El
cuadro de Valverde cierra una primera vuelta casi perfecta y ya sitúa al Real
Madrid a diecinueve puntos
Antonio Blanca
El
último partido del domingo dibujó la diferencia entre el Barcelona, líder, y el
Real Madrid, cuarto. La brecha en la tabla clasificatoria ha alcanzado ya los
19 puntos, pero quizá sea la de las sensaciones la más trascendente. En Anoeta,
el puntero salió al verde displicente y relajado, falto de intensidad. En
consecuencia, la Real Sociedad le metió tres goles en 45 minutos (uno de ellos
fue anulado de manera polémica), con Canales y William José como referentes. Su
pobre desempeño en cuanto a motivación y compromiso refrescó los fantasmas al
sistema de Valverde. Pero la confianza y el hambre de ese vestuario culé les
sacaría del pozo. Un gol de Paulinho a centro de Luis Suárez antes del descanso
marcaría la senda que sería rematada en el segundo tiempo por el delantero
charrúa (doblete incluido) y por Messi. Marcaría tres dianas antes del minuto
90 un equipo que vio cómo por su debe sobre el verde iba a perder la condición
de invicto. Sin Umtiti, Iniesta, Coutinho y Alcácer, los azulgrana salieron a
flote en un ejercicio de convicción y fe en que con trabajo su calidad se
vuelve determinante ante cualquier rival. En consecuencia, remontaron y
terminaron por golear.
Los
de Chamartín, por el contrario, sufren falta de seguridad y de puntería. Como
el Barça, el sistema de Zidane sufre desconexiones de concentración y
desequilibrios tácticos que les meten en problemas, pero los vigentes campeones
no son capaces de salir del hoyo al que se abocan con regularidad. El sábado
dieron un paso al frente en cuanto a actitud pero Ronaldo falló todo. Y como el
rendimiento irregular capitalino no es capaz de pasar más allá de los 60-70
minutos, el Villarreal supo buscarle las cosquillas hasta tumbarle. La vaselina
deliciosa de Fornals en el minuto 88 enterró la escasa fe madridista y premió a
un bloque rocoso castellonense que firmó la primera victoria en el Bernabéu de
su historia para colocarse ya a sólo un punto del coloso que ganó el Mundial de
Clubes en diciembre. La desazón en la que quedaron la tribuna y la plantilla
del Madrid se corrobora si se atiende a la clasificación. En ella se comprueba
que, como dijo un Kroos valiente, el objetivo de los aristócratas de Concha
Espina es, a estas alturas, entrar en la Champions
del curso próximo. Porque Atlético y Valencia no fallaron.
Los
rojiblancos navegan con 10 puntos de ventaja con respecto a sus enemigos
íntimos. Simeone optó por dar descanso a Diego Costa y Gameiro fue el que le
regaló los tres puntos en Ipurúa. El Éibar y la lluvia se aliaron para examinar
la vuelta de los colchoneros a su ADN ganador. Pero el modelo de repliegue y
contragolpe les funciona en este 2018 a la perfección. Oblak y la zaga clausuraron
el reparto de puntos para seguir alimentando los anhelos de un equipo que se ha
tornado en muy peligroso.
El
Valencia de Marcelino, por su parte, saca ocho puntos al Madrid. Este fin de
semana superaron a Deportivo de la Coruña en Riazor. Los goles de Guedes y
Rodrigo, en el debut de Coquelin, afianzaron la puesta en práctica de los
levantinos y subrayaron los errores defensivos de un conjunto gallego que
aterrizó en el descenso a pesar del gol postrero de Andone. Y es que de los
seis primeros clasificados sólo el Sevilla acompañó a los merengues en el
resbalón. Los hispalenses caerían en su visita a a Mendizorroza. Y lo hicieron
con justicia, pues el Alavés dominó y quiso más los puntos, pues los necesitaba
con mayor urgencia. Consiguieron los blanquiazules volver a salir de los
puestos de la quema.
Por
detrás prosigue la batalla por alcanzar Europa. A día de hoy, Éibar, Getafe y Gerona
son los que tienen a tiro al conjunto que dirige, de momento con muchas dudas,
Montella. Los jugadores de Bordalás abrieron la fecha con un triunfo por la
mínima ante el Málaga. El gol de Cala les confirmó en la octava posición y
también conllevó el despido de Míchel -los malacitanos son decimonovenos-. Y
los gerundenses se dieron un banquete en Montilivi. Le metieron seis goles a
Las Palmas. Olunga firmaría el primer hat-trick de un jugador de ese equipo en
Primera para congelar el efecto Jémez. Portu, Stuani y Borja García redondearon
la actuación brillante del equipo más sorprendente de la primera vuelta.
Por
último, el Celta doblegó al Levante y Espanyol y Athletic firmaron tablas.
Ambos partidos midieron a clubes con aspiraciones continentales frente a
entidades destinadas a batallar por sobrevivir. En el primer caso, los vigueses
demostraron pegada y los granota impotencia. Pione Sisto clavó una de las opcas
opciones de remate de su vestuario en el Ciudad de Valencia, para desesperación
del dominante y bloque local. Y en el segundo enfrentamiento, los catalanes
trataron con mayor vehemencia de ganar los puntos, pero Williams empató en ocho
minutos el gol de Gerard Moreno y los de Ziganda tendieron a aguanta rel empate
hasta alcanzar el punto.
Este
lunes se completará la jornada con el Betis-Leganés que podría propulsar a
cualquiera de los dos hasta la séptima plaza (están empatados a puntos) o, si
se da el empate, mantenerles en el punto medio entre el coqueteo continental y
el calor de las llamas del infierno.