Carlos de Blas
Un gol en los últimos minutos del partido, el marcado por
Schurrle a tres del final, castigó la reacción del campeón de Europa, el Real
Madrid, que supo sufrir en el primer tiempo tras el reencuentro con el gol de
Cristiano Ronaldo, perdonó la sentencia en el segundo y acabó cediendo dos
puntos.
La vida no cambia para el Real Madrid en Alemania, donde sus
visitas responden a un patrón asociado al sufrimiento. Salvo alguna noche
aislada, como el recital en el Allianz Arena de las semifinales de Liga de
Campeones ante el Bayer Múnich (0-4) el año de la Décima, el equipo madridista
se encuentra rivales con un fútbol físico y directo que le generan
inestabilidad.
La decidió contrarrestar Zinedine Zidane con valentía.
Llegaba de dos empates consecutivos en la Liga española que rebajaban el estado
de euforia. Lo fácil era reforzar el centro del campo, ante la ausencia del
insustituible Casemiro, pero optó por un cambio de sistema para apostar por
James. El 4-2-3-1 fue el dibujo elegido, con el colombiano a espaldas de
Benzema y Bale más Cristiano en las bandas.
El duelo fue trepidante, con un ritmo endiablado, de ida y
vuelta. Dos equipos que mostraban su velocidad ofensiva. Un Real Madrid en
apuros cuando Gotze conectaba con Dembélé y Aubameyang, pero que se mostraba
cómodo jugando al contragolpe.
Cristiano Ronaldo comenzó extramotivado tras su cambio en
Las Palmas. Deseoso de enterrar la peor de sus versiones, saltó al césped con
el gol en su cabeza. A los dos minutos se encontraba una falta perfecta en la
frontal. Su disparo lo sacaba como podía Burki.
El duelo a intercambio de golpes lo planteaba el Dortmund,
que rápido respondía para poner a prueba el estado del costarricense Keylor
Navas. Regresaba tras meses sin jugar y se le vio sin tener tomada la medida a
su portería. Inseguro en disparos que podría haber bloqueado y que le costaron
caros. Al primero, el de Gonzalo Castro, respondió con los puños.
Eran minutos en los que Ramos y Varane eran examinados por
impulsos de raza, fuerza y velocidad del Dortmund. Los espacios que quedan a la
espalda de centrocampistas que añoran a Casemiro, eran explotados por el
conjunto germano. Dembélé chutaba abajo en carrera y Keylor evitaba el tanto.
Un minuto después lo volvía a intentar sin encontrar puerta.
Las respuestas madridistas eran inmediatas. Benzema se caía
al suelo con todo a su favor en el mano a mano. Era la jugada que avisaba del
gol. Con campo para correr, James encontró el desmarque de Bale, de tacón
asistió a Cristiano que con un tiro cruzado se quitó de golpe la ansiedad en su
competición preferida.
El tanto no rebajó la ambición del Borussia que se adueñó de
la posesión y del partido. Sus llegadas por las bandas eran continuas, las
asociaciones en paredes rompían líneas blancas y Ramos salvaba el empate
lanzándose a cortar el disparo de Dembélé. Del sufrimiento a la esperanza había
segundos de diferencia. Y James perdonaba un dos contra uno clarísimo para
endosar un golpe casi definitivo.
El castigo llegaría en la recta final. Una perdida de balón
de Ramos acabó en falta y un grave error de Keylor. El disparo de Guerreiro no
tenía la fuerza suficiente como para ser rechazado. Ya había mostrado falta de
confianza a un testarazo blando de Sokratis que optó por despejar. En la
segunda ocasión el despeje de puños se alió con la mala suerte al estrellarse
en Varane y acabar en gol en propia puerta.
En la reanudación el Real Madrid recuperó la personalidad
del campeón de Europa. Cuando se esperaba una nueva salida en tromba alemana,
la realidad fue un crecimiento en el juego del equipo de Zidane.
Lo hizo tras un par de jugadas de exhibición de todas las
virtudes de Dembélé. Siempre con descaro, con un uso exquisito de sus dos
piernas, recortó con izquierda y chutó con derecha para permitir a Keylor
desquitarse en una segunda parte en la que estuvo activo. Aubameyang volvió a
encontrarse con los puños del costarricense.
Fue desde una clara ocasión perdonada por Cristiano, que
cabeceó ladeado un buen centro de Ramos, cuando llegaron los mejores momentos
madridistas. Con velocidad y calidad el Real Madrid desarmaba a su rival. Bale
encontraba un carril y a Benzema le faltaba velocidad para rematar el segundo
tanto.
No perdonó a placer Varane, cuando un saque de esquina
ensayado acabó con centro de Cristiano al segundo palo, remate a la madera de
Benzema y a placer marcaba el central francés para desquitarse de sus últimas
actuaciones.
Pero el espíritu guerrero del Borussia impidió que se diera
por vencido. Alentado por una afición fiel y con la 'maldición alemana' siempre
preparada para reaparecer, el partido acabó en el área española. Navas
respondió con una buena parada, tapado por su defensa, al latigazo de
Guerreiro, Schurrle probó suerte y la estirada del meta evitó el tanto.
Pulisic también la tuvo en momentos en los que el Real
Madrid pudo sentenciar a la contra. La más clara la tuvo Cristiano que chutó
arriba y en otra acción brillante individual, se encontró con la manopla de
Burki. Estaba más cerca el tercero que el empate, pero de nuevo le faltó al
equipo de Zidane estabilidad en los últimos minutos.
Le pasó ante Las Palmas y se repitió en Dortmund. Cuando el
partido debía morir, Pulisic se iba de Danilo y su centro caía muerto a
Schurrle, que fusilaba arriba el empate definitivo.
En la cabeza de Varane, tras un córner, estuvo el triunfo,
pero no encontró puerta y el Real Madrid cedió dos puntos que tenía en el
bolsillo.