domingo, 20 de noviembre de 2016

ISCO Y RONALDO DESTROZAN AL ATLETI

Jaime Trevijano

El último derbi liguero en el Calderón tuvo color merengue en el marcador y en las sensaciones. Los tres goles de Ronaldo, repartidos en ambas partes, sentenciaron un triunfo que dispara el liderato de los pupilos de Zidane y trompica el progresar de los colchoneros, que pierden por segunda vez consecutiva y se alejan de la cima.

Quizá el pinchazo del Barcelona en casa y ante el Málaga espoleara al vestuario madridista, pero desde el pitido inicial y hasta el descanso impulsó una de sus mejres versiones corales, con un 4-5-1 en el que Vázquez y Bale abrían el campo, Isco -sobre todo- y Modric distribuían y Marcelo y Carvajal completaban posesiones que neutralizaron al energético sistema local. La falta de resuello que condenó a los del 'Cholo' volvió a asomar, ya que nunca pudieron hacer efectiva su presión ni corroborar su intencionalidad por debatir la posesión.

La atajada sensacional de Oblak, en la cepa del poste y a cabezazo soberbio de Ronaldo -minuto 13-, ejerció como preludio de lo venidero. Lo intentarían Modric y el luso, como certificación del arrinconamieto rojiblanco fruto de la jerárquica disposición visitante. Y el meta esloveno terminaría cediendo en el 22 de juego, cuando su barrerra se abrió y el lanzamiento de falta frontal de Cristiano acudió al encuentro con la red.

Se había jugado a lo que buscaba el Madrid y ni Saúl, ni Koke ni las superioridades por banda entregaban al Atlético asideros. Igualó el conjunto de Chamartín la intensidad de los atléticos, con excelente orden y cohesión en fase defensiva, y la calidad actuó como factor determinante. Los primeros 45 minutos reforzaron la decisión de Zidane de sentar a Ramos y Benzema y entregando preeminencia al control del esférico, de la medular y del partido.

Buscó la dupla Simeone-Burgos soluciones y una reacción espiritual tras la reanudación, y lo consiguieron. Decretaron la convulsión de las revoluciones y la tarea de Keylor Navas se multiplicó de manera considerable. Alzaron la presión y Griezmann y Carrasco probaron suerte con reiteración en un arranue de segundo acto efervescente. Parecía que salía de eje un Madrid que no se soltó hasta el minuto 55. Sufrío ante el empuje característico de los subcampenes europeos, pero supo respnder coon sudor y coordinación. Kovacic dio el tipo e Isco y Bale destacaron tácticamente, ayudando a navegar con el viento en contra. 

En el 60 redoblaría su apuesta el 'Cholo', sacando a Gabi -su único asidero en la medular- y a Torres para dar entrada a Correa y Gameiro. Pero, con su once más ofensivo y ambicioso posible naufragaría la nave colchonera. Superado el trance de asedio local, el Madrid localizaba agujeros al espacio y volvía a congelar el ritmo en estático. Y, al tiempo que fluctuaba el fulgor local, se sentenciaría el reparto de puntos. Ronaldo ganó el cuerpeo a Savic en un lanzamiento vetical, rudo, y fue derribado. El luso transformó el penalti en el minuto 70 y rubricó su legendario hat-trick -en la histórica despedida del Calderón- al autografiar una contra de libro tejida entre Modric y Bale. Arrebatanto el interés al crepúsculo de la batalla.


Las sustituciones, con estruendosa despedida a Ronaldo cuando dejó su escaño a James -gana enteros para vestirse de dorado en enero-, redondearon unos minutos de la basura que vendrían a calentar los guantes de Navas y a clausurar una rival cuyo encuadre se extingue con inolvidable recuerdo para ambos (por diferentes motivos). Amanece la crisis rojiblanca en la conjugación de la calidad, equilibrio y el físico y se susurra un respingo en la confianza y rendimiento colectivos madridistas, tras asaltar el feudo otrora inexpugnable y relamerse al saberse superior. Consiguió este sábado sostener sus mandatos efímeros en otros duelos ante un Atlético con ardores en ambas fases del juego. Ni en vertical, ni por arriba Se confirmó que el compromiso con el orden y la intensidad rima mejor cuanta más calidad se remangue en el hasta siempre a la ribera del Manzanares.