La
exportación de jugadores nacionales a distintas Ligas extranjeras no está
cuajándose del modo esperado y son pocos los futbolistas españoles que triunfan
allende de nuestras fronteras
Antonio Blanca
El
fútbol español siempre fue muy cerrado. La Liga española adquirió hace décadas
un nivel muy alto y los jugadores de nivel no necesitaban salir fuera para
demostrar su valía. Sin embargo, el hundimiento de los equipos de la clase
media y la apuesta de los grandes por jugadores renombrados y extranjeros
obligó a los jugadores que despuntaban a buscarse un futuro mejor fuera.
Anteriormente,
hubo unos cuantos pioneros que no fueron a México y optaron por destinos más
competitivos caso de Luis Suárez, Nayim, Martín Vázquez o Guardiola pero por lo
general los futbolistas patrios no se adaptaban nada bien a la distancia. De
hecho, cuando se abrieron más las puertas a finales de los 90 y en los 2000 los
movimientos más destacados fueron fracasos sonados como el de Mendieta y el de
Reyes.
No
obstante, hubo dos acontecimientos que cambiaron el modo en el que se veía al
fútbol español lejos de la Península Ibérica. El primero de ellos fue la
llegada de Rafa Benítez al Liverpool, ya que nunca antes un entrenador español
había dirigido a un gran club europeo con medios suficientes como para rodearse
de la gente que quisiera y darles la confianza que necesitaban. Ese equipo hizo
ver a los ingleses que la generación de jóvenes futbolistas españoles que venía
por detrás prometía mucho y gracias a eso se realizaron fichajes de cantera
como el de Cesc Fábregas.
En
cualquier caso, resulta evidente que el triunfo en la Eurocopa 2008 y los
posteriores éxitos de España fueron vitales a la hora de poner un estilo de
juego de moda. Esa forma de jugar era encarnada en el futbolista español. Sin
embargo, en aquella lista de Luis Aragonés solo había jugadores que militaban
en la Liga, junto a cuatro del Liverpool y al ‘gunner’ Cesc. En ese momento solo los jugadores de talento
contratados en España eran capaces de dar el salto a otras grandes ligas
Europeas.
En
cambio, tras el triplete de títulos, los futbolistas españoles se convirtieron
en los brasileños de los 90 y los 2000 e incluso jugadores que no encontraban
equipo en Primera se iban lejos a ganar muchísimo dinero a equipos de relativo
prestigio. El fútbol español era sinónimo de éxito, la Premier empezó a fichar
españoles en masa; la Bundesliga, la Ligue One y la Serie A la secundaron como
pudieron, pero con las derrotas en el último Mundial y en la última Eurocopa la
burbuja se empezó a desinflar. Se vio a las claras que Iniesta solo hay uno y
que lo mismo pasa con Puyol, Xavi, Silva o Casillas.
Por
eso, actualmente la inmensa mayoría de los equipos de la Premier League tienen
a españoles en sus filas, pero cuesta encontrar a algunos que tengan roles
importantes. De Gea, Silva y Cazorla todavía triunfan, pero el relevo
generacional no está a la altura, puesto que los últimos fichajes no han
funcionado y han recibido unas críticas terribles por parte de prensa y
afición.
En
las islas nadie entiende cómo Lucas Pérez puede costar 20 millones. Víctor
Valdés ha pasado de ser un portero temible a una cenicienta. Negredo no le mete
ni un gol al arcoíris. Marcos Alonso costó también 23 ‘kilos’, pero al menos en
su caso se respeta el periodo de adaptación, en parte porque lucha contra otro
español por su puesto.
La
situación de Llorente y Borja Bastón es parecida a la de Negredo, con el
agravante de que ellos no tienen un entrenador español que vaya a mantener su
apuesta. Asimismo, la prensa gala se ceba con la vida extradeportiva de Jesé y
en Alemania hablan del “prejubilado” Xabi Alonso, mientras que un sector muy
importante tampoco comulga con el fútbol de Thiago.
Pese
a todo, sería injusto decir que el fútbol español ha retrocedido dos décadas.
Más bien, da la sensación de que Guardiola se ha convertido en el Rafa Benítez
de hace diez años, puesto que el único fichaje de un español que no genera
ninguna discusión en el extranjero es el de Nolito por el Manchester City,
gracias en parte a que el futbolista cuenta con el abrigo y el apoyo
incondicional de su técnico. Por último, a su manera Mourinho también ha
devuelto algo de protagonismo a los españoles del United porque conoce bien su
fútbol, pero por lo general ya no abre puertas el simple hecho de ser
español.