martes, 6 de septiembre de 2016

FESTÍN ANTE LIECHTENSTEIN

Carlos de Blas

España sabía que este partido por la clasificación al Mundial de Rusia podía suponer un mero trámite, debido a la escasa jerarquía del rival. Y más jugando en casa... Pero estos encuentros, a veces, suelen ser traicioneros. A la Roja se le perdonan mucho menos los errores cuando enfrente tiene a seleccionados tan débiles como es el de Liechtenstein.

Así y todo, en el debut de Lopetegui en partido oficial al mando de la selección, ésta no defraudó. Facilitó la tarea el tempranero gol de Diego Costa (uno que regresaba después de bastante tiempo y no marcaba desde hacía dos años). En una jugada para nostálgicos rojiblancos, al filo de los 10 minutos Koke puso un balón al área pequeña, Costa se elevó más que nadie y peinó hacia atrás para marcar con un remate de cabeza que mandó el balón al segundo palo. El gol se produjo a la salida de una falta lateral.

Liechtenstein no sorprendió con un planteo mezquino y aburrido, que mantuvo incluso tras encajar el primer gol, pero a balón parado España acabó con su cerrojo. Al promediar el primer tiempo, la Roja sin embargo presentaba ciertas disfunciones en su juego. El no entrar por las bandas era uno de ellos, y eso dificultaba el ataque de los hombres de Lopetegui.

Pero a los 25 minutos algo comenzó a cambiar. Un gran pase de Jordi Alba habilitó a Silva, quien envió un centro desde línea de fondo que no pudo capitalizar Costa por centímetros. Se perdió el gol debajo de la portería.

El exAtlético, precisamente, estuvo bastante  activo durante todo el primer tiempo. Por robarle la cartera a Polverino, recibió una dura falta, que a los 26 minutos fue motivo de una merecida amarilla, la primera del partido.

La Roja pudo haber marcado al menos dos goles más durante el primer tiempo. A los 41 nadie pudo creer lo que falló Costa. En una jugada ensayada con un balón a la frontal para Koke, éste remató al aire, consiguió impactar en segunda instancia, el balón se estrelló después en la defensa del Liechtenstein en el área pequeña y el rechace finalmente lo remató Busquets, con la mala fortuna de que su compañero Vitolo lo sacó sin querer de la línea de gol.

Un minuto después, en otra buena combinación, un gran centro de Vitolo fue recibido por Costa, quien remató en el segundo palo y el balón se desvió fuera.

Antes de finalizar el primer tiempo, Lopetegui anticipó que quería probar cambios estratégicos para el segundo y mandó a calentar a varios jugadores ( Mata y Nolito entre ellos). El balance del primer tiempo fue el de un triunfo apenas discreto. El dominio y la posesión del balón de España fueron totales, pero las ocasiones claras de gol no abundaron.

Nolito entró por Thiago para el segundo tiempo, con una España que dio señales de que iba ir a por todas. La Roja sabía que la diferencia de goles era muy importante en este grupo. A los 46 minutos un gran desborde de Vitolo (que hoy fue uno de los mejores) dejó a Silva delante del portero Jehle. Amagó con el disparo y mandó al portero al suelo, pero se entretuvo y el meta se rehizo para sacarle finalmente el balón.

A los 57, en un lanzamiento espléndido de falta, Koke estrelló el balón en el travesaño. Tres disparos en apenas siete minutos presagiaban una goleada de España, que comenzaba a cambiar su imagen más sosa del primer tiempo.

A los 9 minutos del segundo tiempo, un extraordinario pase de Nolito a Sergi Roberto, que se incorporó magistralmente al ataque, permitió que éste marcara un auténtico golazo, en su tercer partido en la selección mayor. El balón pasó debajo de las piernas del portero  Jehle.

En una ráfaga de situaciones de gol, a los 59 Vitolo llegó hasta el fondo como una locomotora. Envió el centro rasante para que Silva conectara a la red: 3-0 y León ya era una fiesta en las gradas.

Pero los espectadores aún se estaban acomodando en sus asientos cuando llegó el cuarto gol. Lo merecía Vitolo, que definió con clase. España a esa altura ya vapuleaba a un desconcertado Liechtenstein. El rival temía un infierno. La peor goleada que había sufrido contra España era un 0-6, pero esta vez incluso podía ser más abultada. Y las peores sospechas se consumaron.

El primer tramo del segundo tiempo sí que trajo buenas sensaciones para la Roja, como anuncio de lo que vendría posteriormente. Con Lopetegui, la selección recuperó el toque y la velocidad, y todo fue un vendaval de pases, precisión y goles. Así llegó el quinto: Diego Costa remató y en el rechace del portero, de cabeza, marcó el segundo gol de su cuenta personal. A los 68 minutos fue reemplazado por Álvaro Morata y se retiró ovacionado en León.

El público también aplaudió eufórico a Vitolo, que se fue reemplazado por Asensio. Y Morata, precisamente, fue el gran protagonista del tramo final del partido. A los 81, y a los 83 marcó dos golazos de su marca registrada.


Pudo haber llegado el octavo en los pies de Silva, de Morata (que Jehle paró milagrosamente) y Silva, justamente, convirtió el octavo, pero el línea invalidó la jugada por fuera de juego. El árbitro había convalidado la acción, pero su asistente levantó el banderín y el juez finalmente anuló la jugada. En la jugada siguiente David Silva se vengó de la jugada anterior y tras un rechace convirtió su gol número 28 con la camiseta de la Roja. Así se cerró una fiesta con goles, magia y regresos. Dos goles de Costa, dos de Morata, dos de Silva y el que aportaron Sergi Roberto y Vitolo invitan a soñar, aunque con cautela todavía.