La
tetracampeona Mundial debe remontar al 1-0 adverso traído desde Suecia si
quiere estar en próximo verano en la contienda rusa
Antonio Blanca
Hace
menos de año y medio, en el día después de las últimas elecciones generales
celebradas hasta ahora en España, Italia amargaba la Eurocopa a España, daba
una lección de competitividad y acababa con Del Bosque, en un partido de
octavos que acabaría siendo el fin de una etapa en el fútbol español.
A
aquella Italia, que recuperó las señas de identidad que tanto le han
caracterizado a lo largo de su historia, la exprimió al máximo Antonio Conte,
que un año después haría campeón de la Premier
League al Chelsea, equipo al que sigue entrenando, ahora ya con más
dificultades. Todo el trabajo del ex técnico de la Juventus lo ha dilapidado
Giampiero Ventura, su sustituto en el banquillo transalpino, con el que Italia
vive uno de los momentos más zozobrantes de su historia moderna.
La
segunda selección más laureada en Mundiales (cuatro títulos, los mismos que
Alemania, uno solo por detrás de Brasil) está al borde de quedarse fuera de la
cita más importante del mundo del fútbol, la que se juega el próximo verano en
Rusia. Italia está obligada a remontar ante Suecia en un encuentro dramático en
Milán que se disputa este lunes. El 1-0 de la ida en Estocolmo obliga a la
tetracampeona mundial a dar la cara en un duelo a vida o muerte en San Siro. Se
juegan su presente pero también su historia.
Desde
su ausencia en el Mundial de 1958, Italia ha disputado todos los mundiales. Esa
edición de Suecia y la primera, en 1930 en Uruguay, son las únicas dos a las
que ha faltado Italia. Campeón en 1934, 1938, 1990 y 2006, doce años después de
su último título, aquél en el que brilló demostrando que el fútbol defensivo
también es efectivo, Italia vive en el alambre por su mala planificación en los
últimos años.
Si Conte sacó petróleo de una Italia no tan
buena como antaño, Ventura es incapaz de levantar los ánimos de una selección
que fue goleada ante España en el Bernabéu y que ha perdido en Suecia en un
momento tan decisivo como la repesca. Ni en la Eurocopa Italia era tan buena,
pero Conte la hizo competitiva, ni ahora Italia es tan mala, por lo que Ventura
podría sacar más.
La
derrota del pasado viernes en Estocolmo ha dejado tocado a un país que siente
intensamente el fútbol y que vive atemorizado ante lo que podría ser una
hecatombe sin precedentes. Su situación se parece mucho a la que hace un mes
vivió Argentina, con un partido dramático en Ecuador que finalmente venció y le
llevó de forma directa a Rusia. Italia juega en casa, pero eso no le asegura
nada. La prensa ya presiona y los azzurri
reciben críticas de sus aficionados desde la fase de clasificación, cuando
quedaron segundos de grupo al ser incapaces, por ejemplo, de ganar a Macedonia
en Turín.
"No hay que llegar al estadio con espíritu
crítico", pidió el capitán Buffon. "Me gustaría y me emocionaría que cada persona se quitara la camiseta de
su club y llevara solo el color 'azzurro'", añadió el portero, que
vive también un partido que podría manchar su adiós. En el año de su retirada,
'Gigi' se podría quedar sin Mundial, en lo que sería un golpe a su leyenda. Él
no ocultó la importancia de un partido al que catalogó de "alta
tensión" y trascendental para la historia del fútbol italiano.
Buffon,
campeón del mundo con Italia en 2006, estará rodeado de viejos jugadores ya
consagrados (Bonucci, Chiellini, De Rossi o Immobile) pero también de la nueva
hornada representada por Belotti. Veteranos y noveles para evitar el descalabro
de una selección clásica en mundiales. No estarán Verratti, sancionado, ni
Zaza, tocado.
Es
Suecia la que quiere provocar un incendio en Italia. Sin Ibrahimovic, la
selección nórdica ha sabido reinventarse y sobrevivir sin la figura que
acaparaba todo. Con Forsberg, del Leipzig, Lustig, del Celtic, Lindelof, del
United, y Johansson, autor del gol en la ida, los suecos quieren regresar a un
Mundial, al que fueron por última vez en 2006, precisamente cuando ganaron los
italianos.
Con
arbitraje de Mateu Lahoz, Italia se enfrenta al partido más angustioso de sus
últimas décadas. En los últimos dos Mundiales (2010 y 2014) cayó en primera
fase, fracaso para un equipo siempre favorito, pero quedarse fuera ya es una
tragedia para un país que creó una idea de jugar (y ganar). Con un equipo que
no da para ganar un Mundial pero ni mucho menos para quedarse fuera del torneo,
aquellos que dominaron tantos años el fútbol están cerca de sufrir la otra cara
del deporte.