Carlos de Blas
Hay un motivo, no creo en las decisiones espontáneas, ni en
los repentinos cambios de parecer. Entre el lunes y el martes (no pudo ser
antes), sucede algo que provoca el adiós de Zidane, probablemente relacionado
con la planificación de la plantilla, no imagino otras conversaciones después
de haber ganado la Copa de Europa. La conversación, de producirse, debió ser
delicada. No olvidemos que en la plantilla hay dos jugadores a los que el
entrenador ha defendido con celo casi familiar y en contra de la opinión de un
buen número de madridistas, algunos con despacho, Keylor Navas y Benzema.
Tampoco pasemos por alto la presencia de Luca, su hijo, otro elemento sensible.
Es una suposición, lo admito, pero no es descabellada. Entra
dentro de lo posible que Zidane no aceptara los fichajes cerrados o por cerrar,
o no se sintiera cómodo con ellos, o fuera rigurosamente fiel a sus principios,
estos son mis jugadores y con ellos hemos ganado tres Copas de Europa. Es bien
conocido que desde hace meses (años), el club busca un portero, no entraremos
ahora en las razones de esa pulsión enfermiza. Si no se concretó el fichaje de
Kepa Arrizabalaga fue porque lo impidió el propio entrenador al afirmar
públicamente que no lo necesitaba. El siguiente pulso lo tenía más difícil,
Courtois asoma en el horizonte igual que antes lo hizo De Gea. El belga termina
contrato el próximo año y el Chelsea accedería al traspaso antes de que se
marche sin dejar dinero en caja…
Benzema es otro jugador señalado y la impresión es que a
Florentino, su principal valedor hasta la llegada de Zidane, se le ha terminado
la paciencia. Se dice que está cerrado el acuerdo con Lewandowski, un
futbolista al que el presidente ya le abrió la puerta en 2013. Esta misma
semana, el agente del polaco reconoció que su representado ya le ha comunicado
al Bayern su intención de cambiar de aires. Casualidades, tal vez.
Habrá más cambios en la delantera provocados por el traspaso
de Bale al Manchester United…. Salvo que el adiós de Zidane haga cambiar de
opinión al galés … o salvo que Cristiano no vaya de farol y tenga decidido
marcharse… O salvo que Neymar se encuentre más cerca de lo imaginado. Es
posible que el club no quisiera distraer al entrenador en vísperas de la final
con todas esas negociaciones… Insisto, son esfuerzos por intentar comprender.
Más allá de sus razones, Zidane quedará como el mejor
entrenador que ha tenido el Real Madrid desde Vicente del Bosque, el que mejor
ha sabido representar al club y defender los valores que durante un tiempo se
hicieron invisibles. No sólo ha ganado tres Champions y una Liga. Ha
consolidado la pacificación (equipo-medios-grada) que inició Ancelotti hasta no
dejar rastro de la tierra quemada.
Zidane ha sido elegante en el más amplio sentido de la
expresión, añadiendo a la elegancia natural que le viene de serie, una
elegancia moral de la que hacía gala en cada revés y en cada conferencia de
prensa. Quizá no fuera el entrenador perfecto, pero era el entrenador perfecto
para el Real Madrid.
Dicho lo cual, Zidane estaba en el punto de mira. De no
haber ganado la Copa de Europa hubiera sido destituido, o invitado a marcharse,
así de fina es la línea que separa a los héroes de los villanos.
También eso lo
sabía, y es algo sobre lo que deberá reflexionar el Real Madrid como institución:
los últimos entrenadores que han ganado la Champions (de Heynckes a Zidane) han
caído a los pocos días o al verano siguiente. Esa tendencia a dinamitar el
éxito merece un diván.
Se habla de Pochettino como sustituto y el argentino sería
el único capaz de cubrir decorosamente la ausencia del mito. Al menos, en las
formas y el estilo. En la educación. El éxito es otra cosa. Y el afecto,
también el amor. Desde hoy mismo, Zidane será el primer suspiro cada vez que
algo vaya mal en el Real Madrid. Y es difícil que las cosas vayan mejor.