miércoles, 28 de junio de 2017

NUEVA EXHIBICIÓN DE LOS SUB 21

Aránzazu Gálvez

España logró el pase a la final del Europeo de fútbol sub 21 disputado en Polonia tras vencer por 3-1 a Italia en la segunda semifinal. Su rival de este viernes (20:45/Cuatro) será Alemania, que obtuvo su billete tras imponerse a Inglaterra en los penaltis después de empatar a cero tras 120 minutos.

España había encandilado con el juego de sus centrocampistas en los cuatro partidos anteriores y, en esta final anticipada -se enfretaban tras acabar líderes de sus grupos-, la constante se mantuvo. Eso sí, los italinaos supieron contrarrestar la ventaja española en una buena primera parte. Sin embargo, la expulsión de Galiardini en la segunda mitad acabó decantando el encuentro de manera clara para el lado rojizo.

Saúl Ñíguez, poniendo la firma a los tres tantos españoles de la noche, atestiguó con el triplete la exhibción dada sobre el campo. Su asociación con Ceballos y un Asensio menos destacado que otros días -la calidad del centro del campo de Celades da pie a que cada uno tenga su momento estelar-, volvió a ser la pesadilla del entrenador rival Llorente, como escudero de ese trío de lujo, imponía también su dominio en la sala de máquinas cortano y robando balones a los azurri.

Italia, por su parte, contaba con las bajas de Berardi y Conti, que suplió con Caldara y Chiesa. Pese a ello, la primera media hora de partido tuvo claro color italiano. Con presión alta, Di Biagio ahogó la salida de balón española y Kepa no tuvo más remedio que lucirse bajo palos para evitar el tanto rival.

Asensio y Deulofeu cambiaban posiciones constantemente tratando de romper una de las mejores defensas del campeonato. Pero no fue hasta la media hora cuando Ceballos logró poner en liza a Donnarumma.

El jugador del Betis buscó con ahínco la reacción española en esos últimos instantes, pero hubo que esperar a la reanudación para que cristalizara con Saúl como catalizador.

Entre uno y otro fabricaron el primer tanto, ocho minutos después del descanso. Partió Ceballos desde la banda izquierda, amagando y regateando a sus marcas, justo lo suficiente como para ver el hueco por el que enviar la pelota hacia el desmarque de Saúl, que mandó un disparo lejos del alcance del cancerbero del Milan.

Gagliardini, en ocho minutos, fue incapaz de resistir la presión y con dos amarillas en ese lapso dijo adiós al partido dejando a su equipo con diez jugadores. Bernardeschi, que tampoco se quedaba atrás a la hora de poner calidad sobre el tapete, tiró de los suyos y obró el empate tras aprovechar el espacio concedido por la zaga española tras un saque de banda.

Sin embargo, el empate duró lo mismo que un espejismo. Tres minutos después, Saúl volvía a aparecer para mandar un cañonazo desde más allá de la frontal al fondo de la red, superando a un Donnarumma que pudo haber hecho algo más en su estirada.

Así, con uno menos y el golpe anímico en forma de golazo del 2-1, Italia acusó el mayor cansancio acumulado -Celades apostó por la segunda unidad en el último partido del grupo frente a Serbia-. De esta manera, España fue dueña y señora del balón durante los 25 minutos restantes y no fue sino cuestión de tiempo que la renta aumentase.


Saúl redondeó su tarjeta de goles a tres tras una asistencia de Asensio, dejando el contador personal en cinco como máximo goleador del torneo. El zurrón pudo aumentar su tamaño tras esplendorosas jugadas de Ceballos y una oportunidad al final de Williams, pero el 3-1 acabó como tanteo definitivo en el marcador. El trabajo estaba ya hecho y España certificaba así su puesto en la final del Europeo sub 21. El viernes espera Alemania.