Pinchazo
del Real Madrid en el Santiago Bernabéu que rompe la racha de victorias
consecutivas situándolas en dieciséis aunque sigue líder
Antonio Blanca
El
Real Madrid no pudo batir el récord de 17 victorias consecutivas en Liga tras
empatar con el Villarreal (1-1) en un duelo marcado por la falta de acierto de
los merengues, que pusieron fin a su momento dorado y que acabaron pagando caro
el orden y la seriedad del cuadro amarillo en la quinta jornada de La Liga
Santander.
Cristiano,
Ramos y Morata pudieron haber cambiado el titular de esta crónica. Todos ellos
tuvieron una ocasión clara para cambiar el desenlace, pero el Villarreal se
salió con la suya y rascó un punto tremendamente valioso. No hubo remontada,
aunque sí la actitud para que se produjese. No hubo victoria, pero sí la
sensación de que pudo haber llegado. La apuesta no le salió bien a Zidane dando
descanso a Luka Modric. El croata se echó en falta desde el comienzo en un
centro del campo cuyo dueño era del equipo contrario y llevaba el 21 a la espalda.
Bruno Soriano lideró el equilibrio de los castellonenses, que no se achicaron
ni por el rival, ni por el escenario.
Casemiro,
que también tuvo descanso, fue sustituido por un Kovacic insustancial y la
producción merengue dejó mucho que desear en la sala de máquinas. Arriba,
buenas intenciones pero poco acierto. Benzema siempre se topó con una pierna
amarilla y Cristiano quiso, pero no pudo. El portugués -desaparecido en el acto
inicial- mejoró sin suerte en el segundo aunque castigado por esa falta de
chispa. El 'submarino', por su parte, no se apresuró, guardó el equilibrio en
la medular y poco a poco fue sacando la cabeza en su visita a la capital. El
proscrito Cheryshev, que volvió a Chamartín, fue quien más cerca estuvo de
adelantar a los suyos con un derechazo a la media hora. Sansone también probó
suerte con un remate acrobático, pero no fue hasta el minuto 45 cuando llegó el
gol visitante.
Sin
Modric y con Marcelo lesionado el Real Madrid se mostró plomizo y sin fluidez
Un
lanzamiento de Manu Trigueros, otro de los destacados, fue detenido con las
manos por Sergio Ramos sobre la misma línea del área. El árbitro no lo dudó y
señaló los once metros. Bruno marcó de panenka y obligó al Bernabéu a creer
nuevamente en una nueva noche épica. Con una gran diferencia: este miércoles no
estaba el Sporting de Portugal delante, estaba todo un Villarreal, uno de los
muros defensivos de esta Liga.
Sin
embargo, y cuando más negro se teñía el cielo de la Castellana, Ramos enmendó
su penalti con un cabezazo con sello, muy habitual en su repertorio. El camero
puso el empate y entregó a los suyos toda la segunda parte para darle la vuelta
al electrónico. Bale, con la zurda, intentó ajustar un lanzamiento desde la
derecha y Morata tuvo un cabezazo muy claro, en el corazón del área, a falta de
ocho minutos para el bocinazo final.
Cristiano,
tras recibir un pase de la muerte de Carvajal, estuvo muy cerca de cambiar un
partido que no pasará a la historia por su fútbol, pero sí por impedir la racha
de los blancos, que acabaron reclamando penalti en una acción de Soriano sobre
Ramos y muy enfadados con el arbitraje de González González. Sea como fuere, el
Madrid seguirá siendo líder al término de esta jornada