Se
aproxima el sprint final de la
temporada y el ‘7’ del Real Madrid está alcanzando su mejor forma
Antonio Blanca
El
Camp Nou sospechaba que la relajación posterior al éxtasis en Champions ante el Chelsea pudiera
aparecer en la recepción del dubitativo Athletic. Incluso Valverde dio descanso
a varias de sus piezas y suplió las ausencias de Busquets y Luis Suárez con los
menos habituales. Pero lo que contemplarían los espectadores del club azulgrana
fue el mejor primer tiempo de su equipo en lo relativo al despliegue ofensivo
coral. Coutinho, Dembelè y Messi funcionarían a pleno rendimiento, al fin, para
deleite del respetable y padecimiento rojiblanco. Alcácer (en fuera de juego de
Jordi Alba) y Messi fijarían el 2-0 con el que el colegiado decretaría el
descanso. La exhibición de fútbol colectivo y combinativo fue tal que Jordi
Alba, Sergi Roberto, Paulinho y Rakitic participaron por igual de la
circulación punzante que depararía dos dianas y tres lanzamientos a la madera.
Sólo la excepcional actuación de Kepa sostuvo a los suyos fuera del sonrojo que
parecía inminente. Con los puntos repartidos, Ziganda metió en el campo a los
titulares Iñaki Williams, Aduriz e Iturraspe y mejoró su pobre imagen. Pero a
pesar de la desconexión total de concentración de los catalanes los bilbaínos
no pudieron poner en demasiados aprietos a un Ter Stegen que casi se fue sin
estrenar los guantes.
Esa
victoria metió presión a un Atlético que visitaba al Villarreal en el partido
más interesante de la fecha. Y los rojiblancos pondrían en práctica la
ortodoxia de su plan de repliegue y contragolpe. Un penalti polémico,
transformado por Griezmann y el despliegue defensivo le dio la razón a Simeone
durante buena parte del envite.
Además,
la velocidad y verticalidad de sus combinaciones les llevaron a toparse con el
poste (chut de Koke) y Saúl, el delantero galo y Diego Costa tuvieron opciones
de sentenciar a Asenjo. Los de Calleja, que activaron un monopolio con la
pelota que no se traduciría en intentos sobre Oblak, persitirían. El técnico
apostó por introducir a Sansone, Castillejo y Ünal, sin esperar la influencia
que el turco tendría en los 10 minutos finales. En el 83 y en el 88, en dos
jugadas ensayadas, el otomano hizo diana para el éxtasis del Estadio de la
Cerámica. El Submarino llegó a la orilla ante la mejor defensa española y los
colchoneros se fueron de vació en contra de la inercia del duelo, quedando a
once puntos de la cima. Los amarillos, por su parte, adelantaron al Sevilla y
escalaron a la quinta plaza.
Por
detrás se experimentó otro capítulo de la batalla por la tercera plaza. El
Valencia golpeó primero, ganando con claridad y solvencia a un Alavés
despreocupado. Mestalla se incendió con los goles de Rodrigo y Zaza que parecían
certificar el triunfo local, pero Sobrino refrendó el orgullo de los de
Abelardo. Finalmente, un centro de Guedes fue rematado en propia meta por
Laguardia para fijar a los levantinos en el tercer puesto de manera
provisional.
En
ese contexto, el Real Madrid sólo podía ganar en la primera visita liguera al
Bernabéu en la historia del Girona. Como si de un desafío se tratara, plagiaron
el brillante desempeño atacante blaugrana en el inicio del duelo. Benzema y
Asensio reaparecieron en su versión más fluida para alimentar a Ronaldo (póker
de goles). Disfrutaba un bloque de Zidane en el que Ramos, Casemiro, Isco,
Modric y Bale no eran titulares. Kovacic y Lucas Vázquez encajaron a la
perfección en el cuarto de hora más seductor de la línea ofensiva merengue.
Pero Bono contuvo las acometidas capitalinas al tiempo que Stuani empataba.
Éste sería el primero de los tres goles a balón parado que anotarían en
Chamartín. Con la paciencia fiscalizada, los madridistas emprendieron el
segundo acto con una mayor actitud y desembocó el ascenso de revoluciones en
tres goles. Ronaldo sumó dos a su cuenta y Lucas Vázquez firmó el 4-1 antes del
minuto 65, con Benzema resplandeciendo. Stuani anotaría otro gol y Bale y
Juanpe cerrarían el 6-3, con 30 tiros (20 a portería), que sació al aficionado
neutral. El enfrentamiento jugado sólo al ataque mantuvo la dignidad y posición
de los de Machín (séptimos) y dejó a Zidane preocupado por las concesiones
defensivas pero a cuatro puntos del Atlético.
La
lucha por la Europa League cobró esta
semana como víctimas al Sevilla, Éibar y Celta. Los hispalenses cayeron a la
sexta plaza después de perder en su visita a Butarque. La histórica victoria en
Old Trafford le sentó mal a los andaluces, que fueron presas de Amrabat, El
Zhar y compañía. Bustinza y Eraso arrodillaron a los de Montella, que sólo
acertaron a meterse en el duelo en el 90 (con gol de Layún). Los vascos, por su
parte, pincharon ante el resurgir del Levante. Los granotas defendieron el Ciudad
de Valencia con dianas de Roger y Boateng para dispararse lejos del descenso. Los
vigueses por su parte empataron a nada frente al Málaga (0-0) en Balaídos.
Por
tanto, los grandes beneficiados de la fecha fueron el Betis y el Getafe. Los de
Setién golearon (3-0) al endeble Espanyol. Junior, Boudebouz y el canterano
hiperbólico Francis legitimaron la idea ultraofensiva del técnico verdiblanco,
dejándoles a sólo dos puntos de su vecino y a goles de acceder a la séptima
plaza (hipotética frontera continental).
Los
entrenados por Bordalás asaltaron Anoeta tras remontar el gol de William José.
Los tantos de Djene y Ángel, antes y después del descanso, metieron a los
madrileños a cuatro puntos de desventaja en relación con ese horizonte europeo.
Derrota que a la postre le ha costado el puesto a Eusebio del banquillo
donostiarra.
Por
último, con el Málaga instalado en el farolillo rojo y sin demasiada capacidad
de reacción demostrada, los triunfos concatenados del Levante elevaron el
listón para Deportivo y Las Palmas. Ambos se enfrentaron en Riazor, en un
combate de urgencias y nervios en el que los futbolistas sabían que su brecha
con la salvación ya estaba en siete puntos. Coruñeses y grancanarios se
neutralizarían y terminarían por dar por bueno el 1-1 definitivo (goles de
Halilovic y Albentosa en los 25 minutos iniciales), aunque su perspectiva se
complique.