Carlos de Blas
Triunfo, buen juego por momentos, rotaciones extensivas,
recuperación de lesionados... todo pintaba bien para el Real Madrid en un
partido inane en cuanto a la clasificación del grupo pero vital para mejorar la
moral. Sin embargo, la preocupación vuelve a dirigirse al parte médico del día
siguiente después de que Varane se retirara por lesión en la primera mitad. En
el horizonte, el partido ante el Sevilla sin Ramos ni Casemiro por sanción.
Frente a los blancos, llegaba al Bernabéu un viejo enemigo
de la casa: el Borussia Dortmund. Pero el equipo alemán, que no pasa por su
mejor momento, venía a la capital española con la intriga por resolver de la
tercera plaza. Ya la tenía antes de jugar y la mantuvo tras el pitido
final,gracias a la derrota del APOEL ante el Tottenham. Aun siendo un equipo en
la obligación de puntuar, apenas mostró la mordiente de antaño.
Zidane, por su parte, optó por rotar dando entrada como
titulares a Borja Mayoral. Lucas Vázquez, Theo Hernández, Nacho y Kovacic, que
regresaba a un terreno de juego después de su lesión.El hambre por reivindicarse
dio sus réditos con un equipo que salió al campo con ganas de comerse a su
rival. Ya en el minuto 8, Mayoral, de un toque con clase en lugar de romperla,
anotaba el primer tanto aporvechando un control defectuoso de Isco que se
transformó en asistencia.
No hubo que esperar mucho más para que Cristiano Ronaldo,
con un golazo, ampliara las diferencias. Curioso el caso del luso con el
contraste goleador entre Europa y Liga. En Champions, se ha convertido en el
primer jugador en anotar en todas las jornadas de la fase de grupos.El '7'
blanco volvio a mostrarse participativo, mordiente y con ganas. Idéntica
actitud que en liga; sin embargo, aquí sí entró la pelota. Nueve tantos en
Champions, dos en Liga.
Con el 2-0 en el marcador como fiel reflejo de su dominio en
el campo, el Madrid fue rebajando su
intensidad y mostrándose más errático en
la salida de balón, dando pie al Borussia de adelantar líneas para aprovechar
la velocidad de sus atacantes. Aubameyang empezaba a enseñar el colmillo con
varias ocasiones infructuosas. Al otro lado, el Madrid seguía desaprovechando
ocasiones buscando la excesiva generosidad en el último pase.
Se acercaba el intermedio cuando Varane se echaba al suelo
en solitario. Balón fuera y el francés se levantaba para dirigirse por su
propio pie hacia el banquillo y decirle a Zidane "C'est fini". El
técnico francés aprovechó para mover ficha añadiendo más madera a la maquinaria
de ataque con la entrada de Asensio por el lesionado central.
En lo que el Madrid configuraba su nuevo dibijo sobre el
campo, Schmelzer se aprovechó de la falta de decisión de Asensio para robar la
pelota en campo contrario y mandar un centro medido que Aubemayango no
perdonaba con un remate en plancha.
En la reanudación, sin cambios, el Madrid siguió en Babia y
de nuevo Aubameyang no desaprovechó un doble oportunidad que en primera
instancia pudo resolver Navas con una gran parada pero que con el rechazo y un
fino toque se transformó en la igualada a dos.
El golpe le valió a los blancos para despertar. Una primera
media hora excelente oscurecida por los despistes de la siguiente. Pero para el
último tercio el orgullo sacó a relucir un muy buena versión del Madrid. Isco
se echó el equipo a la espalda, la entrada de Ceballos permitió más y mejores
combinaciones ocn pausa y así la última media hora se convirtió en un monólogo.
Las ocasiones se sucedián pero el gol se resistía, una sensación ya vivida
demasiadas veces esta temporada.
Pero en un pequeño barullo en una de ellas, ya pasado el
minuto 80, Lucas Vázquez ajustó la pelota tras un rechazo hacia el poste al que
Bürki sólo pudo asistir como testigo de excepción. El 3-2 ajusticiaba lo visto
sobre el campo.