Carlos de Blas
A este país un brujo con extraordinarios poderes le ha
echado mal de ojo. España está mal con un puñal traicionero clavado en el
costado catalán y una clase política de tercer nivel, que va a remolque y por
detrás de los acontecimientos que tienen a los españoles sumidos en el asombro
y la indignación.
Y todo ello porque una pandilla de golpistas aficionados y
provincianos han dejado en pañales y desarbolado al Estado, y han puesto ‘La
Marca España’ por los suelos en Europa y medio mundo, porque este Gobierno de
Rajoy llega tarde, lo hace mal y se deja torear.
Dice la copla de luna y sol que ‘cuando se acuesta Lorenzo
se levanta Catalina’. Pues bien España va mal y el Real Madrid se mimetiza con
la situación del país y pierde en Gerona ante un equipo mentalizaros pero de
segundo nivel y en plena afrenta golpista.
Y luego el Real viaja a Londres y se hunde en Wembley, la
catedral del fútbol mundial, ante el Tottenham que derrotó 3-1 al campeón de
España y Europa con un mágico y preciso contra ataque de los ingleses que burló
a placer a una defensa del Madrid bastante desarbolada, mientras el ataque
español chocaba una y otra vez con la zaga del Tottenham que ayer vestía de
blanco y el Madrid de negro.
Negro de luto en el día de los difuntos y de una dolorosa
derrota que le quita argumentos a un Zidane que dice que no pasa nada y que
solo falta un poco de concentración, lo que no es verdad. Faltan más cosas como
la conexión entre las líneas del Madrid y entre dos generaciones: la de
Cristiano y la de Isco; la de las estrellas internacionales y la de la cantera
del Madrid; la de los más de 30 años y la de los pocos más de 20 años.
Este Madrid no gana ni en el Bernabéu ni en Wembley y Zidane
parece un perdido y sin saber qué hacer ni cómo mezclar a los jóvenes y a los
‘viejos’. Ni consigue goles de fuera del área ni rápidos ataques ni contra
ataques, ni nada creativo y genial. No hay ideas nuevas, ni tensión y todo
apunta a que se ha perdido la magia de la pasada temporada y que el equipo
blanco que es pieza fundamental de ‘La Marca España’ atraviesa una seria crisis
y anda perdido por los campo de fútbol y buscando el balón.