Se
acaba la tercera temporada de José Mourinho al frente del Real Madrid con la
posibilidad de ganar la Copa del Rey y de dejar el cargo ante una insidiosa
campaña
Antonio Blanca
Todo
parece indicar que tras tres años, tres temporadas tres al frente de la nave
deportiva de la casa blanca, José Mourinho dejará de tripular el barco. Hay
indicios que invitan a pensar en ello. Sus declaraciones, las elucubraciones
más o menos alejadas de una fidedigna realidad que cierto sector “amarillo” (me
refiero al sensacionalismo, no a la bilis, que también) del periodismo
deportivo español (poco tiene de deportivo, y menos de periodismo) realiza día
sí, día también, atacando al entrenador portugués en una campaña de acoso y
derribo sin igual, ni siquiera a José María Aznar cuando era presidente del
Gobierno español se le realizó tamaña cacería, alejada de la parcela meramente
deportiva, entrando en valoraciones personales, en insultos y ataques
familiares, en persecuciones en su vida privada, en hacerle imposible una
rutina diaria tranquila. ¡Claro que se puede estar en desacuerdo cien por cien
con “Mou”! Faltaría. No con estos modos.
La
inquina y voracidad de Marca, AS, Economista, País, Cuatro, y versos sueltos
que pululan por la capital de España y fuera de ella, no es nada normal y
objetiva, lo que hace presuponer la existencia de intereses “verdes” en estos
medios y en aquéllos que los sustentan de meter la mano en el Madrid, algo que
con Mourinho se ha convertido en imposible. Esta prensa ha facilitado su propio
descrédito ante el aficionado madridista, redundando en una caída de ventas y
audiencia pocas veces vista y que tiene tintes de llevar a la ruina a más de un
medio.
El
club a día de hoy es una isla asediada por piratas que buscan someterlo a sus
diferentes yugos, a un sistema de prebendas pretéritas, a las que el portugués
no ha sucumbido, es más ha borrado sin miramientos, en aras de una independencia
total, en la que el club sea de sus socios, el madridismo mande en el Real
Madrid, y vaya que si lo ha logrado. Una pena que todo pueda irse al traste,
será cuando entonces el club valore la autonomía de la que ha gozado, sin
injerencias externas que lo corrompen y lo hacen zozobrar.
Con
la temporada ya resuelta, a falta de dos días para la final de Copa del Rey en
el Bernabéu, el Madrid y su presidente, Florentino Pérez que tiene ante sí una
reelección sencilla aparentemente, se pregunta el devenir de la institución
merengue. Puede que Mourinho siga, pero no es lo que ahora mismo se contempla,
y me da la sensación que es por ambas partes, directiva y propio técnico. Creo
que si solo dependiera de José y Florentino, ambos no dudarían en seguir no solo
un año más, sino hasta 2016.
Pero como anteriormente refería, la campaña de
persecución, injurias e improperios contra Mourinho y su familia (su mujer no
quiere seguir viviendo en Madrid) de estos tres años es un escollo que pesa
demasiado, lógico en parte. En mayor medida las críticas deportivas han
brillado por su ausencia, no se ha focalizado en un debate deportivo serio, con
argumentos que dejen desnudo el fútbol en el que cree “Mou”, sino que se han
vertido soflamas por su forma de ser y actuar. Se han traspasado las líneas
rojas de la decencia y ética profesional con ataques cobardes, invadiendo
su intimidad, como hizo el diario As cuando lo espió en los partidos de su
hijo.
El
propio director del periódico, Alfredo Relaño lo llama torturador y
aborrecible. De verdad, con seriedad, torturador de qué, ¿a quién ha torturado?
Solo faltas de respeto, insultos. Ya no solo a él, también a quienes le
defienden, que hay madridistas entre ellos, y muchísimos (no solo los ultras,
que son los menos) por más que le pese al bueno de Alfredo, que les llama “tardo
franquistas”. ¡Ay! Luego nos quejamos por el descenso de ventas y los penosos
ERES y cierre de oficinas… Cada uno recoge lo que siembra.
En
la parcela de ataques personales no solo está Relaño, también Diego Torres
(redactor jefe de Deportes de El País), que ha llegado a llamar a Mourinho:
nazi, dictador y sádico, en un ejercicio de escritura histérica y fuera de todo
sentido, retratándose quién lo escribe.
En
la ilustre nómina de quienes se han sumado a los ataques a “Mou” está también
Roberto Palomar (Marca), que llegó a escribir del entrenador blanco que es “el
típico personaje que se daría a la fuga después de causar un atropello”. Por
esto ha sido demandado y encima se jacta de ello.
Él
y Alfredo Relaño que hace menos de dos años veían estupendo que Del Bosque
llevara a su familia con el equipo, veían con muy malos ojos que el hijo de
José Mourinho viajara en dos ocasiones con la plantilla merengue. ¿Respetable
cambio de criterio o… como me temo, palos por ser quién es?
Me
gustaría preguntar a ambos y a alguno más, como Santiago Segurola (periodista
que presume de ser independiente cenando con dirigentes del Barça y Athletic de
Bilbao, supongo que pagaría él) si a raíz de algunas “opiniones” publicadas, no
pongo informaciones adrede, si conocen lo que es la libertad de movimiento. Estimo
que una persona puede ir donde desee. Decía lo de opiniones para salvarles la
cara, porque si lo dan como informaciones, son del todo falsas. A ver,
ejercicio memorístico: chándales con esparadrapo, reuniones con Abramovich
estando en USA (debe ser que se tele transporta como Goku). ¿Por qué tenía que
decir constantemente que iba a seguir teniendo contrato en vigor hasta 2016?
El
entrenador de Setúbal es un real defensor del Madrid. Ha quitado complejos,
dice las cosas a la cara y siempre defiende al equipo, poniendo por encima el
interés común. Soportando insultos, mentiras...
A
quiénes tanto presumen de querer salvaguardar el madridismo de toda la vida, el
“señorial”, el respetuoso, el de miccionar colonia, no les he oído unas
declaraciones de sentir tanto al Real Madrid como las que hizo “Mou” tras la
derrota en la vuelta de las semis, a un gol de pasar a la final de Champions: "Cualquier persona que
haya estado un solo día en Real Madrid, sabe que habrá valido la pena porque es
el club más grande del mundo”.
Un
tipo valiente, honesto, sincero, trabajador, políticamente incorrecto y eso en
los tiempos que corren mengua. Mourinho ha demostrado ser en solo tres
años más madridista que algunos que pululan por ahí con sus insignias
rechazadas, su barata palabrería y sus ideales de artificio.
José
Mourinho tomó el mando de un equipo prácticamente muerto que estaba manchando
su historia en los años previos a su venida. Seis años seguidos sin pasar de
octavos de final en Copa de Europa, dieciocho sin ganar la Copa del Rey, y para
más INRI, otro equipo, el máximo rival, el Barcelona, empequeñeciendo la
historia del Real Madrid a la par que engrandecía la suya.
Pero
fue llegar “Mou” y en tres años, ha puesto al equipo en semifinales de Champions League, no habiendo llegado a la final por circunstancias
impredecibles y extrañas, como aquel arbitraje de Stark con la expulsión de
Pepe contra el Barcelona o el gol anulado a Higuaín en el Camp Nou, como
aquellos penaltis del año pasado contra el Bayern, y ahora con la mala suerte
contra el Borussia Dortmund.
La
Copa, la ganó el primer año de su llegada, tras una mayoría de edad, cuando parecía
imposible ganarla al que era un equipo invencible en ese momento, el Barcelona
de Pep Guardiola. Este año, pueden volver a conseguirla. La Liga, el año pasado
la ganó con autoridad, con récord de puntos y goles. Siendo la mejor liga
española de todos los tiempos.
En
estos tres años, además ha conseguido revertir y darle la vuelta a la reciente
historia de hegemonía barcelonista, ganándole al Barcelona prácticamente todos
los enfrentamientos directos de estos últimos años. En muchas ocasiones, el equipo
ha hecho un fútbol brillante, directo, vertical, con contra golpes perfectos,
convirtiéndose en el mejor equipo del mundo realizando este tercio. Datos que son
incontestables.
175
partidos en el banquillo blanco. 127 ganados, 27 empatados y 21 perdidos, con
un 72’57% de victorias. 467 goles a favor y 161 en contra.
Con el Real Madrid son actualmente 112 partidos de Liga (86 ganados, 15 empatados y
11 perdidos), 23 de la Copa (16 ganados, 4 empatados y 3 perdidos), 4 de la Supercopa española (1 ganado, 1 empatado y 2 perdidos) y 36 de la Liga de Campeones (24 ganados, 7 empatados y 5 perdidos).
En la temporada 2010-2011 son 38 partidos de liga (29
ganados, 5 empatados y 4 perdidos), 9 de la copa (7 ganados, 1 empatado y 1
perdido) y 12 de la liga de
campeones (8 ganados, 3 empatados y 1 perdido).
En la temporada 2011-2012 son 38 partidos de liga (32
ganados, 4 empatados y 2 perdidos), 6 de la copa (4 ganados, 1 empatado y 1
perdido), 2 de la supercopa
española (1 empatado y 1 perdido) y 12 de la liga de campeones (10 ganados, 1 empatado y 1 perdido).
En la temporada 2012-2013 son actualmente 36 partidos de liga (25 ganados, 6 empatados y
5 perdidos), 8 de la copa (5 ganados, 2 empatados y 1 perdido), 2 de la supercopa española (1 ganado y 1 perdido) y 12 de la liga de campeones (6 ganados, 3
empatados y 3 perdidos).
Con
estos números, se ha vendido y vende, mucho humo, pero cuando el bombardeo
sobre el aficionado es constante y sin pausa, el seguidor termina por
asimilarlo, quedándole dos opciones, o deja de leer, oír y ver esas noticias, o
cuando una mentira se repite diez mil veces, algunos acaban por tomarla como
verdad.
¿Realmente
ha fracasado Mourinho? Cierto es que no ha ganado la Copa de Europa, que es
para lo que se le trajo. Bien, entonces a excepción de Heynckes, Miguel Muñoz y
Vicente del Bosque, todos, todos y todos los demás entrenadores que han ocupado el banquillo de Chamartín se han dado
de bruces, o es que solo se ha fichado a “Mou” para llevarse la Copa de Europa.
Capello, Schuster, Pellegrini, Toshack, Beenhakker, Valdano, Queiroz, Di
Stéfano (quién mejor representa al Madrid, su presidente de honor y que desea
la continuidad de José Mourinho) y un largo etcétera de técnicos no han
fracasado, porque claro, a ellos no se les fichó para ganar la Liga de
Campeones.
Si
el técnico portugués se marcha, dejará un hueco muy difícil de llenar, tal vez
venga una ardua travesía por el desierto hasta que la mayor institución
deportiva de todos los tiempos vuelva a reencontrarse. Desde la no renovación
de Del Bosque hasta la llegada de “Mou” (2003-2010) el equipo anduvo vagando y
sin rumbo fijo, con fiascos e incluso intervenciones judiciales (etapa del
imputado Ramón Calderón).
Puede
que más de uno y de dos deseen de nuevo la vuelta a esa noria sin sentido. A
perder, a hacer grandes “exhibiciones” en Copa del Rey como las de Toledo
(etapa Del Bosque), Irún o Alcorcón, a “bañar” en octavos de Copa de Europa a
sus rivales… porque, ¿qué son tres semifinales consecutivas de Champions para el Real Madrid? Todos los
expertos futbolísticos, entre los que también está Mourinho, dicen que su
obligación, pues que tomen nota. La gran mayoría de integrantes a lo largo de
la historia blanca no han hecho los deberes, estamos descubriendo una enormidad
de fracasados que han entrenado al Madrid.
En
estos tres años, han ocurrido salidas de tono del técnico merengue, por
supuesto que sí. Esperpentos como el del parking de El Molinón o el dedo en el
ojo de Vilanova. Hechos para reprobar y para olvidar. Cantados con todo
merecimiento por la prensa, si las cosas ocurren hay que contarlas, para lo
bueno y lo malo, pero no solo lo último.
No
se pueden obviar los elogios Arbeloa, Alonso, Ozil, Khedira, Essien por no
hablar de jugadores y entrenadores de otros equipos, o los de Di Stéfano o
Zidane, dos mitos madridistas.
Mourinho
ha demostrado ser independiente, no estar casado con nadie a la hora de
conformar sus Mou’s eleven. Pepe se
quedó y ahora queda en el banquillo y no pasa nada. Decían de él que jugaba por
ser portugués. Que era un carnicero y que no tenía que estar en el Madrid,
dándole palos por cielo, mar y tierra, siendo “Mou” el único que lo defendió y
pidió su renovación. Ahora que Pepe conoce mejor el banquillo, raja contra
quien fue su ayuda. Toma parte por Iker Casillas, ahora, en mayo, cuando Iker
es suplente desde enero. Pepe es como una veleta, se mueve según soplen los
vientos.
Pero
no solo Pepe o Casillas han probado el banco. Ramos, Di María, Ozil, el propio
Ronaldo. Quién no cumple recibe un castigo. Casillas lo recibió, y ahora no
juega porque estuvo dos meses lesionado y porque para su infortunio hay un
portero q lo está haciendo genial, Diego López, auténtica competencia para
quién considero como mejor portero del mundo.
El
tema de Iker Casillas va camino de ser cuestión de Estado. Sectores de la
prensa que antes le atizaban sin compasión ahora lo usan como bandera ilustre y
pisoteada por un villano llamado Mourinho, que le falta al respeto y lo
humilla, que lo maltrata. Chorradas miles con perdón.
A
Iker lo único que le falta es que le pongan una fundación para hacerle más
llevadera esta situación. Le han salido amigos de debajo de las piedras, y
todos con dotes de avezados psicólogos. Cuánto talento desperdiciado tiene este
país.
Entre
ellos está el Marqués Del Bosque, que ha dicho que Casillas es un mito y hay
que protegerlo. ¿Lo protegió él sentándolo en la final de Copa y Champions sin lesión de por medio? Del
Bosque que ha perdido algo su sentido de la justicia, dejándose llevar por el
rencor (entiendo que se lo guarde a Florentino y Valdano porque desde luego no
tuvieron gallardía para echarlo como tenían que haber hecho con un señor y gran
patrimonio del club) no olvida estos lances. ¿Por qué no opina de las
suplencias en otros equipos? Por ejemplo Villa. ¿Por qué no llevó a Raúl a una
merecida despedida de la selección como le dijo?
Mourinho
sí se ha peleado por el Madrid. Lo ha hecho contra todo aquel que lo ha puesto
en cuestión. Federación, árbitros, UEFA… Si el Madrid provocaba tarjetas era
malo, un ejemplo de juego sucio, pero cuando Iniesta por ejemplo lo hizo, eso
sí era lógico. Que “Mou” raja de los árbitros, es un llorón y mal perdedor. Si
el Barcelona protesta oficialmente a la UEFA, es de alabar, porque no son
retrasados (palabras de Alves, que el año pasado dijo que: “eran de perdedores
hablar de árbitros” -25-1-12-)
Cuando
el Bernabéu ha pitado a Mourinho se ha pregonado y repetido hasta la saciedad,
pero cuando el coliseo blanco ha jaleado a su entrenador, se ha omitido.
Esa
supuesta pérdida de valores del madridismo es falaz, porque en cuanto se bucea
un poco en la historia vemos que salidas de tono, meteduras de pata, exabruptos
y equivocaciones las han cometido todos no sólo puede achacársela solo a The Only One, también las han cometido algunos
estandartes del madridismo más veces de las que se les puede presuponer.
José
Mourinho ha desterrado esa filosofía barata y ha recuperado el gen madridista
por excelencia, el del espíritu de lucha, el del orgullo de lucir la camiseta
con el escudo del Madrid. Ha retornado el pundonor histórico, la garra, el
coraje, el dejarse todo en el campo, o como dijo, “morir en el campo”, esas que
han sido sus otras señas de identidad, muy acorde con las del club merengue a
lo largo de sus más de 110 años de historia.
“Mou”
se ha tatuado en el corazón el escudo del Real Madrid y muchos aficionados del
equipo blanco se han tatuado su imagen por siempre. Ha vuelto a poner al equipo
donde tiene que estar (ha recuperado ser cabeza de serie en Copa de Europa,
llegó a estar en el segundo bombo), se pongan como se pongan sus detractores.
Que
esgrimen que es mediocre el resultado de Mourinho. No sé entonces que calificativos le otorgarán a los 32
años que pasaron desde la sexta a la séptima copa de Europa; a los 18 años que
se ha tirado sin ganar una Copa del Rey; a la peregrinación por caminos
lúgubres en los años más inmediatos a la llegada de Mourinho (con el inefable
Valdano de papel protagonista en los mismos); a las ya mencionadas noches “épicas”
de Toledo o Alcorcón. Me imagino que esos periodos de grandeza descritos serán
todo un espejo en el que mirarse de cara a futuras temporadas. Una bandera que
levantar cuando las cosas vayan mal. Un ejemplo a seguir por futuros
entrenadores del Real Madrid.
El
tiempo y su perspectiva pondrán a cada uno en su sitio. Que el Madrid ha vivido
y vivirá sin Mourinho es una perogrullada, porque está clarísimo, pero a lo
mejor no vive igual sin el mejor entrenador que tiene y que puede tener.