Jordi Grimau
Si tienes a un equipo comandado por Sergio Agüero a tu
merced, no le puedes perdonar la vida. El Barça brillaba como es habitual en el
césped del Etihad Stadium gracias a un gol de Messi, el de siempre, pero un
error en la salida de balón dio alas a los de Pep. La presión alta fue la
consigna de los segundos 45 minutos y no cesó en ningún momento, arrasando al
Barcelona. Un 3-1 que sacó a relucir las deficiencias del Barcelona cuando
Busquets no puede aguantar al equipo por sí solo.
Con la lección aprendida del 4-0 de la ida en el Camp Nou en
un partido en el que Messi destrozó al City, y con Agüero, esta vez sí, en el
terreno de juego. Así salió el City de Guardiola en un choque calificado por el
propio técnico como una final.
La presión asfixiante a la salida de balón del Barça se hizo
patente desde el minuto 1. Del mismo modo que los azulgranas pusieron de
manifiesto que robarles el cuero no iba a ser tan fácil.
En un duelo con planteamientos similares con el contraataque
por bandera, el primero en crear peligro fue el City.
Agüero, omnipresente en los primeros minutos, regaló un pase
atrás a Sterling. El internacional inglés no tiró de primeras pero sí le tiró
un recorte a Umtiti antes de irse al suelo. El público del Etihad reclamaba
penalti encolerizado, los jugadores 'citizens' más de lo mismo, pero el
colegiado le mostró la amarilla al atacante por simular supuestamente. Y hay
que recalcar el 'supuestamente', ya que el contacto existió entre ambos, siendo
la acción muy dudosa.
El fútbol es un juego de contrastes. Cuando mejor estaban
los locales (no por ocasiones pero sí por sensación de peligro), un
contraataque azulgrana fue mortal.
Despejó Mascherano, el City cometió un error gravísimo sin
dejar ningún jugador cerrando la réplica, Neymar corrió la banda y asistió a su
mejor socio: Messi. El argentino llegó en carrera y asestó un golpe durísimo al
City. Messi se su bestia negra con seis tantos en seis encuentros frente al
equipo de los hermanos Gallagher.
Liam había elegido la lista de reproducción que sonó en el
partido, pero con el gol del '10' los seguidores no tenían ganas de cánticos, y
los jugadores, tampoco.
Si los de Guardiola habían sido un bloque, con el 0-1 se
descosieron por completo. El Barça dominó a su antojo durante 15 minutos,
tiempo en el que Suárez gozó de dos oportunidades para sentenciar el choque.
Sin embargo, los papeles se invirtieron. Si la diana
azulgrana llegó en la cúspide futbolística 'citizen', el empate tenía que
ocurrir a punto de tocar fondo, y así fue.
Un error en la salida de balón de Sergi Roberto lo recuperó
Agüero en la frontal. El amigo de Messi abrió a la banda y Sterling centró al
segundo palo para que Gundogan firmase el 1-1. Locura en el Etihad, que pudo
ser más porque en la siguiente jugada un contragolpe cinco para tres pudo
suponer el 2-1. Fútbol en estado puro.
Mentalizados a por la victoria. Así volvieron al terreno de
juego los hombres de Pep. En tres minutos, dos ocasiones claras de Sterling y
Agüero que fueron el preludio de una obra de arte con dos autores.
El Barça, superado en la medular en los contragolpes,
cometió una falta en la frontal que le costó muy cara. De Bruyne colocó el
cuero con mimo y decidió tirar al palo del portero. La pelota fue directa a la
escuadra, sí, pero Ter Stegen pudo hacer más. El alemán también colaboró en la
remontada 'citizen'.
A partir de ahí entró en escena un 'déjà vu' de Balaídos. El
Barcelona se partió en dos como en la derrota por 4-3 ante el Celta, y el que
más sufrió fue Busquets, su brújula.
Las transiciones rápidas de los de Guardiola se convirtieron
en una pesadilla. Una tras otra llevadas en volandas por el 'Hey Jude' de la
afición 'citizen'.
Agüero buscaba su gol con ahínco. Primero no conectó con la
pelota en el segundo palo y después un cabezazo, ganándole el salto a
Mascherano, pudieron aumentar la ventaja, pero no era la noche del argentino de
cara a gol. En el juego estaba siendo clave para su equipo.
El repaso en la segunda parte del City estaba siendo
equiparable a los 15 minutos mágicos de los culés en la primera mitad.
De Bruyne no empujó a gol el cuero por centímetros y solo un
error de Stones propició un contragolpe azulgrana que terminó André Gomes con
un disparo al larguero. Demasiada fuerza le imprimió el luso.
Sabedores de que aguantar una ventaja mínima ante el Barça
es muy peligroso, el City siguió a lo suyo. El ida y vuelta se convirtió solo
en ida y lo peor para los intereses españoles estaba por llegar.
De Bruyne dio un pase al hueco perfecto al recién entrado
Navas. El español apuró la línea de fondo y le regaló el gol a Agüero, pero
como ya dijimos no era su día. El papel protagonista lo llevaba Gundogan y el
centrocampista aprovechó el rechace para hacer el 3-1. Justo premio para la
espectacular temporada de un jugador que estuvo lesionado un año y medio.
Luis Enrique no encontró soluciones y el Barça claudicó.
Tercera derrota de la temporada tras Alavés y Celta y dudas en el juego de
posesión. El Barça especula más que juega, algo no habitual. Pep Guardiola ganó
su final y, por fin, un partido al Barcelona de Messi. Y ojo, con el 41% de
posesión de balón.