Carlos de Blas
Eras muy bueno. Tenías buena pinta. Y al final... haces bueno al diablo. Otra tarde aciaga del Madrid. Otra
siesta a la basura. Llegó el Villareal al Bernabéu herido por la Copa. Nunca había
ganado en el coso madridista. Y claro, el Madrid se está haciendo experto en
darle vida a los muertos. Los de Javi Calleja demostraron que no lo están. Ojo,
que los blancos no lo hicieron mal. Pero no meten ni miedo. Otro partido sin
ver puerta. Así es muy difícil. Toda la culpa no es de Zidane.
El francés, pues oye, podría hacer más. Pero cuando ves
jugadores que perdiendo 0-1 van andando. Repito, así es muy difícil. El
Villareal no hizo nada. Verlas venir. El Madrid las tuvo de todos los colores.
El árbitro perjudicó,
es cierto. Pero esa cantinela ya está muy vista. Hay ya varios porteros que se
enfrentan a los blancos haciendo cola para ser internacionales. Asenjo parecía
Lev Yashin. Se lo merece el palentino, que ha pasado por lo peor de este
deporte.
Tardó en en trar en el partido el vigente campeón. Cuando lo
hizo, fue en tromba. Muchas ocasiones y poca eficacia. La tónica habitual en
los últimos meses. Algún merengue ataviado con capucha y paraguas ya pitaba
bajo el chaparrón. En el minuto 13, el árbitro anuló un gol a Bale. Bien
anulado; de los pocos aciertos que tuvo Undiano Mallenco.
Sucesivamente, las llegadas del Madrid ahogaban a la defensa
amarilla. Una falta al larguero de Cristiano y dos chuts más del luso que
estuvieron cerca de deshacer el empate. Otra semana más, podemos afirmar que está
enfadado con la Liga. En definitiva, bien el Madrid. Pero solo bien. Eso no es
suficiente. Menos aún en Chamartín.
En el 34, una mano impepinable de Álvaro González tras
cabezazo de Bale no fue vista por Mallenco. El balón iba para dentro. Primer
error de tronío. Al final del primer acto, una buena jugada de los blancos
acabó en Isco, que le dio la bola a Cristiano para que la empujase a gol. Mario
Gaspar le trastabilló y, obviamente, el balón de oro no pudo convertir la
acción. Penalti claro. Ni el trencilla ni sus subalternos lo vieron. Lo único
que pitaron fue el camino a vestuarios.
Después del descanso, el choque continuó por los mismos
derroteros. Madrid, Madrid y Madrid. Un asedio interminable. Pero no entraba el
balón. El Villareal tampoco se ponía nervioso. Resulta difícil recordar un
partido en el que Toni Kroos chutase a puerta más que en este. Del mismo modo,
es complicado creer que el teutón no vea puerta con tanta tentativa. Así está
su equipo.
Llegando el final, en el minuto 87, una contra de manual de
los castellonenses acabó en botas de Cherysev. El ruso le dio un regalo a Ünal,
en fuera de juego, para que hiciese historia. Pero el que puso su sello en el
libro del Villareal fue Fornals, que se aprovechó del rechace y la picó por encima
de Keylor Navas con exquisita sobriedad. 0-1 y debacle en el Bernabéu.
Después, varios jugadores vestidos de blanco se paseaban por
el verde tratando de coger el balón. La Castellana se había convertido en el
valle de los zombies. Con o sin Benzema, Zidane y sus gatos no encontrarían
trabajo ni en el decrépito circo de Ángel Cristo. Veremos a ver cuánto le queda
al francés en el Madrid. Lo que está claro, es que el Madrid no debe abandonar
los estudios. Ni la Champions ni la Copa. Porque es irrefutable que la Liga no
está hecha para este equipo.