Jornada
de Copa del Rey en la que el Sevilla remontó en diez minutos al Atlético en el
Wanda, el Barça volvió a perder después de más de cuatro meses y el Valencia
acabó cumpliendo en casa
Antonio Blanca
Los
cuartos de la Copa del Rey comenzaron, hoy en Butarque el Madrid vuelve a
examinarse y se aventura que otro suspenso sería fatal para el equipo y Zidane.
Ayer, saltó la sorpresa por partida doble. El Atlético de Madrid cayó derrotado
frente a su público contra un Sevilla que tan solo necesitó de diez minutos
para darle la vuelta al marcador tras el tanto de Diego Costa. Pero la
verdadera noticia llegó desde la ciudad condal, donde el indestructible Barcelona
pereció por tercera vez en la temporada (no hay que olvidar el doble baño del
Real Madrid en la Supercopa). Lo hizo a manos de un conocido suyo como lo es el
Espanyol.
Así
y como es lógico en el deporte, el Barça no es invencible. Lo vino a certificar
con un sabor muy dulce, su rival en el derbi barcelonés, el Espanyol. Cinco
meses hacía que los hombres de Valverde no experimentaban lo que era marcharse
de un campo de fútbol con un marcador contrario superior al suyo. Cosas del fútbol,
tuvo que ser contra sus otros archienemigos. El partido comenzó como tienen
acostumbrados a mostrar los azulgranas. Posesión de la bola y ataque en tres
cuartos de campo. Daba la sensación de que la ida de los cuartos de final solo
iba a tener un protagonista, y ese se teñía de granate y azul. Dos
intervenciones de otro viejo conocido como lo es el arquero Diego López
mantenía dentro del encuentro a los pericos. Los locales tan solo tuvieron una
oportunidad en la primera mitad de probar a Cillessen, pero el esférico se
marchó desviado. Ya en la segunda parte llegaron las acometidas blanquiazules.
Los culés dispusieron de una oportunidad clara para adelantarse mediante un
penalti lanzado por Messi, pero Diego López en un excelso movimiento detuvo la
pena máxima. Tres estiradas de Cillessen evitaron el tanto local. Pero como el
que la sigue la consigue, al final llegaría la recompensa. Melendo, en el 88,
perforó las redes de la portería rival, poniendo fin a una temporada redonda
para los blaugrana.
El
grato estado de forma de los rojiblancos y el mal momento que atravesaban los
sevillanos iba a dar 'buen fútbol y emoción' a los locales como dice la
canción. El encuentro arrancó parejo. Situaciones de ataque continuo en idas y
venidas eran la tónica del partido. Lo consiguió Costa en la primera que tuvo,
pero el colegiado decretó falta de Griezmann en la acción del gol. Lo intentó
Muriel en un mano a mano, pero resolvió estrellando el cuero en el cuerpo de
Moyá. El choque, con esa sintonía, se iría a los vestuarios. En la segunda nada
cambiaría, salvo el marcador. Centros de izquierda a derecha y viceversa por
parte de ambos conjuntos serían el devenir del encuentro. Entre idas y venidas
llegó el tanto de Costa a tiro cruzado con la izquierda. Pero Moyá quiso que el
partido siguiera igualado y, con muy poca fortuna, mandó un centro que no
llevaba peligro al fondo de su propia red. Ya en el tramo final, un mano a mano
de Correa acabaría dando la vuelta al marcador a favor del equipo andaluz. Palo
para los madrileños y euforia para los andaluces, que cuentan con un gran
marcador para la vuelta en Nervión.
El
otro encuentro fue el jugado en Mestalla entre el Valencia y el Alavés con dos
propósitos diferentes. El de los ches, llegar al sitio que les corresponde en
esta competición, después de no superar los cuartos desde un ya lejano 2008. El
de los vascos, emular la temporada pasada consiguiendo su segundo billete
consecutivo a la final de esta competición. Muy posesiva arrancó la primera parte.
Los dos conjuntos pretendían hacerse con el esférico en este arranque de los
cuartos de final. La primera batalla se la llevarían los locales, que con el
cuero en sus botas generaron una ocasión, bien blocada por el portero Sivera.
Pero en ese ámbito serían los vascos los que superaran al cuadro de Marcelino
con dos intervenciones para Doménech. La segunda parte, al igual que la del
encuentro que se estaba viviendo en ese mismo momento en Madrid, fue la de los
goles. Sobrino adelantó a los de Álava en el luminoso. Pero seis minutos más
tarde, la revelación del conjunto valenciano, Guedes, devolvería las tablas al
encuentro. Rodrigo, gracias a un excelente pase de Santi Mina, rompería el
empate del marcador y certificaría la remontada en tierras levantinas.