José Antonio Moya
El Sevilla volvió a ganar al Atlético de Madrid (3-1) en la
vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, como ya hizo en la ida
(1-2), y en un buen partido se mostró muy efectivo y eliminó a un conjunto
colchonero que lo intentó hasta el final, pero sin éxito por su falta de
claridad y puntería.
Los andaluces se adelantaron a los 25 segundos con un tanto
de Escudero, tras una bonita y vertiginosa jugada, y aunque el Atlético empató
a los 13 minutos con otro gran gol, de Griezmann, en el segundo tiempo el
Sevilla aprovechó de nuevo la mala salida al campo de su rival para marcar a
los 3 minutos Banega de penalti y luego sentenció a la contra con el 3-1 de
Sarabia.
El Sánchez Pizjuán acogía un duelo de orgullo y honra, de
los de 'taquicardia', pues, tras el 1-2 del Sevilla en el Wanda Metropolitano
que supuso su resurrección -luego venció por 0-3 al Espanyol- tras 5 partidos
sin ganar en Liga-, el Atlético, un equipo de carácter y que nunca se arredra
ante las adversidades, tenía que marcar dos goles y no encajar. Por ende, debía
de salir a por todas.
Sin Diego Costa, su artillero más en forma (3 tantos y 2
pases de gol en 5 partidos-), al lesionarse ante el Girona, a los rojiblancos no
les quedaba otra. Diego Simeone apostó arriba por el argentino Correa y los
franceses Gameiro y Griezzman, consciente de que tenían que ir al ataque sin
remisión, quizás a contraestilo, para remontar.
Sin embargo, el Sevilla, que repitió el once de sus dos
últimas victorias con el único cambio de Jesús Navas de lateral por el galo
Corchia, también sabía lo que se jugaba. Quería olvidarse de la renta de la ida
y no especular, y lo demostró pronto con una salida eléctrica que descolocó y
le exigió aún más, si cabe, al Atlético.
Y es que a los 25 segundos, en una jugada vertiginosa,
sublime y con varios toques rápidos y precisos, los hispalenses se adelantaron
por medio de Sergio Escudero, que hizo el 1-0 a centro de Sarabia y asestó un
golpe psicológico a los colchoneros, que necesitaban ahora dos goles para
forzar la prórroga y tres para ganar la eliminatoria.
Fue el premio a un comienzo muy fuerte, con mucha
concentración e intensidad, del conjunto del italiano Vincenzo Montella, aunque
los madrileños, superado el mazazo inicial, fueron capaces de reaccionar rápido
y, tras avisar el uruguayo Godín con un cabezazo a los dos minutos que Rico
paró en dos tiempos, pronto apareció Griezzmann.
A los 13 minutos, y cuando su equipo ya se había hecho con
el mando del medio campo con Gabi, Koke y Saúl Ñíguez escorado a la banda
izquierda, el francés aprovechó un robo de balón en la frontal del área local
para empatar con un gran gol, de una volea por alto, al ver adelantado a Sergio
Rico, poco afortunado en esta acción.
Esto animó a los rojiblancos, que siguieron ganándole
ligeramente la partida en el centro al dúo Nzonzi-Banega, con Vrsaljko y Saúl
muy incisivos como carrileros y la movilidad de Gameiro y Grizzmann, muy suelto
e implicado cerca del área, si bien los sevillistas no se descompusieron en un
choque vibrante, de gran tensión e intensidad.
Aún así, el Atlético exhibió una mayor peligrosidad y con
varias llegadas, sobre todo por las galopadas de Vrsaljko, pudo igualar la
eliminatoria en un remate alto de Griezzman, una acción de Gameiro que, en
plancha, no llegó de milagro a un pase del croata o un nuevo tiro del francés,
solo, que salió alto tras otro centro de Vrsaljko.
Sus intentos fueron baldíos, pues se llegó al descanso con
1-1 y con todo por decidir.
En la reanudación, no obstante, los de Simeone volvieron a
salir despistados y lo pagaron caro. Así, en el primer minuto, una internada
por la izquierda del argentino 'Tucu' Correa acabó en penalti al derribarle en
el área Saúl y, aunque Moyá se tiró a donde iba el balón, Banega lo convirtió
en el 2-1 con un tiro ajustado.
Esto ya deshacía la opción de la prórroga y obligaba a
seguir marcando dos goles a un Atlético que se fue con más descaro arriba y
acosó con fuerza y fe a los sevillistas, pero sin precisión.
Ángel Correa acarició el 2-2 a los 7 minutos de esta mitad,
pero, solo en el área, quiso fusilar a Rico y éste, con un paradón, salvó un
gol cantado. Simeone quemó sus naves al dar entrada pronto a Fernando Torres,
el belga Yannick Carrasco y el ghanés Thomas Partey, por Gabi, Correa y
Giménez, los tres con tarjeta.
El Sevilla aguantó bien, se vació y se defendió con orden,
aunque el Atlético, totalmente volcado en busca de la épica, tuvo alguna
ocasión como en un cabezazo alto de Godín a la hora de juego.
Sin embargo, fueron los de Nervión los que sentenciaron con
el 3-1 a once del final al culminar Sarabia una contra, tras recortar a Godín y
batir con un tiro ajustado a Moyá. A partir de ahí, el Atlético ya precisaba
marcar cuatro goles, lo que ya fue una empresa imposible pese a los intentos
postreros de Carrasco y Gameiro.