La
estrella portuguesa del Real Madrid, todo un recordman sigue pulverizando estadísticas y llevando en volandas al
Madrid a la leyenda
Antonio Blanca
Si
nadie había ganado dos Copas de Europa seguidas, tampoco nadie había conseguido
tres en cuatro años. El Real Madrid hizo posible lo imposible para los demás y
rubricó que desde 2013 es el mejor equipo del mundo. Los últimos cuatro años,
justos los que coincidieron con la cuarta legislatura de Florentino Pérez, están
entre los más brillantes de la historia del Madrid.
A
este equipo ya eterno lo lideró, otra vez, Cristiano Ronaldo, que ha completado
en este 2017 su mejor año en el Real Madrid, precisamente cuando más se dudaba
de su continuidad y cuando más pitos escuchó de un sector (libre pero errático)
de la siempre exigente afición del Santiago Bernabéu.
Por
quinto año consecutivo, Ronaldo ha sido el máximo goleador de la Champions League, pero la grandeza de
este año no tiene comparación con cualquiera de los anteriores. Mientras otras
temporadas llenaba sus registros con los equipos menores y en primera ronda (lo
que hizo Messi esta temporada), Ronaldo ha sido este año el jugador más
decisivo con diez, ¡diez!, goles en las rondas más importantes: cinco al Bayern
en cuartos, tres al Atlético en semifinales y dos a la Juventus en la final.
No
hay antecedente superior. No hay jugador que hiciera una Copa de Europa tan
completa, decisiva, relevante y mayúscula como la que acaba de firmar Cristiano
Ronaldo. La gestión de Zidane, el único entrenador que convenció al ‘7’
merengue de que era mejor descansar en muchos partidos que se ganan igualmente
con el equipo B, ha conseguido que Cristiano llegara al tramo final de temporada
mucho más bravo que un toro. Ha sido descomunal sus tres últimos meses con
goles en todos los partidos importantes del Madrid, también los de Liga.
El
portugués tiene ya cuatro Champions (2008
con el United y 2014, 2016 y 2017 con el Madrid), todas de ella como figura
principal y solo perdió una final, la de 2009. Es el único jugador en marcar en
tres finales de Champions (y no se cuenta aquí el penalti decisivo de la Undécima) y ya ha ganado, a falta que se
lo den, su quinto Balón de Oro, los mismos que la estrella del Barcelona.
En
Cristiano Ronaldo ha pilotado el enésimo proyecto de Florentino Pérez, que en
su cuarta legislatura por fin ha construido el Madrid que tanto soñó. El
presidente fue reelegido hace justo cuatro años, el 4 de junio de 2013, por
aclamación popular. No tuvo entonces rival, como tampoco lo tendrá este verano,
en la que Florentino sellará su quinta etapa al frente del club blanco, tercera
consecutiva.
El
discurso del máximo mandatario blanco siempre ha ido ligado a la historia del
Real Madrid. De su boca siempre han salido las palabras "excelencia",
"inconformismo", "competitividad",
"autoexigencia" o "superación". Y eso es el Real Madrid.
Por eso cuando decidió echar a Carlo Ancelotti tras una segunda temporada
horrible, en la que el Madrid se sumió en un hundimiento impropio del club, lo
que hacía el presidente era aplicar todas esas premisas. El tiempo le ha dado
la razón.
El
Madrid no tenía equipo para quedarse en blanco en 2015, como tampoco lo tenía
en 2013 con Mourinho, que también se fue. En el fútbol pueden pasar muchas
cosas y la línea entre la victoria y la derrota es muy fina, pero con la
plantilla que tiene, no ganar como mínimo un título por año es un fracaso. Por
eso desde ese rechazo a la autocomplaciencia que entrenadores como Pellegrini o
Ancelotti instauraron en el Bernabéu, el Madrid ha ido hacía arriba.
El
actual Real Madrid nació en la temporada 2010/11, cuando se cerraron las
catástrofes contra los equipos de 2ª B y las vergüenzas de las eliminaciones de
octavos y se recuperó el gen competitivo que llevaba un lustro sin aparecer.
Ese Madrid, que ganó menos de lo que debió, encontró la gloria a partir de
2013, coincidiendo con la mencionada legislatura de Florentino.
Desde
ese verano de 2013 y hasta el actual, cuatro años justos, el Real Madrid ha
ganado tres Copas de Europa, una Liga, una Copa del Rey, dos Mundial de Clubes
y dos Supercopa de Europa. Su mandato, con el paso del tiempo, se debe recordar
como una dinastía, como la dictadura de un equipo que no dio opciones a los
demás en Europa.
La
clave ha estado en formar un bloque que tenía capacidad de seguir siendo
exitoso aún cuando había alguna pieza que no funcionaba, como pudo ser Rafa
Benítez o algún que otro jugador. Florentino Pérez aseguraba tras la final de
este sábado que nunca había visto un vestuario tan unido. Ramos, al que el
presidente le señaló como "el artífice" de hacer esto posible,
comentó que "cuando hay un equilibrio y estabilidad desde arriba (en
referencia a la directiva), eso se nota en el vestuario".
El
buen ambiente entre unos y otros y la coordinación entre todos los estamentos
también ha llevado al Madrid a ganar. No se han necesitado hacer grandes
revoluciones y tampoco fichajes galácticos para ganar estas tres finales. Al
contrario, se han mantenido las principales piezas, dejando a otras que
maduraran y añadiendo algunas que perfeccionaron al grupo.
Si
el Real Madrid ha ganado la Duodécima
con los mismos jugadores que la Undécima,
más clarificador es el dato con los que estuvieron en las tres Copas de Europa
de estos últimos cuatro años. Son doce los jugadores (con relevancia en los
títulos) que, como mínimo, estuvieron desde 2014: Carvajal, Marcelo, Sergio
Ramos, Pepe, Varane, Nacho, Casemiro Modric, Isco, Benzema, Bale y Cristiano
Ronaldo. Esto es más de la mitad de una plantilla, una barbaridad.
El
Madrid es ya el mejor equipo de la historia del fútbol y posiblemente sin el
posible lo es de la historia del deporte.