Carlos de Blas
Cristiano volvió a aparecer cuando la situación lo requería.
La estrella del Real Madrid emergió en el partido más importante de la
temporada para llevar al Real Madrid a semifinales de la Champions League
gracias a un tres goles que ya forman parte de las históricas remontadas del conjunto
blanco. El luso anotó dos tantos en un minuto en la primera mitad y refrendó su
sobresaliente actuación con un extraordinario tanto de falta a 15 minutos del
final para volver a meter a los blancos entre los cuatro mejores de Europa.
A diferencia de otros amagos de remontada que acabaron en la
nada, el Real Madrid no recurrió a la testosterona ni invocó viejos espíritus
para recurrir a lo bélico: sólo se habló de fútbol. Puso el balón por delante
de la mística de las grandes hazañas europeas que no se conseguían desde hacía
30 años. Parecía que jugaba a favor pero la historia estaba en contra del
conjunto blanco, que no sabía lo que era remontar una eliminatoria en Europa
desde 2002. Para esas también Zidane consideró primordial vencer dándole un valor
extremo al esférico.
Por ello fue paciente desde el inicio sabedor de que un gol
le condenada a un esfuerzo homérico y eso le dio la potestad en el partido.
Tuvo temple, el balón y el dominio del partido ante un Wolfsburgo tenía claro
el objetivo: tapar espacios y rezar. Fruto de la superioridad blanca llegó la
primera ocasión. Ramos prolongó de cabeza y el larguero repelió el gol. Ese fue
otro estimulante para una afición que creía en la remontada sin necesidad de
acudir a hitos pasados. Simplemente creía porque el Real Madrid era mejor.
Cristiano inicia el camino a la remontada
Carvajal, que quedó relegado al banquillo en la ida después
de hacer un partido sobresaliente ante Neymar, volvió a ser protagonista desde
la derecha. El lateral robó en el centro del campo, enfocó la banda y sirvió un
centro de gol a Cristiano Ronaldo. 1-0 y hasta el más escéptico creía. El olor
a remontada pululaba en el ambiente.
Tras el tanto Cristiano pidió cabeza y a punto estuvo de
marcar al minuto tras otro centro de Carvajal desde la derecha. El balón se fue
a córner y Kroos puso un balón perfecto para que Cristiano rematara con la
testa al fondo de la red. Sólo había pasado un cuarto de hora y el Real Madrid
había igualado la eliminatoria. El luso volvía a aparecer cuando la situación
lo requería y el Bernabéu estaba loco por la música.
Con todo igualado y una mar de minutos por delante, Zidane
pidió calma sabedor de que el contragolpe también es un arma mortífera y que
era necesario dosificar esfuerzos. Ahí el vendaval cesó y Keylor Navas volvió a
demostrar que una de las grandes noticias de la temporada sucedió en agosto
cuando un fax no llegó a tiempo. Luiz Gustavo probó al tico desde lejos pero
éste despejó un balón complicado. Pura vida para el Real Madrid.
Instantes después la volvería a tener el Wolfsburgo. Marcelo
reculó dentro del área y Henrique se plantó sólo en el área pero le tembló el
pulso y lanzó un mal disparo que tocó en Ramos. Los alemanes no habían dicho su
última palabra y por primera vez en la noche el público del Bernabéu dudó.
Nadie dijo que fuera a ser fácil.
Ramos estampa su segundo balón en la madera
Benzema tuvo en sus botas el tercero antes del descanso pero
su durmió en el recorte. La segunda parte depararía emociones fuertes. El guión tras el paso por los vestuarios
volvió a ser el mismo. El Real Madrid tuvo paciencia, dominó e incomodó a
Benaglio a base de córners y centros desde la banda. El tercero parecía que
llegaría en cuestión de tiempo.
Y ahí volvió a aparecer Ramos, otras tantas veces héroe y
cuyo gol de la Décima sigue en la memoria del madridismo. El central apareció
en un córner y su disparó se estampó en el palo y se movió por la línea de gol
hasta llegar a las manos del portero suizo. El Real Madrid estaba haciendo
méritos y el tiempo pasaba. Restaba media hora.
Cristiano firma una noche mágica
El espíritu de Cristiano había alimentado la remontada
durante todo el partido pero lo mejor estaba por llegar para él y para el Real
Madrid. Restaban poco menos de 15 minutos y ahí la estrella del Real Madrid se
volvió a citar con la historia. Kassai pitó una falta sobre Modric y al borde
del área y ahí apareció el portugués. Tomó sus pasos habituales, respiró, se
quitó tensión e hizo su tercer tanto de la noche con un lanzamiento sutil por
encima de la barrera.
Ahí el Bernabéu se volvió loco y el Real Madrid casi ni
sufrió para salvar la renta. Entre cánticos a favor de un Cristiano inconmensurable,
el equipo de Zidane certificó su pase a semifinales y se acerca a Milán.
Cristiano Ronaldo es historia y su espíritu perdurará con el tiempo.