José Antonio Moya
La versión europea y de los últimos partidos
del Betis asaltó (0-2) este jueves el Sánchez Pizjuán en el primer
envite del histórico derbi continental que ambos disputan en los octavos
de final de la Europa League, donde los béticos encarrilaron la
eliminatoria contra todo pronóstico gracias a la eficacia de Baptistao y
Salva Sevilla de cara al gol.
El Betis sonríe y cada vez más, y después de la gesta ante su
vecino y rival, sin duda avisa a los últimos clasificados de la Liga
BBVA sobre sus intenciones de seguir en línea ascendente para evitar el
descenso. La fiabilidad de los de Unai Emery en casa y dentro también de
la regularidad recuperada en los últimos partidos quedó en entredicho
con una dolorosa derrota que les complica su futuro en Europa.
Cosas del fútbol, la historia de los últimos partidos entre ambos
en el Pizjuán, con triunfos 4-0 esta campaña y 5-1 en la pasada, estuvo
cerca de repetirse. Las dos goleadas ligueras que precedían a este duelo
comenzaron con tantos tempranos, algo que pudo repetir Bacca pocos
segundos después del pitido inicial, en un mano a mano con Adán. El ex
portero del Real Madrid, protagonista en la primera mitad, escribió un
nuevo guión.
El Sevilla se mereció más en los primeros 45 minutos. Los locales
no gozaron de la posesión, ni de la versión más organizadora y letal de
su capitán Rakitic, pero sí tuvieron ocasiones para irse por delante en
el marcador. El Betis estuvo serio atrás y peligroso también en ataque.
El duelo, con intensidad y ocasiones, no defraudaba. Mientras que Adán
abortaba el peligro, Baptista ponía por delante a los béticos.
Los de Gabi Calderón pillaron descolocados a los sevillistas y
Juanfran, por una banda derecha que percutió en más de una ocasión, puso
el balón en la cabeza de su delantero. Los visitantes se esmeraban en
impedir el flujo local con una gran presión en el centro del campo. Tras
el paso por los vestuarios, Emery movió fichas y puso a Rakitic más en
labores de elaboración. El Betis comenzó a echarse atrás y a acusar el
desgaste.
Sin embargo, también Calderón reaccionó desde el banquillo y el
Betis volvió a encontrar la fórmula para seguir incomodando a un Sevilla
que comenzaba a ponerse nervioso viendo el marcador y el tiempo en su
contra. La búsqueda del gol por parte de los sevillistas dejaba huecos
peligrosos a una contra bética que goza de confianza y eficacia
renovada.
El Sevilla malgastó de nuevo sus balas y el Betis terminó de
confirmar la sorpresa. La defensa de los de Emery, floja ante Salva
Sevilla, permitió que el recién entrado por un contrariado Rubén Castro
controlase de espaldas, se diera la vuelta y batiese a Beto con maestría
en el minuto 76. El Ramón Sánchez Pizjuán se frotaba los ojos. Un ver
para creer que terminó sin más novedad en el marcador a pesar de los
seis minutos de añadido.