jueves, 25 de enero de 2018

FIN DE CICLO

En la tónica general de la temporada, el Madrid de Zidane tiró la Copa con un partido bochornoso en casa ante el Leganés, dejando al francés tocado y casi hundido

Antonio Blanca

Histórico Leganés. No se conformó con alcanzar los cuartos de final de la Copa del Rey por primera vez sino que extendió la machada hasta, de momento, semifinales, tras ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu por 1-2. Todo tipo de odas sin paliativos.

El conjunto “pepinero” dio buena muestra de su solvencia defensiva en la ida, en la que sin embargo se quedó con la miel en los labios tras un toque de clase de Asensio en el último minuto dando el 0-1 para el Real Madrid. Siendo de nuevo el equipo que mostró mejor imagen, esta vez no ya la fortuna, sino el trabajo bien hecho, recompensó con merecimiento al Leganés.

Partía en su estadio con esa ventaja el conjunto blanco. Creyendo que lo de la ida fue un accidente, como lleva pensando que sucede en la temporada, el equipo de Zidane apenas mostró un mínimo interés por generar peligro. Ramos y Benzema entraron en el once titular, de nuevo compuesto en su mayoría por el hipotético equipo B. Sin embargo, los nombres, por delante, seguían siendo los de Benzema, Isco, Asensio y Lucas Vázquez.

No fue una cuestión de menosprecio al rival. La cara del Real Madrid fue la misma hoy que la que le lleva acompañando desde septiembre. Se difumina ya el eco del que es actual campeón de Europa y de Liga y crecen los silbidos y reproches en la grada. Los actores principales son aquellos que levantaron los trofeos; los secundarios, en su mayoría jóvenes con hambre de demostrar cosas. Sobre el papel, la planificación no tenía fallo aparente, como reflejaron los éxitos en verano, uno de ellos contra el eterno rival. Sobre el campo, algo está provocando un cortocircuito. Aquel Madrid no se encuentra.

La defensa sigue siendo endeble en cuanto se la azuza un poco, cualquier equipo de mayor o menor calidad puede hacerle daño. El primer tanto del Leganés, llegó a poco que se presionó a Achraf atrás y Nacho falló en el pase. Lo aprovechó Eraso para firmar un golazo con una ejecución que hizo olvidar el regalo del que vino. Un 0-1 que igualaba la eliminatoria y hacía justicia a lo que se veía sobre el campo.

Tras el descanso, Benzema tardó dos minutos en igualar con otro tanto de belleza, picando la pelota sobre Champagne después de una pared con Lucas Vázquez. Menos de diez minutos después, Pires se zafó de Theo en un córner y con un testarazo inapelable anotó el 1-2. El famoso runrún del Bernabéu eran ya pitos. La machada para el Leganés estaba más cerca que nunca, pero aún quedaba más de media hora por delante.

Zidane buscó cambiar la dinámica dando entrada a Carvajal y Modric en lugar de Achraf y Llorente. Garitano (que le dio un repaso portentoso a su colega francés), por su parte, se blindaba con Mantovani y Raúl García. Champagne, desde su portería, se dedicaba a perder el máximo tiempo posible viendo que el supuesto toque de corneta blanco, antaño un arma que hacía temblar las zagas más potentes de Europa, no llegaba, hasta esta identidad ha perdido este Madrid.

El tercer cambio de Zidane, aquel en busca del último revulsivo, no fue otro que el de Mayoral por Isco, siendo el malagueño de los más activos buscando la portería rival. Un cambio muy sorprendente, abucheado por la grada, en la primera gran pitada contra el astro francés.

Así, Champagne hacía su primera parada en el minuto 81 de partido. ¡Minuto 81 para la primera y el 84 para la segunda! Datos sonrojantes para un equipo que estaba obligado a presentarse en la final de Copa. Tales intervenciones fueron vitales para evitar el gol. Tras eso, la nada. Un centro detrás de otro buscando un rematador que no llegaba.

Como si fueran toques a una puerta preguntando si hay alguien ahí. La respuesta sigue sin llegar y en tres semanas es el PSG de Neymar, Cavani y Mbappé el que visita el Bernabéu. Es la Liga de Campeones, una competición que otras veces ha sido capaz de resucitar al Madrid más moribundo. Queda por ver si se podrá decir aquello de "este muerto está muy vivo" o, sin embargo, se ponen los últimos clavos a una temporada que, de momento, está siendo para el olvido. Zidane no merecería acabar así, con tan mal recuerdo, pero su tozudez y ceguera le han llevado a esta situación, no saber gestionar la plantilla, una mala planificación deportiva y de fichajes, olvidar la meritocracia y poner por decreto a ciertos futbolistas, le han hecho dilapidar todo el crédito que se ganó con dos años inolvidables, que en el Madrid son eso, historia y parte del pasado.