domingo, 4 de diciembre de 2016

EMPATE QUE SABE DISTINTO

Julio Candela

Más tarde que otras temporadas, llegó por fin el duelo más esperado de la primera vuelta. Un Barcelona que no terminaba de encontrar la tecla para volver a desplegar el juego del que suele presumir frente un Real Madrid al alza que buscaba dar un golpe a la clasificación liguera.

En esta situación, Luis Enrique, con Iniesta recuperado tras 40 días fuera de los terrenos de juego, decidió apostar por el mismo once inicial que tropezó en Anoeta. El manchego se quedaba en el banquillo. Por su parte, Zidane contaba también con la opción de Casemiro, de vuelta esta semana con sus primeros minutos disputados en Copa, pero siguió dando confianza a Kovacic –titular los últimos siete partidos- y metiendo a Isco como acompañantes de Modric, dejando a Lucas Vázquez como relevo del lesionado Bale.

Con esta mecánica, pese que los focos y las cámaras apuntaban a Messi y Cristiano, el protagonismo del partido estuvo en el centro del campo. Ambos conjuntos dejaron de lado la espectacularidad de sus figuras y decidieron apostar por hacer de este “clásico” uno de los más conservadores de los últimos años. Con el orden y la disciplina defensiva como leitmotiv, las faltas, la intensidad y el juego duro desplazaron a los regates, las combinaciones y el buen juego.

En esta situación, un nombre sobresalió de entre los 22 que estaban sobre el terreno de juego: Luka Modric. El croata se erigió una vez más en el faro del Real Madrid y, en el duelo particular con Busquets para dominar el centro del campo, se impuso con claridad decantando la balanza del primer tiempo para los blancos. Con Isco y Kovacic como escuderos de lujo, todo balón tocado por Modric generaba incertidumbre en el rival. Busquets, casi en solitario dado que Rakitic y André Gomes restaban más que sumaban en sus escasas intervenciones, se vio superado y, por ende, el Barcelona.

Pero esta superioridad blanca no se transformaba en ocasiones, siendo Lucas Vázquez el referente arriba y la banda izquierda defendida por Sergi Roberto y Rakitic, el lugar por el que llegaban los ataques más claros.

El Barcelona, una sombra de sus mejores tiempos, se conformaba con que Neymar inventara ocasiones en alguno de los pocos balones que le llegaban. Sin embargo, las 12 faltas del Barcelona y las 6 del Madrid con las que se cerró la primera parte no reflejaban con exactitud la realidad de un período marcado por el juego físico y la falta de fluidez. El más perjudicado, Messi, que quitando alguna conducción en tres cuartos apenas intervino.

El Madrid echaba en falta algo más de garra por parte de Benzema y Cristiano arriba y el Barcelona claridad y pausa en el centro del campo. Cuando Iniesta parecía la solución perfecta para la segunda mitad, Luis Enrique apostó por seguir con los mismos en la reanudación.

Así, sin mayor novedad, el encuentro se reanudó de la misma manera, con los azulgranas sufriendo ante el empuje blanco. Sin embargo, a los diez minutos, el balón parado volvió a servir de abrelatas al Barcelona. Como hiciera Mathieu hace dos años y Piqué el pasado, en esta ocasión fue Suárez el encargado de abrir el marcador. Tras una falta inocente de Varane en el costado izquierdo del ataque local, el mismo francés fue el que dejó al uruguayo rematar sin salto desde el área pequeña el balón lanzado por Neymar.  Al minuto 53, el 1-0 cambiaba el partido.

De los aplausos por el gol se pasó en poco tiempo a dedicar los mismos a Andrés Iniesta, que entraba en el campo sustituyendo a Rakitic. Con el 1-0 y el de Fuentealbilla, el centro del campo cambió de dueño y con ello el dominio de la pelota y el partido. El Barcelona encontró su juego a través del gol y no al revés.

Tratando de volver a recuperar el equilibrio, Zidane apostó en el minuto 66 por Casemiro en lugar de Isco, que ya tenía amarilla. Al brasileño se le notaba todavía falto de ritmo y su entradano sólo apenas cambió la situación sino que llegaron las mejores oportunidades para sentenciar del Barcelona.

Neymar tuvo la sentencia en el minuto 68, cuando se aprovechó de la falta de ayudas a Carvajal para dejarlo atrás con una finta en un mano a mano dentro del área. Tras hacer lo más difícil, el brasileño falló un gol cantado chutando alto cuando tenía todo el segundo palo para mandar la pelota al fondo de la red.

El Barcelona se iba gustando cada vez más y Neymar y Messi seguían rondando a Navas con peligro. El Madrid, ya pensando más en ir a por el gol que en el orden, dejaba muchos espacios para deleite de le medular y ataque azulgranas.

A 13 minutos del final, Zidane prosiguió con su apuesta por la juventud y metió a Asensio por Benzema mientras que Luis Enrique sacó a Arda en lugar de André Gomes. El toque de corneta blanco deparó un ida y vuelta constante en el tramo final que no hacía sino incrementar la emoción del encuentro.

Seguían los cambios con Mariano por Kovacic y Denis Suárez por Neymar, a la vez que el reloj corría en contra del Madrid y a favor del Barcelona. La racha de 32 partidos imbatidos de Zidane corría peligro.

Si bien a la medianoche se le conoce como la hora de las brujas, el fútbol actual está dejando claro a base de ejemplos que el minuto 90 va siendo cosa de Sergio Ramos. De nuevo, una falta inocente –esta vez de Arda- abrió la puerta a la redención. Como merecedor del MVP del partido, se hizo justicia con Modric cuando se le encargó la tarea de mandar la pelota al área.

En la frontal esperaban Cristiano, Varane, Ramos… no precisamente la lista deseada por ninguna defensa para una situación así. Pocos segundos después de entrar en el tiempo extra, la pelota surcó los aires para ir anunciando lo que parece que ya estaba escrito. Ramos atacó la pelota y con su testa mandó el esférico al fondo de la red. El Real Madrid empataba el partido y abortaba las ilusiones del Barcelona de recortar distancias en Liga, los seis puntos siguen haciendo de frontera entre ambos.

Por cierto, mala actuación de Clos Gómez pues el devenir del partido hubiera sido otro si hubiera pitado los tres penaltis que el Barça cometió (Carvajal también realizó uno), o en lugar de dar el gol de Luis Suárez lo hubiera anulado por estar en posición adelantada.