jueves, 4 de junio de 2015

BENÍTEZ AÑO I


El técnico madrileño se convierte en el sucesor de Carlo Ancelotti al frente de la nave merengue y regresa a la que fue su casa veintiún años después

Antonio Blanca


Dos décadas de ir y venir por distintos equipos de España y Europa son las que han tenido que pasar, para que Benítez Maudes, Rafael, regrese a la que ha sido su casa, a su Tierra Soñada. Cuatro lustros hace que salió del Real Madrid, la escuela donde recibió las primeras lecciones que le han valido para hacerse un hueco entre los mejores entrenadores del mundo, llegando a convertirse en uno de los más completos estudiosos del fútbol, donde a veces no todo es posible estudiarlo, en el que los intangibles que en muchas ocasiones determinan la marcha de un partido, de un equipo, de una temporada poco tienen que ver ni con la lógica ni con el método.

Al nuevo inquilino del Santiago Bernabéu le acusan habitualmente de algo y al mismo tiempo de lo contrario: de defensivo y de demasiado vistoso, en función del país donde juega, de la idiosincrasia futbolística del mismo y de la crítica a la que se enfrente. Por ejemplo, no es lo mismo hablar de fútbol de ataque en la filosofía del Calcio que hacerlo en la Liga. Esta personalidad, para muchos camaleónica, del nuevo entrenador del Real Madrid es lo que han buscado los rectores del club para devolverle la personalidad a un equipo que acabó la temporada sin fuelle y sin rumbo, naufragando tras la doctrina del compadreo y del despilfarro de millones muy mal administrados. Así, Florentino Pérez ha buscado “el nuevo impulso”.

Una apuesta arriesgada porque, de entrada, el juego de sus equipos no gusta a los aficionados y ninguna de las encuestas publicadas estos pasados días le daba como el deseado para el puesto; una apuesta que puede salirle mal al mandatario de Concha Espina, si finalmente los más pesimistas (anhelantes) acaban teniendo razón. Los títulos cosechados por Benítez en cada club desde que entrenó al Valencia son su mejor aval; el club español, Liverpool, Inter, Chelsea y por último Nápoles pudieron verle levantando trofeos.

Él mismo es el primero que asegura, o aseguraba antes de llegar a su nuevo club, que lo importante no es ganar a toda costa y que prefiere hacerlo jugando bien, aunque nadie se ponga de acuerdo respecto a lo que esto significa. Pero lo cierto es que llega a una forma de vida en la que se le va a exigir, desde el primer día, no sólo jugar bien sino también ganar por encima todo, como premisa grabada a fuego.

¿Cómo será el Real Madrid de Rafa Benítez y qué cambiará respecto al visto en los últimos años?  De entrada, el fichaje de Benítez traerá consigo a todo su equipo de trabajo. Antonio Gómez como analista; Paco de Miguel como preparador físico; Xavi Valero como preparador de porteros, Pedro Campos como ojeador e incluso su propio encargado de comunicación: Juan Francisco Sánchez.  Él trabaja siempre con los suyos como lo suelen hacer todos los entrenadores de élite. En contraposición, sí que contará con un segundo entrenador nuevo, todavía por decidir. Este cargo lo decide en función del club, ya que suele ser un hombre con experiencia dentro de la casa.

En esa dirección se ha hablado sobre todo de Fernando Morientes, ex del Real Madrid, delantero de Benítez en el Liverpool y  que ahora ejerce de entrenador en las categorías inferiores merengues. El que fuera también jugador del Mónaco y Valencia ha hablado de cómo se comporta Rafa con los jugadores: “Puede ser algo pesado, pero al final, en los partidos, te das cuenta de que todo tiene su sentido. Pensabas que había terminado el entrenamiento y era cuando empezaba el trabajo físico”.

No es el único que se ha referido a su llegada en los últimos días. Vicente Del Bosque, con el que ya trabajó cuando coincidieron en el Real Madrid en los años noventa, le avala: “La llegada de Benítez me parece muy bien y una buena solución, puesto que es un hombre preparado que intentará hacer un Real Madrid mejor. Yo lo conocí hace años, tenía la idea de dedicarse al fútbol profesional y para eso se preparó, y se ha preparado bien”.

Algunos de sus futuros rivales en los banquillos, como Ernesto Valverde en el Athletic, o Marcelino en el Villarreal, le consideran una referencia. Mucho tiene que ver el haber sido pionero en triunfar fuera de España, antes incluso que Guardiola. Valverde destaca “su metodología de trabajo y capacidad de organización”. Benítez se ganó el reconocimiento y el respeto de los técnicos españoles tras los éxitos -dos Ligas y una Copa de la UEFA- logrados con el Valencia.

Hay varios aspectos que son indiscutibles cuando se analiza un equipo de Benítez. El técnico es un auténtico estudioso de la materia: analiza los datos de su equipo y de los rivales hasta el agotamiento. Antes de pasar por el verde hay muchas horas de metódico y casi obsesivo trabajo de laboratorio. Todo para sacar la máxima eficacia y dejar lo mínimo posible al azar. Un claro ejemplo de esto es el uso de rotaciones en las que Benítez es el rey. Y esta será sin duda una de las grandes diferencias con el Madrid de este año en los que hubo un reparto de minutos totalmente desequilibrado.

Otro de los temas que ha condicionado y mucho a la hora de decidirse por un cambio en la dirección deportiva del equipo ha sido el de la búsqueda de una preparación, de una cultura física muy superior a la evidenciada con el entrenador italiano recientemente despedido. El equipo acabó, como ya ocurrió en 2014 pese a la Décima, fundido. Consideran los rectores del Real Madrid que es un tema que ha lastrado a la plantilla en las últimas semanas de competición de las dos últimas temporadas, y que les ha hecho perder, quien sabe, dos campeonatos nacionales de Liga.

Un equipo, insisten, del que se podía haber obtenido un rendimiento físico muy superior al conseguido bajo la tutela de Carlo Ancelotti. Creen sus valedores en la Junta Directiva que con Benítez esto va a cambiar. Con análisis físicos detallados de cada jugador y entrenamientos personalizados desde el primer día, tratarán de evitar que esto vuelva a ser un problema. “Entrenamiento duro, éxito seguro” es una de las máximas en las que se basa el trabajo del nuevo entrenador.

En los últimos años en el Santiago Bernabéu se ha vivido un cambio en el juego del Real: se ha buscado el contragolpe en detrimento de la posesión. El entrenador madrileño es un apasionado del control, sin que ello signifique que no pueda buscar la portería usando la línea recta. Benítez es considerado en España por su etapa en Valencia como un entrenador defensivo y que prioriza la búsqueda de la velocidad para aprovechar los errores del rival. En Italia, sin embargo, se le considera ofensivo y mirando las cifras goleadores del Nápoles es difícil discutirlo. Nadie se pone de acuerdo en cuanto a su manera de jugar. Esto conlleva que sus equipos tengan variantes, muchas variantes que aumentan en función de la calidad de la plantilla a sus órdenes.

En ese sentido llama también la atención que su referencia sea el Milan de Arrigo Sacchi, que admire el juego de los equipos de Pep Guardiola y que critique a José Mourinho por su juego aburrido. De lo que él y su cuerpo técnico presumen es de saber adaptarse a las plantillas que tienen a su disposición. Y también a las de sus rivales. Algo que ofrecerá un plan B a su nuevo equipo, aunque es consciente de que como primera opción siempre se le exigirá ser el protagonista del partido. El Real Madrid siempre tiene que salir a mandar. Ahora dispondrá de diferentes variantes técnicas y de distintos camino para llegar y mancillar la portería rival. Lo suyo dicen que es el fútbol total y que cada rival merece un planteamiento distinto.

Lo que en los blancos será incuestionable la temporada que viene será el orden y ese fútbol total. A él le gusta decir que cuando hay talento hace falta orden para que todo funcione mejor. En defensa, sus equipos están muy trabajados y ejercen de maravilla en labores de estrategia. Será un conjunto firme y sólido, sin apenas fisuras.

Pero ese orden también se verá en ataque. No se dejará tanto margen para la inspiración de las estrellas, que formarán parte de un plan mayor. Se tratará de un sacrificio que está por ver cómo afecta a unos jugadores que han gozado de mucha libertad. Ryan Babel, ex pupilo de Benítez en el Liverpool ya ha vaticinado que convertirá a Cristiano Ronaldo en un gran defensa. Se detecta cierto resentimiento en sus palabras hacia un técnico que en su carrera ha acumulado muy buenas palabras de sus jugadores, pero también algunas como las de Babel.

Los partidos de fútbol se deciden por pequeños detalles y esos los trabaja el técnico sin descanso. Entrenadores como Maradona o jugadores como Fernando Torres coinciden en destacar lo minucioso que es Rafa Benítez y cómo se fija en pequeñas cosas que acaban resultando importantes. El delantero del Atlético de Madrid también habla de que le enseñó a “no relajarse y exigirse el máximo cada día”. Lo que hace Benítez es enseñarle una y otra vez al jugador lo que quiere de él, para que lo comprenda y así convencerle y hacerle partícipe de lo que se hace y por qué se hace.

Sus futbolistas siempre contarán con ayudas y no se verá a un conjunto tan largo y con tantas distancias entre líneas. El 4-2-3-1 es el sistema más utilizado por Benítez, pudiendo variar a un 4-4-2. Y cada una de esas piezas tiene unas características comunes en función del equipo. Quiere laterales ofensivos, dos hombres por banda,  y dos mediocentro creadores con uno de ellos ayudando también en labores defensivas. A esto hay que sumar un mediapunta con llegada y un delantero centro con capacidad rematadora y que trabaje la presión sobre la salida del balón del equipo contrario.

Algunos de esos elementos los tiene en la plantilla actual. Los jugadores que le faltan para aplicar ese sistema eran ya previsibles fichajes. Tanto el mediocentro que pueda servir de equilibrio  como el delantero parecen los principales puntos a reforzar. Aunque no sería el primer entrenador al que Benzema, el `nueve’ actual, acaba convenciendo. La recuperación de Illarramendi de centrocampista se maneja también como opción.

Asunto espinoso seguirá siendo el de la portería. Al recién salido del Nápoles le gusta que los porteros participen en el juego como uno más, buscando siempre el mejor pase posible. Que sean el último defensor y el primer jugador ofensivo. Esas no son las mejores virtudes de Casillas, que podría volver a vivir más partidos en el banquillo de los que le gustaría. La temporada para el capitán blanco será sin duda objeto de debate y como maneje Benítez el asunto vendrá marcada en gran medida por su gestión de un vestuario en el que cuenta la meritocracia.

La cuestión es que ni Keylor Navas ni David De Gea, si llegara, son guardametas que se adaptan a las características que le complacen al nuevo entrenador. Ninguno de ellos destaca por su intervención en el juego colectivo. Bernd Leno, portero alemán del Bayer Leverkusen que también ha sonado como fichaje, se acerca más a ese perfil.

Para completar la plantilla habrá nuevas incorporaciones. Forma parte del ADN de Florentino Pérez la llegada anual de algún jugador especialmente mediático. Segura es ya la incorporación de Danilo, lateral derecho brasileño procedente del Oporto que quizás provoque la salida de Arbeloa. Ricardo Rodríguez ha sonado para el lateral izquierdo y Coentrao podría marcharse, pero también quedarse. En el medio campo habrá variaciones con la salida Khedira y la posible venta o cesión de alguno de los actuales. La vuelta de Oporto de Casemiro es una de las opciones además de pensarse en el italiano Verrati o el chileno Vidal más que en el francés Pogba.

Se desconoce todavía si para llevar a cabo la planificación de incorporaciones contará o no con un director deportivo o tomará las decisiones junto al presidente y José Ángel Sánchez. En el Liverpool él desempeñaba esa función en solitario, pero en el resto de equipos siempre ha colaborado con alguien de su confianza y con quien tuviera sintonía. Esto le supuso problemas en el Valencia y no hay que descartar que también los pueda tener en Madrid, dada su fuerte personalidad a la hora de ser él quien elija a sus jugadores.

A diferencia de los entrenadores que han recalado en el Real Madrid desde hace más de diez años, Rafa Benítez no tendrá en el cogote la presión de la Décima. Pero tras la destitución de Carlo Ancelotti también tendrá muy claro que en su nuevo equipo no hay margen de error y que no vale fallar.

No se trata de una sorpresa para él. Conoce bien cómo funciona el Real Madrid. Y conoce mucho mejor todavía como se mueve su entorno, ese ente que rodea y desgasta hasta la saciedad a los habitantes del banquillo blanco. Y también en el club le conocen a él. Y en el vestuario ya empiezan a saber de él, de su pizarra y de su enciclopedia futbolística. De hecho durante las últimas semanas Álvaro Arbeloa, con el que Benítez coincidió en el Liverpool, no para de responder a las preguntas de algunos de sus compañeros que quieren saber si el nuevo míster es tan fiero como lo pintan.

Lo es. Porque exprimirles todo el jugo para hacer el mejor zumo posible será desde ahora la meta de Rafa Benítez en su vuelta a casa.