Carlos de Blas
España
y Brasil eran las favoritas para conquistar la Copa Confederaciones y
estaban destinadas a encontrarse en la final. Con dificultades, porque ninguno
de los dos equipos ha hecho una competición perfecta, se verán las caras el
domingo en Maracaná, en un histórico estadio que será testigo de un encuentro
que millones de personas esperaban que se produjese desde hace unos años, desde
que la 'Roja' es el equipo campeón que es, y que medirá a la actual mejor
selección del mundo con la más laureada de la historia.
Dos
años antes de que el Mundial se dispute en Brasil, el país sudamericano vivirá
el domingo una cita histórica para el fútbol, una final soñada más para los
locales que para los visitantes, que hace cuatro años, en la Copa
Confederaciones de Sudáfrica, se quedaron también con las ganas de jugar ante
la ‘cañarinha’ para demostrar quién era la mejor selección.
En
aquella ocasión, el verdugo de los Xavi, Iniesta, Ramos y compañía fue Estados
Unidos, una selección menor que sorprendió gracias a una gran efectividad de
cara al marco defendido por Iker Casillas.
Este
jueves, en Brasil, pudo ser Italia la selección que dejase fuera de la ansiada
final a España, pero la suerte, aquella que siempre tienen los mejores, se puso
del lado del campeón de Europa y del Mundo y Navas metió el último penalti que
certificaba el triunfo y el pase a la final de Río de Janeiro.
Allí,
en territorio hostil, por ser a muchos kilómetros de casa y porque los
aficionados locales han dejado claro que España no les agrada, ya sea porque
siempre se coge manía a aquel equipo que siempre gana o porque tienen mucho
miedo a los ‘jugones’, se encontrarán con una Brasil diferente a la que se ha
visto en otras grandes citas.
Neymar
es el líder de una selección que ya no mete tanto miedo como antaño, que marca
y se encierra atrás para conservar el resultado, que es agresiva y que tiene
una calidad limitada. Quizás estemos hablando de uno de los equipos más
mediocres que ha tenido Brasil en mucho tiempo, aunque su sólo nombre intimida
por historia y porque la calidad individual de algunos de sus jugadores puede
tumbar a cualquier equipo en un momento puntual.
Ante
España, Luiz Felipe Scolari, pondrá sobre el césped un equipo probablemente
clavado al que se enfrentó a Uruguay con Julio César en la portería, Alves,
Thiago Silva, David Luiz y Marcelo en defensa y Paulinho y Luiz Gustavo como
mediocentros defensivos. De ahí hacía arriba, Hulk, Oscar, Neymar y Fred, lo
mejor de la selección brasileña, exceptuando a Lucas Moura, al que el técnico
inexplicablemente deja en el banquillo partido tras partido. Para España, mejor
que no juegue.
Así,
los de Del Bosque tendrán que tener cuidado especialmente con Oscar y Neymar,
los verdaderos cracks del equipo, y con Fred, que está en estado de gracia.
Porque lo más probable es que el balón sea de los españoles, pero el juego se
antoja trabado, sobre todo en los primeros miutos, con mucho toque en el centro
del campo y bastantes faltas.
Es
el juego que le va a Brasil, sobre el papel inferior a España pero con un
poderoso contraataque.
Del
lado de España, Del Bosque mantendrá la defensa de siempre con Jordi Alba,
Ramos, Piqué y Arbeloa. En el centro del campo, conteniendo los ataques
brasileños, estará Busquets. Más adelante Xavi, Iniesta y probablemente Cesc,
que se espera esté recuperado de sus problemas musculares. Pedro también será
titular casi seguro y la duda está en saber si el salmantino optará por Silva,
que no rindió a un buen nivel ante Italia, o Navas, que revolucionó el partido
en la segunda parte ante los transalpinos y que es por el que el aficionado
español apostaría en estos momentos. Arriba Torres o Soldado, decisión que puede
que ni el mismo seleccionador sepa todavía.
No
es descartable que para tener más dominio del balón España juegue sin delantero
centro, dando protagonismo al centro del campo y a las bandas, sacrificando a
Torres y Soldado, apostando por Cesc como falso nueve y metiendo a Silva,
Pedro, Xavi e Iniesta de inicio.
Sea
como sea, el caso es que España tiene en Maracaná una de las últimas losas que
le quedan por levantar para cerrar el círculo de la mala suerte y las
desgracias que le han perseguido durante toda la historia. Ya ha ganado a
Francia, Italia, Alemania y Holanda. Queda Argentina, quizás en el próximo
Mundial, pero sobre todo Brasil, a la que España no se enfrenta desde hace 27
años en partido oficial, en concreto desde aquel mundial de México del 86 en el
que el árbitro anuló un gol legal de Michel. Mucho antes, en Argentina en 1978,
Cardeñosa marró una ocasión que todavía se recuerda hoy en día y año tras año.
Y
recuerden. La historia dice que aquel equipo que gana la Confederaciones no es
capaz de ganar al año siguiente el Mundial, pero después de haber conseguido
todo lo que ha conseguido España, ¿acaso hay alguien que ahora dude de que
puede acabar tirando por tierra esa estadística?