Cumplió tres años José Mourinho al frente del Real Madrid antes de que el propio entrenador y Florentino Pérez pactaran su salida
Antonio Blanca
Se
acabó. Llegó el punto y final de una relación amada por muchos y odiada por
tantos otros. El periplo del mejor entrenador del mundo al frente del Real
Madrid se extinguió el pasado sábado 1 de junio. Tres años en los que “Mou” se
ha hecho cargo de un equipo que cogió prácticamente al borde del desahucio
deportivo y que lo ha dejado entre los cuatro mejores de Europa, siendo
competitivo al máximo cual legión espartana en la de las Termópilas.
Mucho
se ha escrito y se ha dicho sobre el adiós de José Mourinho, el que presumo
hubiera continuado de no verse perseguido por tierra, mar y aire por esa
cohorte periodística sensacionalista que le ha vilipendiado hasta extremos
insufribles, basados en la mera especulación, sin una muestra de credibilidad
que pudiera sustentar tales soflamas.
Desde
el Grupo PRISA (muy preocupado en el devenir del Madrid en las manos “tiranas”
de Mourinho, y olvidadizo con los ERES, despidos y cierres de oficinas, aparte
de la abismal deuda que tiene) con el AS y El País a la cabeza, al MARCA, o la
televisión CUATRO o un diario de prensa económica serio como El Economista, que
ha hecho de su sección deportiva la de crónica rosa, sin obviar a todo el
movimiento pro-barcelonista, muy distinto de prensa de Catalunya, pues con los
primeros podemos apreciar sus “valores” claramente con el caso Neymar, que ha
pasado de truhán a señor con solo ponerse la zamarra culé y hablar mejor catalán
que castellano, ya no es un macarra idóneo para el Madrid, ahora es monaguillo
de la Virgen de Montserrat, de toda la vida.
Todos
han formado un cóctel explosivo, que tenía que detonar sí o sí, llevándose a
Mourinho por delante, y una vez que la jauría ya hubiera hecho sangre contra el
técnico de Setúbal, ir a por la víctima siguiente, la cual y desde el 2000 ha
sido perseguida pero no cazada, Florentino Pérez, puesto que derribar a uno de
los diez mejores empresarios de Europa no es tarea fácil y puedes quedarte en
el camino como a Napoleón le sucedió en tierras rusas y a tantos otros
conquistadores que marraron en sus objetivos.
En
defensa de Florentino sólo hay que comparar las cuentas de resultados de ACS
con las de dichos medios de comunicación, creo que no hace falta decir nada
más.
El
presidente ha sido de nuevo reelegido para seguir con la nave del equipo
merengue. Tengo en mi interior la impresión de que si por él hubiera sido, y si
“Mou” hubiera querido soportar otro año más de injurias y calumnias, The Special One seguiría sentado en el banquillo blanco.
Aunque
entiendo que Mourinho se haya marchado. Vivir con constantes ataques
personales, pueriles insultos, comparaciones con seres despreciables (nazi,
franquista…), dibujarlo como el mismo diablo, no debe ser plato de buen gusto
ni para el ser con el carácter más fuerte del mundo. Pero a Mourinho lo que más
le ha dolido ha sido su familia, una de las principales causas de su salida. Su
mujer e hijos no estaban cómodos en un clima bélico voraz.
José
sabe que se va con su obra inconclusa, no le han dejado finiquitarla. Puede que
el tiempo le otorgue otra oportunidad. Ya vendrá con la lección aprendida,
conociendo el incendiario percal, el hierro incandescente que le esperará en la
silla del banquillo blanco.
Unos
ataques a la persona de José Mourinho y a todos los seguidores del Real Madrid
que han creído la filosofía de su entrenador, tildándoles de “tardo
franquistas”, “yihadistas”, “ultras”… Luego se extrañan de la caída en sus
ventas…
Un
pobrísimo intelecto periodístico deportivo, que no puede vivir sin el
entrenador del país vecino. Él ya se ha ido al Chelsea y aún así sigue siendo
el principal protagonista de las páginas de periódicos, tertulias deportivas y
radiofónicas. El odio que tanto les ha llegado a impregnar, no les ha dejado
ver más allá de sus narices, les ha nublado el juicio y perdido toda
credibilidad.
Basados
en las cuotas de poder, en el combate de egos del técnico con los pesos pesados
del vestuario, en concreto el capitán Iker Casillas ha sido la bandera que han
enarbolado para devorar a Mourinho. Posiblemente la relación entre ambos no
haya pasado más allá de lo estrictamente laboral. Sin embargo, cierta prensa ha
presentado la situación como una constante humillación al mejor portero del
mundo, a un madridista desde la niñez, una vejación a todo un símbolo. Justo
ahí, en la sensibilidad del aficionado merengue por su capitán, pudieron
hacerse con un sector del madridismo, bombardeándolo con falacias y más
falacias, con medias verdades.
Se
han valido de Casillas como de Vicente del Bosque. ¿Nadie recuerda ya las
críticas a los dos? ¿Cómo se atacó a Casillas por su relación con una
periodista? ¿Acusarle de todos los males del Real Madrid, de España, de ser un
mal portero? Lo que ahora ha pasado es que ha sido la mejor arma que arrojar
contra “Mou”.
Un
entrenador cuya filosofía es el trabajo serio, la disciplina, la constancia, el
sacrificio, el trato de igual a igual, lo mismo a un chaval de la cantera que a
todo un campeón del Mundo. Quién se lo gana en el entrenamiento es quién debe
jugar. No le ha temblado el pulso en sentar cuando así ha creído oportuno a
Ramos, Ronaldo, Pepe, Ozil… y Casillas, también Casillas, o ¿acaso es
intocable? Cuando ha tenido que darle un toque de atención a una estrella lo ha
hecho del mismo modo que a un componente de la plantilla sin tal catalogación. Porque
y hasta que se demuestre lo contrario es el entrenador el que configura las
alineaciones.
¿Qué
hará el entrenador que venga ahora? ¿Se atreverá a echarle un pulso al
vestuario? ¿Sentará a las estrellas si no están para jugar? ¿Cómo se fue
Camacho y por qué del banquillo merengue, nadie lo recuerda? Caprichos de los
futbolistas.
Una
filosofía que ha valido al equipo recuperar su puesto, el que corresponde a un
histórico del fútbol. Ha podido devolver al Madrid sus verdaderos valores, los
de la lucha y dejarse el alma por su club, por la camiseta que los viste, “morir”
en el campo. “Mou” se ha partido la cara por el Real Madrid, literalmente.
Ha
llamado a las cosas por su nombre, diciendo siempre lo que pensaba mirando
directamente a los ojos, no valiéndose de ondas ni de papeles, no ha tirado la
piedra y escondido la mano. Él no ha realizado halagos espurios, sí ha
demostrado el amor al Madrid día a día, con frases tales como: “Bonito, bonito
no es jugar en el Real Madrid, no lo es entrenar en el Real Madrid, es ganar
con el Real Madrid”; “Entrenar al Real Madrid es como llegar a la luna”; “Cualquier
persona que haya estado un solo día en Real Madrid, sabe que habrá valido la
pena porque es el club más grande del mundo”; “Es un orgullo haber entrenado al
Real Madrid”…
Mourinho
que defendió a sus jugadores, prefiriendo la mayoría de las veces focalizar las
iras de las aficiones rivales, llamando la atención de la prensa, dando la cara
siempre en las duras derrotas y teniendo detalles en las dulces victorias,
dejando dar la rueda de prensa a Casillas tras la victoria en semifinales de
Copa del Rey por 1-3 frente al Barcelona, 50 años después de no marcar tres
goles en el mismo partido. Ahora sin “Mou”, las críticas irán a los jugadores
después de que el nuevo técnico agote su credibilidad. Porque ejemplos de affaires con los equipos titulares que Mourinho
ha puesto sobre todo en su última temporada los ha habido, Ramos suplente ante
el City, ¿por qué no jugaba Albiol? Luego se pedía a Albiol de suplente en
detrimento de Pepe para la final de Copa (olvidando la patética actuación en
Dortmund del ‘3’ blanco), el portugués
que lleva años siendo catalogado como “asesino” y “carnicero” por parte de la
prensa, ahora es un magnífico central al que Mourinho castiga porque ha
defendido al “gran capitán”, no contando que Pepe fue defendido por “Mou”
cuando todo el mundo le azotaba y que ahora en una posición ventajista tras
haber perdido su puesto en el once titular ante un chaval de 18 años, cambia de
criterio para congraciarse con el sector defensor de Iker. Vientos y veletas.
Le
achacan a Mourinho un fracaso deportivo absoluto. Puede que en cuanto a títulos
obtenidos en tres temporadas, Copa del Rey ante el mejor Barça de la historia,
Liga de los récords y una Supercopa de España, vendan esto. Sin embargo si se
realiza un análisis más detallado, tal suspenso no es así.
La
memoria es frágil, olvidadiza paradójicamente, pero el tiempo siempre pone a
cada uno en su sitio. Mourinho, cuyo gasto en fichajes para la confección de
sus plantillas ha sido bastante menor que en la primera etapa de Florentino
como presidente (429’5 millones de euros, con Del Bosque 239), o en su segunda,
el primer año con Pellegrini, ni más ni menos que 293 millones, la inversión en
el trienio de la “Resurrección” ha sido de 137 millones de euros. Con dicho
gasto, el menor en los mandatos de Pérez, el técnico portugués ha reconstruido
al Madrid, lo ha hecho de nuevo guerrero, competitivo, ganador.
El
descubrimiento de Varane, los debuts de bastantes canteranos y eso que Mourinho
no miraba la cantera, que Cristiano Ronaldo duplique su productividad, la
destrucción del mejor Barcelona de la historia, son hechos obtenidos en su
periplo.
Parte
del vestuario le ha demostrado su admiración, aún sin ser titulares siempre, el
más claro ejemplo, Arbeloa-Pepe.
Los
pitos de una parte del Bernabéu de ahora, fueron grandísimas ovaciones durante
dos años y medio.
Mourinho
tiene el mejor ranking de victorias en la historia del Madrid (87 ganados, 16
empatados y 11 perdidos). 1 liga y 2 subcampeonatos. 1 Copa, finalista de otra
y cuartos. 1 Supercopa de España. 3 semifinales de Champions. De nueve títulos
“gordos”, 2. En comparación Del Bosque por ejemplo, de 12 títulos gordos, 4 (81
partidos ganados, 43 empatados y 28 perdidos, aparte de que no son comparables
las plantillas. En los 7 años que van del 2003 al 2010, donde se ganaron 2
ligas, 2 supercopas de España y se llegó a una final de Copa, cayendo en Champions en las rondas de cuartos de
final (1 año) y octavos de final (seis años consecutivos), no se supera en
demasía lo realizado por “Mou”, así como los 11 años que van de 1988 a 1999,
donde el palmarés madridista recoge 4 ligas, 2 Copas del Rey y dos finales,
unas semifinales de Copa de Europa y la Séptima
y 5 Supercopas de España. Estos son números, no opiniones, que cada cual juzgue
y compare.
Se
habla también de la obligación cumplida de estar en semifinales de Copa de
Europa sin valorarlo como realmente se merece. Miren esto, el Madrid en un
total de 58 ediciones de la máxima competición continental ha disputado 21, lo
que supone un séptimo, es decir un 14’2 %, siendo tres correspondientes a la
época del portugués. Una competición donde el Madrid ocupaba en el ranking UEFA
el 10º puesto en 2008 y ahora en 2013 está 3º, siendo el 3º también en el
coeficiente UEFA.
Lo
que ocurre es que al final la diferencia en el fútbol, lo que marca la fina
línea del éxito y el batacazo, es que entre la pelota en la portería o no. Eso
ha pasado en las tres semifinales de Champions.
El
paso del tiempo dará fuerza y valor a la estancia de “Mou” en la capital de
España. El mejor entrenador que en mucho tiempo ha ocupado ese banquillo, no en
vano es el mejor del mundo, y ya lo echarán en falta, seguro, porque uno tiene
que irse de algún lugar para que lo echen de menos. En ese preciso momento, se
darán cuenta de su error, y José Mourinho algún día en el futuro, tendrá otra
vez la oportunidad de regresar a su orgullo, ese enorme monstruo llamado Real
Madrid.