duelo, mientras que los de Wigan, pletóricos desde antes del silbido inicial,
celebraban cada robo de balón, cada pase de los suyos, como una pequeña
victoria.
El City vive
hace semanas con cierta relajación en la liga, mientras que los
"latics", en cambio, llegaban a Londres lanzados por la inercia del
esfuerzo que están haciendo en cada partido para intentar salir del descenso,
determinados a luchar por cada balón.
El español
David Silva caracoleaba en las inmediaciones del área sin consecuencias y los
argentinos Sergio "Kun" Agüero y Carlos Tévez cedían el protagonismo
al extremo inglés del Wigan Callum McManaman, que guiaban a los
"latics" ante un City que no mostró los dientes hasta la media hora,
cuando el portero español Joel Robles acertó a salvar un remate de Tévez que
muchos veían en la red.
El Wigan se
fue haciendo en silencio con el control del encuentro y el City se apagaba por
momentos en un primer tiempo en el que solo fabricaron una ocasión clara.
El
"Kun" y el "Apache" se afilaron tras el descanso y ambos se
quedaron a pocos centímetros de decantar la final del lado mancuniano, si bien
el Wigan salvó la papeleta y Mancini comprendió que era su turno para tratar de
cambiar el rumbo del encuentro.
El italiano
trató de desatascar el centro del campo retirando al francés Samir Nasri para
encomendar al inglés James Milner la tarea de abrir el campo y subir una marcha
el ritmo de los "citizens".
Mancini
quería aprovechar el desgaste en la primera parte de los "latics",
justos de fuerzas, para dar un hachazo en la segunda, pero sus jugadores
también acusaban el cansancio a estas alturas de la temporada y poco tiempo
después, el técnico del City resolvió dar el inusual paso de sacar a Tévez del
campo para meter al centrocampista inglés Jack Rodwell.
A cinco
minutos para el final se agravaron los problemas para Mancini con la expulsión
de Pablo Zabaleta, que se lanzó al suelo para cortar una galopada de McCarthy
hacia la meta de Hart.
El golpe del
Wigan llegó cuando Wembley estaba pensando ya en la prórroga: Shaun Maloney
sacó un córner con el minuto noventa cumplido para que Watson se adelantara a
la defensa del Manchester y sellara la victoria más importante de la historia
de los "latics".