En
la tónica general de la temporada, el Madrid de Zidane tiró la Copa con un
partido bochornoso en casa ante el Leganés, dejando al francés tocado y casi
hundido
Antonio Blanca
Histórico
Leganés. No se conformó con alcanzar los cuartos de final de la Copa del Rey
por primera vez sino que extendió la machada hasta, de momento, semifinales,
tras ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu por 1-2. Todo tipo de odas
sin paliativos.
El
conjunto “pepinero” dio buena muestra de su solvencia defensiva en la ida, en
la que sin embargo se quedó con la miel en los labios tras un toque de clase de
Asensio en el último minuto dando el 0-1 para el Real Madrid. Siendo de nuevo
el equipo que mostró mejor imagen, esta vez no ya la fortuna, sino el trabajo
bien hecho, recompensó con merecimiento al Leganés.
Partía
en su estadio con esa ventaja el conjunto blanco. Creyendo que lo de la ida fue
un accidente, como lleva pensando que sucede en la temporada, el equipo de
Zidane apenas mostró un mínimo interés por generar peligro. Ramos y Benzema
entraron en el once titular, de nuevo compuesto en su mayoría por el hipotético
equipo B. Sin embargo, los nombres, por delante, seguían siendo los de Benzema,
Isco, Asensio y Lucas Vázquez.
No
fue una cuestión de menosprecio al rival. La cara del Real Madrid fue la misma
hoy que la que le lleva acompañando desde septiembre. Se difumina ya el eco del
que es actual campeón de Europa y de Liga y crecen los silbidos y reproches en
la grada. Los actores principales son aquellos que levantaron los trofeos; los
secundarios, en su mayoría jóvenes con hambre de demostrar cosas. Sobre el
papel, la planificación no tenía fallo aparente, como reflejaron los éxitos en verano,
uno de ellos contra el eterno rival. Sobre el campo, algo está provocando un cortocircuito.
Aquel Madrid no se encuentra.
La
defensa sigue siendo endeble en cuanto se la azuza un poco, cualquier equipo de
mayor o menor calidad puede hacerle daño. El primer tanto del Leganés, llegó a
poco que se presionó a Achraf atrás y Nacho falló en el pase. Lo aprovechó
Eraso para firmar un golazo con una ejecución que hizo olvidar el regalo del
que vino. Un 0-1 que igualaba la eliminatoria y hacía justicia a lo que se veía
sobre el campo.
Tras
el descanso, Benzema tardó dos minutos en igualar con otro tanto de belleza,
picando la pelota sobre Champagne después de una pared con Lucas Vázquez. Menos
de diez minutos después, Pires se zafó de Theo en un córner y con un testarazo
inapelable anotó el 1-2. El famoso runrún del Bernabéu eran ya pitos. La
machada para el Leganés estaba más cerca que nunca, pero aún quedaba más de
media hora por delante.
Zidane
buscó cambiar la dinámica dando entrada a Carvajal y Modric en lugar de Achraf
y Llorente. Garitano (que le dio un repaso portentoso a su colega francés), por
su parte, se blindaba con Mantovani y Raúl García. Champagne, desde su
portería, se dedicaba a perder el máximo tiempo posible viendo que el supuesto
toque de corneta blanco, antaño un arma que hacía temblar las zagas más
potentes de Europa, no llegaba, hasta esta identidad ha perdido este Madrid.
El
tercer cambio de Zidane, aquel en busca del último revulsivo, no fue otro que
el de Mayoral por Isco, siendo el malagueño de los más activos buscando la
portería rival. Un cambio muy sorprendente, abucheado por la grada, en la
primera gran pitada contra el astro francés.
Así,
Champagne hacía su primera parada en el minuto 81 de partido. ¡Minuto 81 para
la primera y el 84 para la segunda! Datos sonrojantes para un equipo que estaba
obligado a presentarse en la final de Copa. Tales intervenciones fueron vitales
para evitar el gol. Tras eso, la nada. Un centro detrás de otro buscando un
rematador que no llegaba.
Como
si fueran toques a una puerta preguntando si hay alguien ahí. La respuesta
sigue sin llegar y en tres semanas es el PSG de Neymar, Cavani y Mbappé el que
visita el Bernabéu. Es la Liga de Campeones, una competición que otras veces ha
sido capaz de resucitar al Madrid más moribundo. Queda por ver si se podrá
decir aquello de "este muerto está muy vivo" o, sin embargo, se ponen
los últimos clavos a una temporada que, de momento, está siendo para el olvido.
Zidane no merecería acabar así, con tan mal recuerdo, pero su tozudez y ceguera
le han llevado a esta situación, no saber gestionar la plantilla, una mala
planificación deportiva y de fichajes, olvidar la meritocracia y poner por
decreto a ciertos futbolistas, le han hecho dilapidar todo el crédito que se
ganó con dos años inolvidables, que en el Madrid son eso, historia y parte del
pasado.