El técnico madrileño se convierte en el sucesor de Carlo Ancelotti al frente de la nave merengue y regresa a la que fue su casa veintiún años después
Antonio Blanca
Dos décadas
de ir y venir por distintos equipos de España y Europa son las que han tenido
que pasar, para que Benítez Maudes, Rafael, regrese a la que ha sido su casa, a
su Tierra Soñada. Cuatro lustros hace que salió del Real Madrid, la
escuela donde recibió las primeras lecciones que le han valido para
hacerse un hueco entre los mejores entrenadores del mundo, llegando a
convertirse en uno de los más completos estudiosos del fútbol, donde a veces no
todo es posible estudiarlo, en el que los intangibles que en muchas ocasiones
determinan la marcha de un partido, de un equipo, de una temporada poco tienen
que ver ni con la lógica ni con el método.
Al nuevo
inquilino del Santiago Bernabéu le acusan habitualmente de algo y al mismo
tiempo de lo contrario: de defensivo y de demasiado vistoso, en función
del país donde juega, de la idiosincrasia futbolística del mismo y de la
crítica a la que se enfrente. Por ejemplo, no es lo mismo hablar de fútbol de
ataque en la filosofía del Calcio que hacerlo en la Liga. Esta
personalidad, para muchos camaleónica, del nuevo entrenador del Real Madrid es
lo que han buscado los rectores del club para devolverle la personalidad a un
equipo que acabó la temporada sin fuelle y sin rumbo, naufragando tras la
doctrina del compadreo y del despilfarro de millones muy mal administrados. Así,
Florentino Pérez ha buscado “el nuevo impulso”.
Una apuesta
arriesgada porque, de entrada, el juego de sus equipos no gusta a los
aficionados y ninguna de las encuestas publicadas estos pasados días le daba
como el deseado para el puesto; una apuesta que puede salirle mal al
mandatario de Concha Espina, si finalmente los más pesimistas (anhelantes)
acaban teniendo razón. Los títulos cosechados por Benítez en cada club desde
que entrenó al Valencia son su mejor aval; el club español, Liverpool, Inter,
Chelsea y por último Nápoles pudieron verle levantando trofeos.
Él mismo es
el primero que asegura, o aseguraba antes de llegar a su nuevo club, que lo
importante no es ganar a toda costa y que prefiere hacerlo jugando bien, aunque
nadie se ponga de acuerdo respecto a lo que esto significa. Pero lo cierto es
que llega a una forma de vida en la que se le va a exigir, desde el primer día,
no sólo jugar bien sino también ganar por encima todo, como premisa
grabada a fuego.
¿Cómo será
el Real Madrid de Rafa Benítez y qué cambiará respecto al visto en los últimos
años? De entrada, el fichaje de Benítez traerá consigo a todo su equipo
de trabajo. Antonio Gómez como analista; Paco de Miguel como preparador físico;
Xavi Valero como preparador de porteros, Pedro Campos como ojeador e incluso su
propio encargado de comunicación: Juan Francisco Sánchez. Él trabaja
siempre con los suyos como lo suelen hacer todos los entrenadores de élite. En
contraposición, sí que contará con un segundo entrenador nuevo, todavía por
decidir. Este cargo lo decide en función del club, ya que suele ser un hombre
con experiencia dentro de la casa.
En esa
dirección se ha hablado sobre todo de Fernando Morientes, ex del Real Madrid,
delantero de Benítez en el Liverpool y que ahora ejerce de
entrenador en las categorías inferiores merengues. El que fuera también jugador
del Mónaco y Valencia ha hablado de cómo se comporta Rafa con los jugadores:
“Puede ser algo pesado, pero al final, en los partidos, te das cuenta de que
todo tiene su sentido. Pensabas que había terminado el entrenamiento y era
cuando empezaba el trabajo físico”.
No es el
único que se ha referido a su llegada en los últimos días. Vicente Del Bosque,
con el que ya trabajó cuando coincidieron en el Real Madrid en los años
noventa, le avala: “La llegada de Benítez me parece muy bien y una buena
solución, puesto que es un hombre preparado que intentará hacer un Real Madrid
mejor. Yo lo conocí hace años, tenía la idea de dedicarse al
fútbol profesional y para eso se preparó, y se ha preparado bien”.
Algunos de
sus futuros rivales en los banquillos, como Ernesto Valverde en el Athletic, o
Marcelino en el Villarreal, le consideran una referencia. Mucho tiene que ver
el haber sido pionero en triunfar fuera de España, antes incluso que Guardiola.
Valverde destaca “su metodología de trabajo y capacidad de organización”.
Benítez se ganó el reconocimiento y el respeto de los técnicos españoles
tras los éxitos -dos Ligas y una Copa de la UEFA- logrados con el Valencia.
Hay varios
aspectos que son indiscutibles cuando se analiza un equipo de Benítez. El
técnico es un auténtico estudioso de la materia: analiza los datos de su equipo
y de los rivales hasta el agotamiento. Antes de pasar por el verde hay muchas
horas de metódico y casi obsesivo trabajo de laboratorio. Todo para sacar
la máxima eficacia y dejar lo mínimo posible al azar. Un claro ejemplo de esto
es el uso de rotaciones en las que Benítez es el rey. Y esta será sin duda una
de las grandes diferencias con el Madrid de este año en los que hubo un reparto
de minutos totalmente desequilibrado.
Otro de los
temas que ha condicionado y mucho a la hora de decidirse por un
cambio en la dirección deportiva del equipo ha sido el de la búsqueda de una
preparación, de una cultura física muy superior a la evidenciada con el
entrenador italiano recientemente despedido. El equipo acabó, como ya ocurrió
en 2014 pese a la Décima, fundido.
Consideran los rectores del Real Madrid que es un tema que ha lastrado a la
plantilla en las últimas semanas de competición de las dos últimas temporadas,
y que les ha hecho perder, quien sabe, dos campeonatos nacionales de Liga.
Un equipo,
insisten, del que se podía haber obtenido un rendimiento físico muy
superior al conseguido bajo la tutela de Carlo Ancelotti. Creen sus valedores
en la Junta Directiva que con Benítez esto va a cambiar. Con análisis físicos
detallados de cada jugador y entrenamientos personalizados desde el primer
día, tratarán de evitar que esto vuelva a ser un problema. “Entrenamiento
duro, éxito seguro” es una de las máximas en las que se basa el trabajo
del nuevo entrenador.
En los
últimos años en el Santiago Bernabéu se ha vivido un cambio en el juego del
Real: se ha buscado el contragolpe en detrimento de la posesión. El
entrenador madrileño es un apasionado del control, sin que ello signifique que
no pueda buscar la portería usando la línea recta. Benítez es considerado en
España por su etapa en Valencia como un entrenador defensivo y que prioriza la
búsqueda de la velocidad para aprovechar los errores del rival. En Italia,
sin embargo, se le considera ofensivo y mirando las cifras goleadores del Nápoles
es difícil discutirlo. Nadie se pone de acuerdo en cuanto a su manera de jugar.
Esto conlleva que sus equipos tengan variantes, muchas variantes que
aumentan en función de la calidad de la plantilla a sus órdenes.
En ese
sentido llama también la atención que su referencia sea el Milan de Arrigo
Sacchi, que admire el juego de los equipos de Pep Guardiola y que critique a José
Mourinho por su juego aburrido. De lo que él y su cuerpo técnico presumen es de
saber adaptarse a las plantillas que tienen a su disposición. Y también a las
de sus rivales. Algo que ofrecerá un plan B a su nuevo equipo, aunque es
consciente de que como primera opción siempre se le exigirá ser el protagonista
del partido. El Real Madrid siempre tiene que salir a mandar. Ahora dispondrá
de diferentes variantes técnicas y de distintos camino para llegar y
mancillar la portería rival. Lo suyo dicen que es el fútbol total y que
cada rival merece un planteamiento distinto.
Lo que en
los blancos será incuestionable la temporada que viene será el orden y ese
fútbol total. A él le gusta decir que cuando hay talento hace falta orden para
que todo funcione mejor. En defensa, sus equipos están muy trabajados y ejercen
de maravilla en labores de estrategia. Será un conjunto firme y sólido,
sin apenas fisuras.
Pero ese
orden también se verá en ataque. No se dejará tanto margen para la inspiración
de las estrellas, que formarán parte de un plan mayor. Se tratará de un
sacrificio que está por ver cómo afecta a unos jugadores que han gozado de
mucha libertad. Ryan Babel, ex pupilo de Benítez en el Liverpool ya ha
vaticinado que convertirá a Cristiano Ronaldo en un gran defensa. Se detecta
cierto resentimiento en sus palabras hacia un técnico que en su carrera ha acumulado
muy buenas palabras de sus jugadores, pero también algunas como las de Babel.
Los partidos
de fútbol se deciden por pequeños detalles y esos los trabaja el técnico sin
descanso. Entrenadores como Maradona o jugadores como Fernando Torres coinciden
en destacar lo minucioso que es Rafa Benítez y cómo se fija en pequeñas cosas
que acaban resultando importantes. El delantero del Atlético de Madrid también
habla de que le enseñó a “no relajarse y exigirse el máximo cada día”. Lo que
hace Benítez es enseñarle una y otra vez al jugador lo que quiere de él, para
que lo comprenda y así convencerle y hacerle partícipe de lo que se hace y por
qué se hace.
Sus
futbolistas siempre contarán con ayudas y no se verá a un conjunto tan largo y
con tantas distancias entre líneas. El 4-2-3-1 es el sistema más utilizado por
Benítez, pudiendo variar a un 4-4-2. Y cada una de esas piezas tiene unas
características comunes en función del equipo. Quiere laterales ofensivos,
dos hombres por banda, y dos mediocentro creadores con uno de ellos
ayudando también en labores defensivas. A esto hay que sumar un
mediapunta con llegada y un delantero centro con capacidad rematadora y que
trabaje la presión sobre la salida del balón del equipo contrario.
Algunos de
esos elementos los tiene en la plantilla actual. Los jugadores que le faltan
para aplicar ese sistema eran ya previsibles fichajes. Tanto el mediocentro que
pueda servir de equilibrio como el delantero parecen los principales
puntos a reforzar. Aunque no sería el primer entrenador al que Benzema, el
`nueve’ actual, acaba convenciendo. La recuperación de Illarramendi de
centrocampista se maneja también como opción.
Asunto
espinoso seguirá siendo el de la portería. Al recién salido del Nápoles le
gusta que los porteros participen en el juego como uno más, buscando siempre el
mejor pase posible. Que sean el último defensor y el primer jugador ofensivo.
Esas no son las mejores virtudes de Casillas, que podría volver a vivir más
partidos en el banquillo de los que le gustaría. La temporada para el capitán
blanco será sin duda objeto de debate y como maneje Benítez el asunto vendrá
marcada en gran medida por su gestión de un vestuario en el que cuenta la
meritocracia.
La cuestión
es que ni Keylor Navas ni David De Gea, si llegara,
son guardametas que se adaptan a las características que le complacen al
nuevo entrenador. Ninguno de ellos destaca por su intervención en el juego
colectivo. Bernd Leno, portero alemán del Bayer Leverkusen que también ha
sonado como fichaje, se acerca más a ese perfil.
Para
completar la plantilla habrá nuevas incorporaciones. Forma parte del ADN
de Florentino Pérez la llegada anual de algún jugador especialmente mediático.
Segura es ya la incorporación de Danilo, lateral derecho brasileño
procedente del Oporto que quizás provoque la salida de Arbeloa. Ricardo Rodríguez
ha sonado para el lateral izquierdo y Coentrao podría marcharse, pero también
quedarse. En el medio campo habrá variaciones con la salida Khedira y
la posible venta o cesión de alguno de los actuales. La vuelta de Oporto
de Casemiro es una de las opciones además de pensarse en el italiano Verrati o
el chileno Vidal más que en el francés Pogba.
Se desconoce
todavía si para llevar a cabo la planificación de incorporaciones contará o no
con un director deportivo o tomará las decisiones junto al presidente y José
Ángel Sánchez. En el Liverpool él desempeñaba esa función en solitario, pero en
el resto de equipos siempre ha colaborado con alguien de su confianza y con
quien tuviera sintonía. Esto le supuso problemas en el Valencia y no hay
que descartar que también los pueda tener en Madrid, dada su fuerte
personalidad a la hora de ser él quien elija a sus jugadores.
A diferencia
de los entrenadores que han recalado en el Real Madrid desde hace más de diez
años, Rafa Benítez no tendrá en el cogote la presión de la Décima. Pero tras la destitución de Carlo Ancelotti también tendrá
muy claro que en su nuevo equipo no hay margen de error y que no vale fallar.
No se trata
de una sorpresa para él. Conoce bien cómo funciona el Real Madrid. Y conoce
mucho mejor todavía como se mueve su entorno,
ese ente que rodea y desgasta hasta la saciedad a los habitantes del
banquillo blanco. Y también en el club le conocen a él. Y en el vestuario ya
empiezan a saber de él, de su pizarra y de su enciclopedia futbolística. De
hecho durante las últimas semanas Álvaro Arbeloa, con el que Benítez coincidió
en el Liverpool, no para de responder a las preguntas de algunos de sus
compañeros que quieren saber si el nuevo míster es tan fiero como lo
pintan.
Lo es.
Porque exprimirles todo el jugo para hacer el mejor zumo posible será desde
ahora la meta de Rafa Benítez en su vuelta a casa.