domingo, 11 de marzo de 2018

OTRA VEZ LA VIOLENCIA

Aránzazu Gálvez


No corren buenos tiempos en lo que la relación entre seguridad y fútbol se refiere. El recuerdo de la actuación de los hooligans en la pasada Eurocopa francesa, los incidentes protagonizados por varios grupos ultras dentro del balompié español, la lamentable muerte del ertzaina que trabajaba para bloquear el enfrentamiento entre radicales del Athletic y del Spartak de Moscú y el trato de favor que el PSG ha dado a la rama más violenta de su afición confeccionan un panorama tenebroso. Y más si se atisba que el Mundial 2018 se desarrollará en Rusia.

Pues bien, este sábado el rotativo galo L'Équipe ha publicado una información que todavía embarra aún más la permisividad que el club parisino habría tenido con sus ultras en el marco de la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Real Madrid, Y es que, además de lo investigado por la UEFA en el expediente abierto (se está escudriñando el control de acceso a los asientos por el escándalo explícitado por las bengalas que fueron encendidas durante el partido), se ha filtrado un informe todavía más inquietante que la laxitud en la seguridad del Parque de los Príncipes.

Según la prestigiosa publicación francesa, la directiva catarí del PSG habría entendido como lógico que la Policía no escoltara al autobús del Real Madrid de camino al recinto donde se iba a disputar el choque. Todo dentro de hacer hostil el trámite a Ronaldo, Benzema y compañia. Como ha hicieron al lograr que hubiera un lapso nocturno en el que sus ultras pudieron atronar el sueño de los futbolistas merengues. El hecho es que el club pidió a las autoridades de la capital gala que no brindaran escolta policial al bus español en el camino desde el hotel hasta el estadio.

La narración cuenta que el PSG trasladó esa petición formal a la sede de la Policía en París durante el mismo día del partido, el martes pasado. El trayecto entre el distrito 8 y el coliseo habría de ser sin medidas de seguridad. Una imprudencia proverbial que fue solicitada por mor de incomodar al máximo al rival deportivo. Las autoridades, como no puede ser de otro modo, se negaron de forma tajante. Hay un protocolo establecido legalmente y ni los petrodólares pudieron con su cumplimiento en territorio francés. Sin duda, este apartado bien puede ser añadido al expediente que prepara la UEFA.

Pero, sin salir de Francia, este sábado se vivió otro escena lamentable. El Lille, ese club de nuevo propietario que echó a Bielsa por saltarse las normas del internas -con motivo de viajar a Chile para despedirse de uno de sus mejores amigos-, viaja confirmado en posiciones de descenso en la Ligue 1. Lo que parecía un proyecto con tintes continentales al comienzo del curso se ha tornado en una pesadilla. Y su facción más radical de la hinchada, ubicada en el fondo norte del estadio Pierre-Mauroy, no se contuvo tras el empate a uno registrado ante el Montpellier.

Las imágenes resultan un tanto inquietantes. Decenas de ultras saltaron las vallas de seguridad y se adentraron en el verde en cuanto que el árbitro pitó el final del enésimo empate casero. Desde el fondo norte descendieron exaltados que lanzaron objetos, amenazaron e insultaron a sus propios futbolistas. De hecho, alguno de los profesionales llegó a ser zarandeado en la escaramuza colectiva. Las fuerzas de control se vieron obligadas a conformar un cordón policial que garantizara la salida a vestuarios sin más ataques a los deportistas.

Y al otro lado del Canal de la Mancha también se degustó el amargor del hoolinganismo. Londres acogió el el 0-3 que asestó el Burnley al West Ham en el Estadio Olímpico, Ese recinto ejercería como marco de otra escena dantesca. El club se encuentra tres puntos por encima del descenso y sus ultras se erigieron en protagonistas del día.

Primero, justo después del 0-1 anotado por Ashley Barnes -minuto 66- saltó al campo un personaje que entró en batalla con el capitán del equipo local. Mark Noble, icono de los 'Hammers' terminó por echar al desubicado a golpes. En segundo lugar, tras el 0-2, obra de Chris Wood, otro tipo saltó a la hierba, sacó un banderín de córner y corrió hasta el centro del campo, donde clavó el mencionado palo. Y tras el tercer tanto visitante (doblete de Wood) varios ultras más entraron en la cancha y corretearon antes de ser placados, completando un rocambolesco retrato del presente futbolístico en el Viejo Continente.