Antonio Blanca
Suenan
tambores de guerra en el mundo del fútbol. Las últimas dos ideas de la FIFA,
celebrar cada cuatro años un Mundial de clubes y cada dos una Liga de Naciones,
han recibido durísimas críticas de las principales ligas europeas y de la
propia UEFA. La oposición por parte de estas ha sido tal que el presidente del
máximo organismo del deporte rey, Gianni Infantino, ha tenido que retrasar el
debate y posterior aprobación de este proyecto hasta después del verano, como
mínimo.
Las
principales críticas han ido dirigidas hacia la competición que pretende
sustituir al actual 'Mundialito', y que quiere aumentar el nivel de los participantes
incrementando el número de contendientes europeos.
Pero,
¿por qué esta negativa tan contundente de las principales competiciones
domésticas del Viejo Continente y la institución dirigida por Aleksander
Ceferin? ¿Cuentan las propuestas de Infantino con algún apoyo más allá de la
FIFA? A continuación, las claves de este enfrentamiento.
Eventos
irrelevantes: los dos torneos que están sobre la mesa servirían para sustituir
al actual 'Mundialito' y a la Copa Confederaciones, que tienen un peso
insignificante en las cuentas de la FIFA. El primero, tras superar las
expectativas el año pasado, generó 37 millones de dólares, mientras que la
segunda solo aportó 22 millones a sus arcas. En cambio, por el Mundial de
Brasil ingresó 4.826 millones, el 84% de su facturación en el pasado ciclo
2011-2014. Si finalmente el consorcio liderado por Softbank se hace con los
derechos de las dos nuevas copas, el organismo dirigido por Infantino
impulsaría su facturación cada cuatro años y lo que es muy importante, tendría
unos ingresos mínimos siempre asegurados, ya que al recibir el dinero de estos
inversores dejaría de depender de la recaudación por venta de entradas,
patrocinios y derechos de televisión, partidas siempre variables.
Para
que el nuevo Mundial de Clubes sea viable, este tendrá que generar entre 650 y
1.000 millones de dólares en ingresos.
Elecciones:
el 2019 es año electoral e Infantino, lógicamente, quiere seguir al frente de
la FIFA. El eje de su campaña, además de recuperar la reputación de esta
institución, fue aumentar el dinero que reciben las federaciones hasta los
1.200 millones. La celebración de los dos nuevos torneos facilitaría el
cumplimiento de este objetivo.
Real
Madrid y Barcelona, únicos apoyos: entre las formaciones europeas, solo los dos
principales equipos de Europa se han pronunciado públicamente a favor de este
proyecto. Por parte del club blanco, el director de Relaciones Institucionales,
Emilio Butragueño aseguró que el Mundial de clubes con 24 equipos es una idea
"muy atractiva". "Estamos hablando de los mejores equipos
europeos y de otros continentes. Pensamos que para el aficionado es muy
interesante. Así lo vemos nosotros y otros clubes importantes en Europa, que
también ven con buenos ojos esta posibilidad", afirmó el ex jugador. Desde
el Barça, la última junta directiva dio mostró su apoyo a este torneo.
Desigualdad:
en el Mundial de Clubes únicamente participarían los mejores equipos de Europa,
o lo que es lo mismo, los que más adinerados. Según las primeras estimaciones,
los contendientes se podrían embolsar algo más de 90 millones de dólares, y
tanto dinero para un selecto grupo de formaciones acaba siendo muy perjudicial
para cualquier competición. En las últimas tres campañas, cerca del 80% de las
eliminatorias de la Champions las ha ganado el equipo con más ingresos, una
muestra del efecto que tiene la faceta económica sobre el terreno de juego.
Respuestas
contundentes: los efectos nocivos que tendría tanto para las ligas domésticas
como para la Champions explican las duras críticas que han realizado sus
respectivos dirigentes del proyecto de Infantino. Javier Tebas, presidente de
LaLiga, dejó clara su visión la semana pasada. "Ya les he advertido [al Madrid y al Barça] al respecto: esto será pan
para hoy y hambre para mañana". "Creará una destrucción de la liga nacional". "Ya tenemos este problema en Europa, hay que
afrontarlo y encontrar una solución porque un Mundial de clubes mayor lo
empeorará aún más", explicó.
Lars-Christer
Olsson, representante de la Asociación de Ligas Profesionales Europeas de
Fútbol, que agrupa a 32 ligas y asociaciones de 25 países europeos, dudó
seriamente de que el nuevo torneo fuera a ser beneficiosos para el deporte.
"La FIFA, el máximo organismo del
mundo del fútbol, está vendiendo el fútbol y esto podría tener un gran coste
para su desarrollo, ya que haría esto sin consultarlo y sin transparencia. No
sabemos quiénes son los inversores y cómo han conseguido 25.000 millones, algo
que no cuadra desde el punto de vista comercial", remarcó.
Lejos
de mostrarse más comedido, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin,
realizó ante el Consejo de Ministros de Deportes de la UE en Bruselas un
discurso tan contundente y crítico contra Infantino y la FIFA que ni hizo falta
que nombrara estos. "No puedo
aceptar que algunas personas que están cegadas por la búsqueda de beneficios
estén considerando vender el alma de los torneos de fútbol a fondos privados
nebulosos", manifestó. "El
dinero no manda y el modelo europeo de deporte debe respetarse. El fútbol no
está en venta. No dejaré que nadie sacrifique sus estructuras en el altar de un
mercantilismo despiadado y cínico", sentenció.