La
intervención del argentino evitó la primera derrota liguera del equipo de
Ernesto Valverde que sigue en su camino hacia una Liga “fácil”
Antonio Blanca
La
trigésima jornada liguera ofreció un duelo cumbre en el Pizjuán. Se medían dos
de los tres representantes españoles en los cuartos de final de la Liga de
Campeones. El Sevilla dominó al Barcelona, le obligó a jugar según el libreto
acelerado de Montella y le tuvo contra las cuerdas. Valverde dejó en el
banquillo a Messi y la ausencia de Busquets mermó a los catalanes sobremanera.
Banega y N'Zonzi ganaron a la medular visitante y las contras andaluzas
entraron como puñales para multiplicar el trabajo de Ter Stegen. El meta alemán
brillaría en uno de los días menos lúcidos con balón y en defensa del puntero,
pero nada pudo hacer para sostener todo el vendaval de llegadas locales. Sólo
Coutinho y Dembelè pudieron salpicar el pentagrama hispalense antes de que
Franco Vázquez y Muriel pusieran un 2-0 que parecía definitivo. El Txingurri
recurrió al genio argentino en rapidez en el segundo acto, pero el efecto del
10 recién entrado pareció esfumarse ante la debilidad defensiva culé. Nada más
lejos. A medida que el fuelle le fue fallando a los sevillanos crecieron los
espacios para que Lionel resplandeciera. Su aterrizaje en el verde cambió el
ambiente y la seguridad andaluza se deshizo cuando Luis Suárez recortó
distancias a la salida de un córner. En el minuto 87. A partir de ese momento
los barceloneses creyeron en la remontada. Messi empataría con otro fogonazo y
Rakitic cabecearía al poste, todo en cuatro minutos. Finalmente, el Barça evitó
perder por vez primera en esta Liga y arrancó un punto en una noche en la que
pudo salir goleado si la puntería local hubiera estado más afinada.
La
exhibición del zurdo legendario, que jugó con limitaciones en el esfuerzo por
sus molestias físicas, sostuvo a un equipo que había visto brillar al Real
Madrid ante Las Palmas. Los merengues, que dejaron en la Península Ibérica a
Ronaldo, Ramos, Carvajal, Marcelo, Kroos y compañía, descubrieron que la
propuesta ambiciosa de Paco Jémez alimentaría al mejor Bale del año. El galés
anotaría dos goles, siempre al vuelo y con hectáreas por recorrer a la espalda
de la zaga amarilla. Benzema cerraría un marcador que metía presión a Atlético
y Valencia, segundo y cuarto clasificado, respectivamente, dejando en la
estacada a los amarillos, muy débiles en su convicción.
Los
rojiblancos cerraron la fecha con una escueta victoria ante el Deportivo. El
Wanda asistió a otro día gris en cuanto al fútbol de su conjunto. La proximidad
de los cuartos de la Europa League y las seis bajas llevaron a Simeone a
confeccionar una convocatoria con sólo 13 nombres del primer equipo. Debutaría
Carlos Isaac en el lateral diestro y sobre Gameiro recayeron las
responsabilidades goleadoras de los ausentes Griezmann y Diego Costa. El
francés haría el único gol por medio de un penalti polémico de Mosquera. Y el
muro rojiblanco y Oblak clausurarían tres puntos cosechados desde la defensa y
el plomizo pragmatismo.
El
Valencia, por su parte, se distanció como el último de los clubes con acceso a
la próxima edición de la Liga de Campeones, pues ganó en Butarque y celebró los
pinchazos de Sevilla y Villarreal. El gol de Rodrigo bastó para que los de
Marcelino ampliaran su colchón sobre sus perseguidores a 15 puntos. Asimismo,
los levantinos siguieron a un punto de los de Chamartín. Y el Submarino
protagonizó el batacazo de la jornada, pues cayó en Málaga ante un equipo que
no ganaba en La Rosaleda desde hace cuatro meses. El tanto del 'Chory' Castro
despertó a los andaluces, que están a tres puntos del 'Depor' y a cuatro de Las
Palmas.
El
Levante había vuelto a tensar la cuerda de la batalla por la permanencia
golpeando primero. Los granotas empataron en el complicado campo de Montilivi.
Venía de ganar dos veces de forma consecutiva y neutralizaron el gol de Granell
por medio de una escapada de Morales que les fija con siete puntos de distancia
sobre el decimoctavo puesto.
Por
último, este fin de semana registró dos empates a cero. Ocurrieron en Cornellá
y en Ipurúa. El Espanyol y el Alavés, dos clubes sin aspiraciones toda vez que
cumplieron el objetivo de eludir el descenso, se dejaron ir en un partido en el
que los pitos acuciaron a los de Quique Sánchez Flores. Y el Eibar no pudo
meter mano a una Real Sociedad de nuevo técnico que se mostró menos ambiciosa.
Sus tablas mitigaron los anhelos continentales de los dos componentes de este
derbi vasco. Así, y tras el 1-1 al que Brais Méndez condenó a San Mamés (en el
descuento), el Betis tiene en su mano empatar con el Sevilla si supera al
Getafe este lunes.