lunes, 5 de junio de 2017

LA DUODÉCIMA POR TODO LO ALTO

Aránzazu Gálvez

Tras los protocolarios actos en las sedes de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, la plantilla del Real Madrid mantuvo su fiel cita con la diosa Cibeles una vez más. Llegados a una plaza abarrotada con miles de aficionados en un autobús descubierto, los jugadores se dirigieron a la plataforma montada alrededor de la fuente al ritmo del himno del club.

Los dos capitanes del equipo, Ramos y Marcelo, acudieron con el trofeo hasta lo alto de la estatua para vestir a la diosa con una bufanda del Real Madrid, una bandera de España con el escudo del club y coronarla con el trofeo ganado en Cardiff la noche del sábado. Para despedirse, con uno a cada lado, propiciaron sendos besos a las pétreas mejillas.

Una vez saciado el ánimo de los aficonados que llevaban horas esperando a sus ídolos, los jugadores regresaron al autobús para culminar el día con la gran fiesta preparada en el Santiago Bernabéu.

Ya en el estadio, liberados de los compromisos, la apoteosis se desató ante una afición que llenó la grada. Con un espectacular escenario e iluminación, la comunión entre público y jugadores fue total mientras se iban sucediendo los cánticos y agradecimientos. El tramo final de la celebración echó a andar al ritmo de la canción de Luis Fonsi "Despacito". Las luces se apagaron y solo el resplandor de los teléfonos móviles y las imágenes de las pantallas del escenario propiciaban algo de iluminación a la situación.

El año de cada una de las doce Copas de Europa logradas por el club asomaron en medio del tablado instaurado en el centro del césped del recinto.

Fue el momento en el que uno por uno fueron apareciendo, reclamados por Miki Nadal y alumbrados por un magnífico juego de luces. Zinedine Zidane y el resto del cuerpo técnico fueron los primeros en alcanzar el escenario preparado. Después cada jugador. Cristiano Ronaldo, Marcelo y Sergio Ramos fueron los últimos en ser llamados por el locutor. El portugués fue el más ovacionado. El brasileño apareció con el trofeo de Liga, que también fue ofrecida a la afición. El capitán, Ramos, puso el cierre a la relación de integrantes de la plantilla. Irrumpió con la Duodécima en sus manos y una corona con SR4 inscrita, en su cabeza.


Con el plantel al completo los jugadores elevaron los trofeos acompañados por el "We are de champions" para dar paso a los discursos de Zidane, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, para el que el público pidió un nuevo Balón de Oro.