Julio Candela
La selección española goleó a Tahití (10-0) en
la segunda jornada de la fase de grupos y certificó su presencia en las
semifinales de la Copa Confederaciones, tras un partido que evidenció
la enorme distancia entre la campeona del mundo y el combinado oceánico,
que sólo cuenta con un jugador profesional en sus filas.
España, que no mancilló el orgullo tahitiano, firmó una goleada de
las que no favorecen al fútbol: la más abultada en la historia de esta
competición. Un buen puñado de goles que fueron creciendo de manera
natural, producto de la lógica más aplastante que separa a 'La Roja' (desde su trono del fútbol mundial) 138 puestos con Tahití, según el
último ránking de la FIFA.
El equipo de Vicente del Bosque ofreció dos versiones: la primera
estuvo condicionada por la prudencia y la piedad, algo que siempre ha
definido a este equipo fuera del terreno de juego; y la segunda llegó en
el tramo final del primer acto y al comienzo del segundo, cuando España
consiguió cinco de sus 10 goles.
Torres y Villa fueron los grandes protagonistas en un duelo que no
tuvo análisis posible ante un rival sin criterio, que clamó respeto en
la previa, y anclado en una arriesgada posición sobre el verde del
mítico Maracaná, escenario que acogió el encuentro. El 'Niño', a los
cuatro minutos, ya había colocado el 1-0.
En ese momento llegó la relajación de España, que rebajó el nivel y
dejó crecer a los pupilos de Eddy Etaeta, muy vitoreados por la grada
'canarinha'. De hecho, el público brasileño se volcó con Tahití, algo
que ya ocurrió en su debut ante Nigeria, consciente de que la victoria
de David era imposible ante Goliat.
Media hora después del gol de Torres, España continuaba 1-0 y
apenas había trenzado las infinitas combinaciones que definen a este
equipo. El rival no invitaba a ponerse el mono de trabajo y el balón
largo se convirtió en un recurso habitual. Sin embargo, antes del
descanso, la vigente campeona de Europa pegó un estirón con otros tres
goles.
En esta ocasión le tocó el turno a Silva, Villa --que lo celebró
con rabia-- y Torres, que quebró con maestría a Roche en el cuarto de la
noche, la antesala de su triplete. El 'guaje', que no dejó de moverse,
tuvo su momento de gloria con dos goles consecutivos, los cuales también
le dieron licencia para cerrar un 'hat-trick'.
Con el 7-0 en el zurrón (min.64) y la diferencia de Nigeria
enjugada, la selección española continuó su camino hasta el doble
dígito, amparado en el fútbol vertical y alegre de Jesús Navas. El
flamante jugador del City se disfrazó del mejor aliado de Torres y
también de Silva, que estableció el décimo y definitivo.
Antes fue el turno de Mata, que había conseguido estrenarse, y
otra vez de Torres (que sigue acrecentando sus números con 'La Roja')
pese a que estrellase un penalti en el larguero. La segunda aparición de
España no pasará a la historia, pero sirvió para poner de largo el
insaciable espíritu de este grupo, el mejor que ha producido nunca el
fútbol nacional.