Póquer
del francés ante el Leganés, posterior reconocimiento de haberse equivocado con
su afición y de nuevo apertura a un final a su estancia en el Atlético de
Madrid
Antonio Blanca
Siete
goles en cuatro días. Un hat trick y
cuatro tantos más en los últimos dos partidos. Griezmann nunca se fue, pese a
que algunos creyeron que era mejor que así fuera. El francés dio un recital el
domingo en el Sánchez Pizjuán y lo repitió, con un tanto más, ayer miércoles
ante el Leganés. Absoluto espectáculo.
Cuatro
goles, todos los que marcó el Atlético en el derbi madrileño. Anotados de todas
las facturas posibles. En un mano a mano, de falta directa, de cabeza y
rematando en el área pequeña. El delantero total sin que sea un '9' puro. No
olvidará la noche gélida Griezmann, que fue más depredador goleador que nunca.
Ha podido ser su mejor actuación individual en toda su carrera.
Así,
llega lanzado el francés, y el Atlético, al decisivo duelo de este domingo en
el Camp Nou. Los rojiblancos sí creen en que ganar la Liga es posible porque
así se ha encargado Griezmann de que sea. Cuando más se tambaleaba el Atlético
en sensaciones (con aburridas victorias ante Málaga y Athletic), el francés se
ha echado a todo un equipo a la espalda y ha irrumpido con mucha fuerza. Si su
actuación en el Pizjuán ya fue estratosférica, ante el Leganés fue legendaria.
Ocurre
este recital de Antoine la temporada en la que gran parte del Wanda
Metropolitano le pitó. Sí, algunos aficionados rojiblancos dudaron de
Griezmann, aunque bien es verdad que cuando se le pitaba no era por un asunto
deportivo. Era más por la frustración de que la perla de Mâcon hubiera
coqueteado con otros equipos. Hace no mucho, pasearse por el Wanda antes de un
partido era observar a colchoneros criticar al francés, al que ya comparaban
con otros grandes jugadores de los últimos años que, según ellos, les
traicionaron.
Iban
creciendo tanto las críticas que Griezmann se plantó el día del Valencia. Con
el Atlético ganando 1-0, los de Simeone tuvieron opción de matar el partido con
alguna ocasión más, pero Griezmann, con lógica (la suya), prefirió no atacar y
dormir el partido. Ahí el Metropolitano le pitó bien y Antoine reaccionó con un
gesto muy pocas veces visto en este equipo, calló a su propia grada y cuando
aún tenía el balón en sus pies.
Griezmann,
que fue capaz de meterse en el podio del Balón de Oro en 2016, lleva ya años al
máximo nivel, si bien la temporada 2017 fue muy discreta. Lideró al Atlético
que llegó a la final de Champions en Milán y a la Francia que alcanzó la final
de la Eurocopa el mismo año. Ambas finales las perdió, pero su trascendencia
era altísima. Quizá a partir de ahí el Atlético se le hizo pequeño según su
entender y hacia donde quiere dirigir su carrera.
Hoy,
tras el partido del Pizjuán y ante el Leganés, es el jugador más en forma del
mundo (junto con el mes de febrero de Ronaldo). Está así en el momento más
determinante de la temporada, porque el domingo el Atlético de Madrid viaja a
Barcelona con grandes posibilidades de luchar por la Liga. No hay que
esconderlo, este equipo, gracias a Griezmann, puede acreditarse como candidato
al título después de muchas semanas de presión máxima al Barça, amenazado ahora
ante el gran momento de Griezmann.
100
millones de euros es lo que cuesta el francés. Esa es su cláusula. Un chollo en
estos días en los que jugadores que apenas han mostrado algo valen 150. Si el
Atlético quiere seguir arriba, deberá hacer un esfuerzo económico para
retenerle. Sin él, los colchoneros ya estarían desahuciados en Liga.
Noche
para la historia y el recuerdo de Antoine Griezmann. El día que marcó cuatro
goles y todos ellos de forma diferente. Fue el jugador total. Qué mejor
homenaje a 'Quini' que así, marcando de todas las maneras posibles y hasta
cuatro veces. Este francés es muy bueno. Es delito pitarle.